Es importante preparar nuestro cuerpo para los cambios, algo que también sucede de repente en verano. No tenemos que hacer grandes cambios para cuidar mejor nuestra salud, pero conviene tener en cuenta una serie de consejos para ayudarnos a superar el cambio de temperaturas y humedad a final de verano.

Cuidar el sueño

No debería importar en qué estación del año estemos para dormir alrededor de 7 u 8 horas todos los días. El sueño juega un papel importante en la salud física y sirve de importante protección para los repentinos cambios del tiempo meteorológico.

La mejor manera de dormir mejor es tener una rutina. Debemos tratar de dormir a la misma hora todos los días. Además, debemos evitar las siestas de más de 20 minutos durante la tarde. Otro hábito que ayuda a dormir mejor es cenar al menos dos horas antes de acostarse y no usar ningún dispositivo electrónico una hora antes de dormir.

Mantenerse hidratados

El cuerpo humano está compuesto por aproximadamente un 60% de agua. El calor y el sudor en los meses de verano pueden dejar tu cuerpo deshidratado, lo que puede provocar resultados de salud no deseados, como fiebre y escalofríos. De hecho, la falta de agua también es dañina para tu cuerpo y puede hacer que tengas antojo de comida incluso cuando no tienes hambre.

Mantente bien hidratado bebiendo al menos 8 o 9 vasos de agua al día. Es importante tanto en el caso de que haga calor, como si bajan las temperaturas. El agua también ayuda a nuestro cuerpo a deshacerse de los desechos tóxicos a través de la micción, la transpiración y las deposiciones.

Niña bebiendo zumo de naranja / Unsplash
Niña bebiendo zumo de naranja / Unsplash

La importancia de frutas y verduras

Las frutas no solo nos brindan nutrientes y minerales esenciales, sino que también hidratan nuestros cuerpos y lo refrescan internamente, lo que nos ayuda. Las verduras son excelentes fuentes de vitamina C. Las bayas también son una excelente fuente de vitamina, así como una buena fuente de antioxidantes. Contar con los nutrientes necesarios permite afrontar los cambios de tiempo con mayores garantías de no sufrir contratiempos de salud.

La higiene

Cuando se pasa de temperaturas más frías o otras más cálidas, es importante mantener una buena higiene. De hecho, cuando se dan grandes calores abundan más las enfermedades. Los gérmenes prosperan y se propagan debido al calor y la humedad que provocan enfermedades como la gripe estacional, la gastroenteritis, la ictericia, la fiebre tifoidea, las erupciones cutáneas y la intoxicación alimentaria. La higiene se vuelve extremadamente importante.

Lo bueno es que es muy fácil mantener una buena higiene. Cosas simples como ducharse dos veces al día, lavarse las manos antes de comer, usar un humectante para la piel para evitar erupciones, evitar comer fuera o al menos comer en un lugar que se mantenga limpio contribuye en gran medida a mantener la higiene básica.