Al igual que nos sentimos agotados después de una intensa actividad física, los largos períodos de intensa actividad mental también pueden agotarnos. Se producen cuando el cerebro recibe demasiada estimulación y no obtiene descanso. Demasiado trabajo, estudio, mucho tiempo lidiando con responsabilidades abrumadoras, una situación demasiado estresante… son las posibles causas de esta fatiga que afecta a la capacidad para pensar, resolver problemas o procesar y regular las emociones.

Es importante distinguir entre el agotamiento mental y el emocional. El mental suele referirse a las habilidades cognitivas, como el pensamiento, la memoria, la toma de decisiones y la resolución de problemas. El emocional tiene que ver con los sentimientos, incluida la capacidad para identificarlos, procesarlos y expresarlos. Ambos pueden provocar desapego, desmotivación y apatía. Los retos del día a día parecen imposibles de superar y el agotamiento se apodera del organismo.

El agotamiento mental a largo plazo también afecta a la vida profesional. Cuando sus síntomas no se controlan, conduce al agotamiento en el lugar de trabajo. Los síntomas del agotamiento en el lugar de trabajo incluyen la falta de confianza en las habilidades, disminución de la satisfacción laboral y falta de motivación.

La pandemia de la covid ha convertido la fatiga mental en un problema global generalizado. La Organización Mundial de la Salud (OMS) describe esta “fatiga pandémica” como desmotivación, alienación, complacencia y desesperanza. Como este sentimiento se ha convertido en la norma para muchas personas, es cada vez más importante conocer cuáles son los signos del agotamiento mental.

Resulta complicado concentrarse

Es una de las principales consecuencias de la fatiga mental, la dificultad para realizar tareas cotidianas e incluso rutinarias.

Sentimientos de depresión

Establecimiento de un estado de ánimo persistentemente triste, bajo o desesperanzado.

Hombre mentalmente agotadoAnsiedad

Es otra de las consecuencias, porque se siente una imposibilidad de llevar a cabo las tareas del día a día y eso provoca sentimientos de angustia.

Sensación de desapego, cinismo o pesimismo

Cuando se está sometido a un gran agotamiento emocional, una de las consecuencias es que las cosas parecen dar igual, como si no preocupara nada en el fondo.

Dificultad para procesar y controlar las emociones

Cuando ocurren acontecimientos parece difícil poder evaluarlos, analizar los sentimientos que producen. Es una sensación de falta de control.

Disminución en la motivación o la productividad

Los sentimientos de tristeza conllevan una ralentización de los movimientos o respuestas. Ordenar pensamientos y completar tareas se convierte en algo complicado.

Síntomas físicos

En estas circunstancias es normal sufrir dolores de cabeza y cuerpo, problemas para dormir, cambios en el apetito y una sensación general de malestar.