Como recuerda la OMS, la salud mental es un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad. Es parte fundamental de la salud y el bienestar que sustenta las capacidades individuales y colectivas para tomar decisiones, establecer relaciones y dar forma al mundo en el que vivimos.

Las afecciones de salud mental comprenden trastornos mentales y discapacidades psicosociales, así como otros estados mentales asociados a un alto grado de angustia, discapacidad funcional o riesgo de conducta autolesiva. Las personas que las padecen son más propensas a experimentar niveles más bajos de bienestar mental.

Cuando se produce una situación que afecta a la salud mental de una persona, se debe consultar con un especialista. Generalmente, además de una terapia farmacológica, si hace falta, se requiere también la intervención de un terapeuta. Pero encontrar a un buen profesional de la salud mental puede ser complicado: cada terapeuta tiene su propio estilo, especialidad y muchas veces no sabemos valorar cuál es la mejor opción. Estos son algunos consejos para encontrarlo.

Comenzar una búsqueda

El primer paso es acudir al centro de salud correspondiente que derive a un profesional que diagnostique la afección. Una vez se prescriba terapia, se puede consultar al mismo especialista en función de cada caso o solicitar recomendaciones de amigos o familiares. A día de hoy, existen infinidad de páginas web en las que se pueden examinar las credenciales de los profesionales y una valoración de sus servicios.

Búsqueda en Internet / Unsplash
Búsqueda en Internet / Unsplash

Asegurarse de que es un profesional

La terapia psicológica debe ser impartida por un profesional, un psicólogo en este caso. Aunque en ocasiones la labor de otro tipo de expertos como los coach puede resultar útil, cuando existe un diagnóstico médico es mejor asegurarse de que sea una persona que tenga los estudios correspondientes y experiencia profesional.

Filtrar información

En Internet se puede encontrar todo tipo de información, pero en ocasiones abruma. Por eso hay que filtrar en función de determinadas cuestiones, como si es público o privado, si entra dentro del seguro al que se pertenece, la especialidad a la que se dedica (depresión, ansiedad, problemas de pareja, trastornos alimenticios, jóvenes, niños…).

Hacer una visita previa

Con el terapeuta se debe tener una cierta conexión, por eso hay que plantearse tener una primera cita en la que se exponga el problema y comprobar si en el cara a cara una persona se siente cómoda y segura y el profesional le ofrece confianza.

Tener en cuenta el tipo de terapia que ofrece

Hay que valorar que es lo que necesita cada persona, cómo puede adaptar los horarios, si se pueden hacer sesiones online y un sinfín de características que nos lleven a que acudir al terapeuta no suponga un gran esfuerzo en la vida, porque entonces la tasa de abandono se dispara.