La OMS calcula que alrededor de un 30% de la población mundial padece migrañas de manera recurrente. Suelen aparecer en la pubertad y afecta principalmente al grupo entre los 35 y los 45 años de edad. Es dos veces más frecuente entre las mujeres que entre los hombres debido a influencias hormonales y está causada por la activación de un mecanismo encefálico que conduce a la liberación de sustancias inflamatorias y causantes de dolor alrededor de los nervios y vasos sanguíneos de la cabeza.

Normalmente duran de por vida y cuando se producen se caracterizan por provocar dolor de intensidad moderada a severa, de un solo lado de la cabeza o pulsátil y que puede durar desde algunas horas hasta 2 o 3 días. 

La alimentación y la mejora de las migrañas

Uno de los aspectos que más se ha estudiado en los últimos años es cómo la alimentación puede jugar un papel importante a la hora de mejorar los síntomas. Por ejemplo, se sabe según este estudio publicado en The British Medical Journal que una dieta rica en pescado graso ayuda a las personas que sufren de migrañas frecuentes a reducir la cantidad mensual de dolores de cabeza y la intensidad del dolor en comparación con las personas que siguen una dieta rica en grasas y aceites vegetales. 

En concreto, este tipo de alimentación produce entre un 30% y un 40% de reducción en el total de horas de dolor de cabeza por día, las horas de dolor de cabeza intenso por día y el total de días de dolor de cabeza por mes.

También hay estudios que han analizado la influencia de una dieta cetogénica en este trastorno. Al parecer, las cetonas producidas durante una dieta cetogénica restauran la excitabilidad del cerebro y el metabolismo energético para contrarrestar la inflamación cerebral en personas que la sufren. En esta investigación italiana se demuestra que la frecuencia de la migraña se redujo significativamente en las mujeres que siguieron una dieta cetogénica baja en calorías durante 1 mes, en comparación con una dieta baja en calorías estándar.

Hombre con migraña / Unsplash
Hombre con migraña / Unsplash

La dieta cetogénica

Aunque las cantidades pueden variar en función del peso y la actividad física que desarrolle una persona, por regla general una dieta cetogénica debe aportar de un 60% a un 75% de las calorías procedentes de la grasa, de un 15% a un 30% de las proteínas y de un 5% a un 10% de los carbohidratos.

Esta ingesta provoca que el organismo se quede sin glucosa y comience a descomponer principalmente la grasa para obtener energía. Este proceso se llama cetosis y provoca una pronunciada pérdida de peso si se mantiene en el tiempo. 

Eso sí, hay que consultar siempre con un médico, porque en este tipo de alimentación se restringe la ingesta de alimentos importantes provocando que el organismo vea reducida la aportación de vitaminas, minerales y fibra. Por ejemplo, se disminuye el aporte de nutrientes como el calcio, la vitamina D, el selenio, el magnesio, el zinc y el fósforo.