¿Alguna vez te has planteado hacer una dieta rápida? ¿Has oído hablar de sus riesgos? El principal peligro de las dietas rápidas radica en que concentran su efectividad en el exceso de un determinado tipo de nutrientes y la insuficiencia de otros, lo que provoca en el organismo desequilibrios poco recomendables. Se adelgaza rápido; sí. Pero a expensas de perder líquidos, masa muscular y poca grasa, que es lo que realmente interesa. Además, al finalizar la dieta se recupera en poco tiempo el peso perdido e incluso algún kilo más, con lo que los resultados finales no son los que esperamos.

Distintas dietas con déficits de nutrientes

dietas rapidas
dietas rápidas

En función del tipo de dieta rápida que se siga, los riesgos son diferentes, y los podemos resumir en estos:
  

  • Dietas pobres en proteínas: a este grupo pertenecen la dieta del pomelo, la del yogur, la de la pasta, la de la alcachofa, la de la patata, etc. La pérdida de peso se concentra en la masa muscular y proteínas viscerales (las contenidas en los órganos vitales: corazón, riñones, etc.). Causa un descenso de la presión arterial y puede producir arritmias difíciles de tratar.
     
  • Dietas ricas en proteínas y pobres en hidratos de carbono: la dieta Atkins, las dietas disociadas o la dieta Montignac son algunas de ellas. Se basan en comer carne, huevos y otros alimentos hiperproteicos, y se limitan considerablemente o se suprimen los alimentos ricos en hidratos de carbono: cereales y derivados, patatas, legumbres, verduras, hortalizas y fruta. Una dieta de este tipo puede originar la pérdida de masa ósea, daños renales, fatiga y mareos, además de favorecer la deshidratación y el aumento del colesterol y triglicéridos, que son importantes factores de riesgo cardiovascular, o de la acetona, lo que puede llevar a una hipoglucemia.
     
  • Dietas ricas en grasas y colesterol: estas dietas rápidas son de las más peligrosas y, sin embargo, de uso frecuente. Se basan en sustituir los hidratos de carbono por grasas, lo que implica un aumento del colesterol y la glucosa, lo que incrementa el riesgo cardiovascular. Se pierde peso muy rápidamente, pero se recupera inmediatamente cuando finaliza la dieta y se vuelven a tomar hidratos de carbono. 
       
  • Dietas sin grasas: eliminan cualquier tipo de grasa, ya sea de origen animal o vegetal, lo que puede llevar a que puede producirse un déficit orgánico de ácidos grasos esenciales y vitaminas que necesitan de las grasas para su absorción en el organismo (A, D, E).
       
  • Otras dietas: todas aquellas que son altamente restrictivas o  que consisten en consumir un alimento determinado (pomelo, patata, alcachofa, etc.) en grandes cantidades. Son altamente desequilibradas desde una perspectiva nutricional y suelen ocasionar problemas digestivos e incluso algún tipo de trastorno psíquico, al romper el ritmo alimentario normal (ansiedad, depresión, etc.)

Así que las dietas, como siempre decimos, deben basarse en una pauta médica y personalizada, teniendo en cuenta cada persona, y con objetivos a medio y largo plazo.