La OMS ha alertado de que la obesidad ha alcanzado “proporciones epidémicas” en Europa. Casi el 60% de los adultos y uno de cada tres niños en edad escolar presenta exceso de peso u obesidad. Por lo tanto, la pérdida de peso es un objetivo para una parte importante de la sociedad. Pero para establecer expectativas realistas a la hora del tiempo que se necesita para perder peso, hay que tener en cuenta diversas consideraciones.

Es un asunto complejo

En los últimos años se ha avanzado mucho acerca de cómo se produce la pérdida de peso. Siempre se ha considerado que ocurre cuando se consumen menos calorías de las que se queman cada día. Sin embargo, es un poco más complicado. El gasto calórico se compone de tres componentes principales, la tasa metabólica en reposo, que es la cantidad de calorías que el cuerpo necesita para mantener las funciones corporales normales, como respirar y bombear sangre. El efecto térmico de los alimentos, que hace referencia a las calorías utilizadas para digerir, absorber y metabolizar los alimentos. Y el efecto térmico de la actividad, las calorías que se gastan durante el ejercicio. 

Por otro lado, como se recoge en estudios como este de la Universidad Rey Juan Carlos, parece claro que los cambios en el estilo de vida con un escaso ejercicio físico y accesibilidad constante a alimentos, junto con factores genéticos, parecen haber disparado la incidencia de enfermedades relacionadas con la resistencia a insulina como la diabetes tipo 2 y el síndrome metabólico. Y existen diversos mecanismos moleculares relacionados con el desarrollo de la resistencia a insulina y su relación con la expansibilidad del tejido adiposo y la obesidad.

Cinta métrica / Pixabay
Cinta métrica / Pixabay

Edad y sexo

Otro factor que afecta a la pérdida de peso son el sexo, puesto que las mujeres tienen una mayor proporción de grasa frente a músculo que los hombres y queman entre un 5 y un 10 % menos de calorías que los hombres en reposo. Por eso los hombres tienden a perder peso más rápido que las mujeres.  

La edad es otro punto a tener en cuenta. Uno de los muchos cambios corporales que ocurren con el envejecimiento son las alteraciones en la composición corporal pues aumenta la masa grasa y disminuye la masa muscular. Este cambio, junto con otros factores como la disminución de las necesidades calóricas de los órganos principales, contribuye a una tasa metabólica en reposo más baja.

De hecho, los adultos mayores de 70 años pueden tener una tasa metabólica en reposo entre un 20 y un 25 % más baja que la de los adultos más jóvenes, lo que puede hacer que la pérdida de peso sea cada vez más difícil con el paso del tiempo. También hay que tener en la historia familiar y los genes. Existe un componente genético bien establecido asociado con personas que tienen sobrepeso u obesidad, y puede afectar la pérdida de peso.

En cualquier caso, los expertos recomiendan llevar a cabo una dieta saludable inspirada en el patrón de alimentación mediterráneo, con ejercicio moderado. Perder peso demasiado rápido puede provocar problemas como cálculos biliares, pérdida de masa muscular y fatiga extrema. Por eso, los expertos recomiendan una pérdida de peso moderada de 0,5 a 1,5 kg por semana, o alrededor del 1 % del peso corporal.