Ansiedad por la comida. ¿Te ha pasado alguna vez? Por desgracia, este problema es más común de lo que parece. No dejes que te controle.

Cuantas veces hemos oído decir a personas que comen por ansiedad. Que comen sin hambre, por gula. Y es que es un problema mucho más habitual de lo que parece, propio de una sociedad estresada y víctima de los productos procesados y peligrosamente poco saciantes.

Pero, a su vez, esta ansiedad por la comida puede conducirnos a enfermedades como la obesidad, la diabetes, el colesterol o la hipertensión. En este sentido, los especialistas advierten que es imprescindible encontrar la causa de este estado, ver cuáles son los efectos fisiológicos de la misma y tratar de combatirlos.

Ansiedad por comer
Ansiedad por comer

Ansiedad: cuestión de hormonas

La ansiedad se suele relacionar con problemas o trastornos psicológicos. Y su origen fisiológico está relacionado, entre otras causas, con la serotonina (la hormona de la felicidad). Que a su vez controla el sueño, el apetito, y algunas emociones.

Un problema que puede acarrear otros más graves

También el GABA, un neurotransmisor con efectos relajantes que, si no está presente en los niveles adecuados, aumenta la ansiedad produciendo insomnio. Y no podía faltar el cortisol, la hormona del estrés, que se eleva en situaciones de tensión. Así como la dopamina, relacionada también con el sueño y el humor.

Estas hormonas, si se encuentran en cantidades adecuadas, permiten una salud adecuada. En cambio, si hay un desequilibrio, nuestros niveles de ansiedad se elevarán y buscaremos algo que lo restablezca, aunque sea momentáneamente, como la comida. Algo que nos proporcione placer y nos calme esa ansiedad.

Esta ingesta de alimentos causada por el ‘hambre emocional’ hace que comamos en exceso. Y fácilmente por encima de las calorías que necesitaríamos ese día. Lo cual termina en algunos kilos de más. Por eso, el primer paso es conocer y detectar los motivos para intentar subsanarlos.

Ansiedad: consejos para reducirla

  1. Respira lenta y profundamente: aprende a relajarte mediante la respiración.
  2. Organiza y planifica tu día a día.
  3. Mejora tu autoestima.
  4. No hagas dietas muy restrictivas.
  5. No tomes alimentos estimulantes como el café o el chocolate. Estos alimentos solo te curarán la ansiedad momentáneamente.
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Sobre este último, hay novedosos estudios que lo relacionan con la insulina, sobre todo el chocolate. Indican que solo el mero hecho de pensar en estos alimentos, produce insulina y esta nos baja la glucosa en sangre. ¿El resultado? Un hambre repentino de chocolate o cualquier alimento azucarado.

Otra manera de controlar nuestros niveles de glucosa y que no varíen es comiendo 6 veces al día. Esto nos ayudará a dosificar nuestros nutrientes y no dejar que el cuerpo entre en la fase de tener apetito puesto que estará saciado. También consumiendo ‘comida real’, rica en fibra y pobre en azúcares. Así como grasas saludables y alimentos ricos en proteínas, que también aumentan la sensación de saciedad.

Y, sobre todo, realiza ejercicio físico. Esto es importante no solo para cuidar la línea y la salud. También segregaremos endorfinas que reducen los niveles de estrés. Es decir, la ansiedad. Pero si crees que necesitas el asesoramiento de un experto en nutrición para ayudarte a ordenar tu alimentación… ¡Este es el mejor momento de hacerlo!