El hombre es un animal social y todos somos más o menos conscientes de que el contacto con otras personas es importante. Más aún después de vivir la experiencia del confinamiento en el que formas de contacto como llamadas, videollamadas, mensajes o contactos a través de aplicaciones han sido más utilizados que nunca.

Aun así, subestimamos significativamente cuánto importa en nuestra vida. En una investigación publicada en el Journal of Personality and Social Psychology se realizaron una serie de experimentos con cerca de 6.000 participantes, que pudieron explorar cómo de precisas son las personas al estimar cuánto aprecian en otros un intento de conectarse, así como los factores que influyen en dicho nivel de apreciación. Para ello, se realizaron varios experimentos. 

En el primero, se pidió a la mitad de los participantes que recordaran la última vez que se comunicaron con alguien de su círculo social solamente “porque sí” o “para ponerse al día”, ya fuera por teléfono, mensaje de texto o correo electrónico, después de un período prolongado de no interactuar con esa misma persona. 

Al resto de participantes, se les pidió que recordaran una situación similar en la que alguien contactó con ellos por cualquiera de estas vías. Después, se solicitó a todos que indicaran, en una escala ascendente del 1 al 7 lo siguiente: el primer grupo valoró cuánto pensaban que habían agradecido la comunicación los contactados. Al segundo grupo se le pidió que valorasen el hecho de que se hubieran puesto en contacto con ellos. 

Valoraciones desiguales

Las personas que recordaron que habían iniciado el contacto, pensaron que el gesto fue claramente menos apreciado que aquellos que recordaron haber recibido una comunicación. Es decir, que quienes contactaron no valoraron en su justa medida la importancia que sí tuvo para los que recibieron la llamada, el mensaje o el email. 

En otros experimentos, los participantes enviaron una nota breve y un pequeño regalo a alguien de su círculo social con quien no habían interactuado en mucho tiempo.

Al igual que en el experimento anterior, a los participantes que iniciaron el contacto se les pidió que calificaran en una escala de 7 puntos hasta qué punto pensaban que el destinatario apreciaría, se sentiría agradecido y complacido por el contacto. 

Después de que se enviaron las notas/regalos, los investigadores también pidieron a los destinatarios que valorasen del 1 al 7 el nivel de agradecimiento. Todos los experimentos que se llevaron a cabo mostraron que aquellos que iniciaron la comunicación subestimaron en gran medida lo que la apreciaron los destinatarios

Dos mujeres charlan animadamente / Unsplash
Dos mujeres charlan animadamente / Unsplash

El factor sorpresa

Los investigadores también encontraron una variable interesante que afecta a cuánto apreciaba una persona un contacto. Los expertos descubrieron que las personas que recibieron la comunicación pusieron más atención que quienes iniciaron la comunicación en el factor sorpresa. Y este enfoque en la sorpresa se asoció con una mayor apreciación.

También descubrieron que las personas subestimaban más el aprecio de los demás al ser contactados, a medida que la comunicación era más sorprendente o cuando los lazos sociales entre los dos participantes eran débiles. A mayor sorpresa, más gratitud.

Muchas personas pierden el contacto y retomarlo, tras un período prolongado, puede causar preocupación, al pensar en cómo se puede recibir ese gesto. Pero estos hallazgos sugieren que los receptores aprecian ser contactados más de lo que la gente piensa.

Quizá, los resultados de esta investigación podrían animar a las personas que tienen dudas en contactar con esa persona que hace tiempo de la que no saben nada, sabiendo que es muy posible que sean mejor recibidos de lo que piensan.