La cinta es un buen complemento para el running, pero no un sustituto. Por muy evidente que parezca, no está de más recordar la utilidad de la cinta de correr en los días de frío o lluvia intensa, cuando se te quitan las ganas de todo, así como en aquellas semanas de calor insoportable, obligándote a madrugar mucho para poder ejercitarte sin un golpe de calor.

En esos casos, la cinta del gimnasio es una gran solución, porque para salir a correr en esas condiciones hay que tener mucho valor y mucha fuerza de voluntad. Por tanto, puede ser un gran complemento para el running, pero no es un sustituto por sí mismo para dejar de correr al aire libre y centrarte solo en la cinta. Al final, la zancada en la cinta es diferente, y el esfuerzo, aunque pueda depender del grado de intensidad, suele ser menor por la pequeña ayuda en el desplazamiento. Por no hablar de que es una superficie plana, sin las irregularidades de los parques, el asfalto o cualquier lugar.

¿La inclinación de la cinta es efectiva?

En ese sentido, podemos pensar en que una solución para hacer más real la experiencia en loa cinta pasa por inclinarla. Algunos estudios han llegado a la conclusión de que un 1% de inclinación es adecuado para contrarrestar la diferencia respecto a correr en la calle.

A partir de ahí, es recomendable jugar con la inclinación para aumentar la dificultad y para que la trayectoria recorrida no sea tan lineal, monótona y aburrida. Ir cambiando los grados cada cierto tiempo y de manera gradual puede hacer que nos decantemos más a menudo por usar la cinta. Si vamos a dejar de correr al aire libre, que al menos sea así.

Correr
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Si te gusta correr, hacerlo en la calle sigue siendo la mejor opción

Correr en la calle debería ser tu primera opción si te interesa este mundo

Si te gusta correr, hacerlo en la calle sigue siendo la mejor opción. Vale que la cinta puede ser muy útil, pero más como alternativa puntual o como apoyo en ciertos momentos. Pero, por lo demás, el running sigue estando muy ligado a la calle o a lugares al aire libre. No solo por la sensación de libertad, sino por el tipo de zancada (puede ayudar incluso a mejorar la postura corporal) e incluso por la estimulación a la que se somete al sistema nervioso al estar pendiente de agentes externos, desde un coche hasta un señor paseando a su perro. Además, y conviene tenerlo en cuenta, el gasto calórico se calcula que es un 5% mayor al salir a correr que al hacerlo en la cinta.

Eso sí, correr al aire libre también conlleva una serie de riesgos y desventajas. Al tener menos control sobre el terreno y las condiciones adversas, hay más probabilidades de sufrir alguna lesión de rodilla o tobillo.

Una cosa está clara: elijas la opción que elijas, tu cuerpo lo agradecerá. La solución ideal podría pasar por combinar ambas modalidades, pero si solo puedes decantarte por una, hacer running al aire libre sigue un punto por encima.