Asociamos el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) con síntomas como la falta de atención, la impulsividad e hiperactividad. Pero, aunque no aparece como criterio de diagnóstico, la deficiente regulación emocional es otro de los rasgos de las personas con esta condición. De hecho, según este estudio llevado a cabo en Alemania, el 70% de los adultos con TDAH experimentan dificultades en este sentido.

Qué es la desregulación emocional

Cuando se habla de desregulación emocional, los expertos se refieren a cuando una persona no puede controlar sus respuestas emocionales de forma adecuada. Sus emociones fluyen de forma más rápida y profunda y es más propensa a expresar sentimientos intensos públicamente. Posteriormente, es normal experimentar sensación de culpa o vergüenza.

La desregulación emocional en el TDAH a menudo se nota en los patrones de comportamiento, como por ejemplo la impulsividad. Si bien los signos como la impulsividad tienden a ser obvios, hay otros que son más sutiles, como por ejemplo una menor resiliencia, incapacidad para restablecer el equilibrio emocional, enfoque profundo en el conflicto o una emoción negativa persistente.

Hombre alterado / Pixabay
Hombre alterado / Pixabay

Tratamiento

La mejor forma de trabajar para lograr la regulación emocional es tomar conciencia de las emociones y ponerles nombre, “etiquetándolas”. A veces, una persona que tiene problemas de regulación emocional no se da cuenta de que está ansiosa, pero experimenta determinados síntomas físicos, como dolor de cabeza o estómago. Por eso, con la ayuda de un especialista, el camino adecuado es iniciar un proceso para determinar qué tipo de situaciones son las que le producen inquietud y en las que pierde los nervios, analizar qué tipo de síntomas se presentan y ponerle un nombre a esa emoción.

Etiquetar las emociones las hace más fáciles de entender, lo que prepara para el siguiente paso: crear distancia entre los sentimientos y las respuestas. Esa distancia permite introducir la reflexión, la calma y la resolución de problemas.

Estudios como este publicados en Frontiers in Psichology concluyen que las técnicas de mindfulness ayudan a regular las emociones a través del proceso de observación, seguido de la descripción y luego actuando con conciencia. Algunas se pueden practicar en casa, como la meditación, y otras con profesionales experimentados, como la terapia de conducta cognitiva, la terapia conductual dialectal o la terapia de aceptación y compromiso.

También es importante destacar la importancia del estilo de vida en las emociones. Llevar a cabo una serie de rutinas saludables, como hacer ejercicio diariamente, comer sano y dormir lo suficiente son esenciales.