Dietas saludables son todas aquellas que no pongan en riesgo la salud y que, además, proporcionen todos los nutrientes necesarios para conservarla. Te ponemos al día sobre las más completas.

Dieta no significa que tenga que ser un sistema de alimentación cerrado. Con dieta nos referimos a un tipo de alimentación.  Por tanto, ‘hacer dieta’ no debe confundirse con un proceso restrictivo, amargo y sacrificado. Empieza a borrar ese concepto de tu mente y empieza por pensar que tu forma de comer debe cambiar en función a tus objetivos y, sobre todo, para mejorar tu salud y calidad de vida. Debe mantenerse a largo plazo. Y siempre puedes acompañarla de pequeñas ayudas que te acerquen a tu meta, como las infusiones.

Dieta Keto
Dieta Keto

Dentro de éstos sistemas alimentarios encontramos diferentes variantes, de las cuales te presentamos hoy las tres más beneficiosas. Usadas por muchas personas por adecuarse a sus necesidades, objetivos y sus circunstancias. Tanto personales como laborales. ¡Incluso sociales! Toma nota y reflexiona sobre cuál podría ser la mejor para ti.

Las dietas no deben verse como un sacrificio

Dietas saludables

Dieta Paleo

Utiliza el enfoque del hombre del Paleolítico. Estos se alimentaban, sobre todo, a base de plantas y animales (en diversas formas) para obtener los nutrientes que necesitaban. Además, no disponían de una despensa en la que ‘guardar’ la comida, sino que comían de forma esporádica. En este sentido, carecían de aprovisionamiento constante de alimento, y comían cuando lograban cazar. Algo que implicaba algunas épocas de ayuno intermitente.

La dieta Paleo aboga por la supresión, sobre todo, de alimentos que nacen después de la primera revolución industrial. Es decir, alimentos procesados y componentes no presentes de forma natural en los alimentos. Además, se pretende que el ser humano utilice sus recursos de la mejor manera posible, evitando que nuestra principal fuente de energía sean los carbohidratos. De esta manera, se generaría una mayor eficacia a la hora de usar las grasas como combustible. No olvidemos que, a día de hoy, la base de la alimentación de muchas familias suele ser fuentes de carbohidratos procesados (pan, cereales de desayuno, magdalenas, bollerías), algo que nuestros antepasados desconocían.

  • Lo que se debería consumir: Verduras, frutas, carnes, pescados, huevos, frutos secos, semillas, aceites, especies, hierbas, algunos tubérculos y otras raíces.
  • A evitar: alimentos procesados, harinas refinadas, refrescos, zumos, dulces, granos procesados, algunas legumbres y lácteos.

Dieta Cetogénica

La dieta cetogénica es otra estrategia donde la ingesta de hidratos de carbono se reduce notablemente para fomentar la oxidación de las grasas que da lugar a cuerpos cetónicos. Estos compuestos son usados por el cerebro como fuente de energía ante la falta de glucosa.

La proporción de hidratos de carbono suele ser muy por debajo de las ‘recomendaciones generales’. Sin embargo, sí se aumenta el consumo de grasas saludables (aguacate, frutos secos, aceites, pescado).

Sobre esto, es importante saber que no sólo existe una estrategia para la consecución de la mejora de la composición corporal, sino que hay muchas vías. La experimentación y adaptación a alguna de ellas te dará el éxito y la adherencia a la misma dependerá de tus circunstancias y la posibilidad de adaptarla a tu estilo de vida.