1 - Haz estiramientos

Es lo más conocido, pero no por ello deja de ser menos importante. Tras un entrenamiento toca estirar. Siempre infravalorados, los estiramientos son necesarios para evitar lesiones. ganar flexibilidad y facilitar la completa recuperación del cuerpo, con un rápido retorno de los músculos a su sitio tras la relajación muscular.

En función del tipo de entrenamiento, debes estirar el grupo muscular trabajado. Si te has tirado una hora haciendo spinning, no termines y te pongas con otra cosa. Debes dedicar al menos cinco minutos a estirar los músculos del tren inferior, la espalda y hasta los brazos. Si has realizado entrenamiento de volumen, tu cuerpo te agradecerá una sesión de estiramientos en los brazos y hombros. Y así sucesivamente.

Tras un entrenamiento toca estirar

2 - Consume alimentos ricos en proteínas

Habrás visto que muchas personas en el gimnasio llevan batidos de proteínas mientras están entrenando. Pues bien, si eres de los que no comes nada después de entrenar o piensas que da igual lo que ingieras, estás equivocado. Después de un ejercicio intenso, tus músculos tiran de las reservas de energía almacenadas como carbohidratos y glucógeno, que alimentan las partes del músculo que te permiten correr, levantar y saltar en el gimnasio tal y como lo hacemos. Por ello, convendría que una vez finalizado el entrenamiento repongas esas fuentes de energía que reactiven el proceso de reparación, crucial si quieres tener músculos tonificados.

Estiramientos
Estiramientos

3 - Tómate una ducha de agua fría

No te tomes este consejo como si fueras un jugador de fútbol profesional que se mete de lleno en una piscina de hielo. No seas tan exagerado, pero sí te vendrá bien tomarte una ducha de agua fría después de entrenar, ya que el frío contrae los vasos sanguíneos, deteniendo una posible inflamación y dolor muscular posteriores. El frío ayuda a activar el metabolismo y a quemar calorías, de esta forma controlarás mejor tu peso. Te ayuda a prevenir la aparición de ácido láctico, que es el que hace que no puedas mover las piernas después de una sesión intensa. Con una ducha fría se promueve la producción de células blancas en la sangre que ayuda a fortalecer el sistema inmunológico. Además, una ducha fría mejora la calidad del sueño, para recuperarse por completo del duro entrenamiento

4 - Di no al sofá

Uno de los errores más comunes consiste en terminar el entrenamiento agotados y tumbarte acto seguido en el sofá a ver Netflix. Lo comprendemos, pero es lo peor que puedes hacer si no quieres terminar con los gemelos subidos pasando un rato terrible. No frenes en seco la actividad de tus músculos si has realizado anteriormente un ejercicio de alta intensidad. Lleva a cabo una actividad ligera durante, al menos, los siguientes 10 minutos, para que todo vuelva a su sitio, ya sea caminar o subir escaleras. Con moverse un poco basta, así que tampoco busques excusas.

5 - Cámbiate de ropa

Parece muy tentador el hecho de llegar a casa tras una jornada de entrenamiento y ponerte a hacer cosas con la misma ropa, ya que nos da pereza cambiarnos. Nuestro último consejo es que superes esa pereza y te cambies de ropa lo antes posible, porque habrá cogido humedad, y eso hará que te enfríes y te resfríes, o incluso que puedas coger hongos por la exposición a bacterias o afecciones. Si no quieres seguir el consejo 3 y ducharte al momento, al menos haznos caso en el consejo 5 y quítate lo que llevas.