La idea principal que debemos tener en mente en todo momento si nos encontramos con que alguien de nuestro entorno que está sufriendo una crisis de ansiedad es la de brindarle nuestro apoyo sin prejuicios. Mostrarle una garantía de refuerzo mientras atraviesa esos momentos difíciles.

Comunicación

Preguntar “¿estás bien?” proporciona una ventana de oportunidad para que quien sufre diga si está o no pasando un mal momento. Además, les indica que eres alguien a quien se puede acercar.

En ocasiones, una persona con ansiedad querrá hablar sobre lo que le molesta. Otras veces preferirán estar solos por un tiempo para poder ordenar lo que está pasando en sus cabezas. Y luego habrá momentos en los que querrán estar solos, pero querrán hablarlo más tarde. Cualquiera que sea el caso, a muchas personas con ansiedad les preocupa que molestarán o serán una carga para sus amigos y familiares si comparten sus problemas de ansiedad. Dejar que la persona que sufre de ansiedad sepa que siempre estás ahí para hablar y que no te molestará al hacerlo es algo muy reconfortante de escuchar.

Vergüenza y prisas

La ansiedad puede llevar a pasar vergüenza por varias razones. Una de esas razones es que los desencadenantes de una persona que sufre ansiedad a menudo son inusuales. Permitir que la persona que sufre ansiedad sepa que sus miedos o preocupaciones son normales, y que usted no piensa que es tonta por tenerlos, ayuda a que sienta más segura al abrirse.

A menudo sienten la carga de superar lo más rápido posible los ataques de ansiedad. Por lo tanto, es importante hacerles saber que no hay un marco de tiempo para ello. Si están teniendo un ataque de pánico, dales el tiempo que necesitan para hacer una pausa y volver a su equilibrio normal. Si están luchando con un episodio de ansiedad a más largo plazo, asegúrales que tienen todo el tiempo del mundo para recuperarse y que estarás ahí para ellos cuando estén listos.

Los problemas a largo plazo se vuelven mucho más fáciles de manejar cuando hay calor en la relación y la ansiedad no es una excepción. Hablar sobre lo que nos molesta es excelente para dejar salir todos los malos sentimientos de ansiedad, y también puede ayudar a descubrir qué causó la propia ansiedad.  

Joven con ansiedad : Pixabay
Joven con ansiedad / Pixabay

Ofrecerse a ayudar

Aunque pueda resultar obvio, las ofertas de ayuda son útiles. A veces, una buena conversación puede ser todo lo que se necesita para resolverlo. Otras veces, la ansiedad puede ser tan abrumadora que levantarse de la cama es difícil. Por eso, preguntar en qué puedes ayudar, como pregunta abierta, ofrece opciones al que lo está pasando mal. Transmite amabilidad y deseo de apoyar, algo  que no se olvida rápidamente.

La mala fama y la carga

La ansiedad ha tenido mucha mala fama a lo largo de los años, y todavía existe la creencia generalizada de que esta, y otras enfermedades mentales, se pueden controlar de manera efectiva con la fuerza de voluntad. Cualquiera con ansiedad puede afirmar con precisión que esta creencia es falsa. Por eso decirle al que lo está pasando mal que sabes que no puede controlarlo o que no se lo está inventando es una forma de validar su padecimiento. Hace ver que nos tomamos en serio su condición y su sufrimiento.

Por último, añadir que los que sufren de ansiedad se preocupan a veces de ser una carga para sus amigos y familiares. Por eso resulta de un gran alivio decirles que les queremos pase lo que pase. Es una manera de hacerles llegar de que su ansiedad no va a impedir que nos ocupemos de ellos.