Investigadores del Departamento de Neurología de la Universidad de Berna y el Hospital Universitario de Berna han identificado cómo el cerebro clasifica las emociones durante el sueño para consolidar el almacenamiento de emociones positivas y amortiguar la consolidación de las negativas. El trabajo amplía la importancia del sueño en la salud mental y abre nuevos caminos de estrategias terapéuticas.

El sueño de movimientos oculares rápidos o fase REM es un estado de sueño único y misterioso durante el cual la mayoría de los sueños ocurren junto con intensos contenidos emocionales. No está claro cómo y por qué se reactivan estas emociones. La corteza prefrontal integra muchas de estas emociones durante la vigilia, pero parece paradójicamente inactiva durante el sueño REM.

“Nuestro objetivo era comprender el mecanismo subyacente y las funciones de un fenómeno tan sorprendente”, dice el profesor Antoine Adamantidis del Departamento de Investigación Biomédica de la Universidad de Berna y el Departamento de Neurología del Inselspital, Hospital Universitario de Berna.

El procesamiento de las emociones, en particular la distinción entre peligro y seguridad, es fundamental para la supervivencia de los animales. En los humanos, las emociones excesivamente negativas, como reacciones de miedo y estados de ansiedad, conducen a estados patológicos como los Trastornos de Estrés Postraumático.

En Europa, aproximadamente el 15 % de la población sufre ansiedad persistente y enfermedades mentales graves. El grupo de investigación dirigido por Antoine Adamantidis ahora proporciona información sobre cómo el cerebro ayuda a reforzar las emociones positivas y debilita las emociones fuertemente negativas o traumáticas durante el sueño REM. Este estudio ha sido publicado en la revista Science.

Mujer descansando durante la sieta : Pixabay
Mujer descansando durante la sieta / Pixabay

El estudio

Los investigadores primero condicionaron a unos ratones para que reconocieran los estímulos auditivos asociados con la seguridad y otros asociados con el peligro. Luego se registró la actividad de las neuronas en el cerebro de los ratones durante los ciclos de sueño y vigilia. De esta forma, los investigadores pudieron mapear diferentes áreas de una célula y determinar cómo se transforman los recuerdos emocionales durante el sueño REM.

Las neuronas están compuestas por un cuerpo celular que integra información procedente de las dendritas y envía señales a otras neuronas a través de sus axones. Los resultados obtenidos mostraron que los somas celulares se mantienen en silencio mientras se activan sus dendritas. Esto significa un desacoplamiento de los dos compartimentos celulares, en otras palabras, el soma está completamente dormido y las dendritas completamente despiertas”,  explica Adamantidis.

Este desacoplamiento es importante porque la fuerte actividad de las dendritas permite la codificación de emociones tanto de peligro como de seguridad, mientras que las inhibiciones del soma bloquean por completo la salida del circuito durante el sueño REM. En otras palabras, el cerebro favorece la discriminación de seguridad versus el peligro en las dendritas, pero bloquea la reacción exagerada a la emoción, en particular al peligro.

Una ventaja de supervivencia

Según los investigadores, la coexistencia de ambos mecanismos es beneficiosa para la estabilidad y la supervivencia de los organismos: “Este mecanismo bidireccional es esencial para optimizar la discriminación entre señales peligrosas y seguras”, dice Mattia Aime , autora del estudio.

Si en los humanos falta esta discriminación y se generan reacciones de miedo desmesuradas, esto puede derivar en trastornos de ansiedad. Los hallazgos son particularmente relevantes para condiciones patológicas como los trastornos de estrés postraumático, en los que el trauma se consolida en exceso en la corteza prefrontal, día tras día durante el sueño.