En los próximos minutos, si nos acompañas en la lectura de este texto, vamos a contarte cuáles son sus claves y cuáles sus ventajas, y por supuesto qué no debe faltar en tu nevera y despensa para lograr tu propósito de depurarte, cuidarte y adelgazar. ¿Preparado/a? ¡Vamos allá!
 

Agua: ayuda a tus riñones

 
Cualquier dieta depurativa que se precie debe apostar por un alto consumo de agua. ¿Por qué? Porque sin ella no eliminas bien y la capacidad depuradora de tus riñones podría verse comprometida. Y si eso sucediera… ¿sabes qué pasaría? Pues dos cosas que no te van a gustar nada: retendrías líquidos y acumularías toxinas. ¿Quieres evitarlo? Bebe entonces un mínimo de ocho vasos de agua al día. Y si eres de los que se empachan con el agua, opta por zumos caseros (tómalos recién hechos para que no pierdan sus propiedades), infusiones o caldos de verduras.
 

Fibra: échale una mano al tránsito intestinal

 
Estos últimos además son fundamentales en cualquier dieta depurativa. ¿Sabes por qué? Porque una dieta depurativa es aquella en la que también hay un alto contenido de alimentos ricos en fibra. ¿Para qué? Para que tu tránsito intestinal funcione bien y mantengas a raya al estreñimiento, enemigo de la depuración en tu cuerpo.
 

Frutas y verduras

 
Luchar contra este último pasa por tomar unos 30 gramos de fibra al día. ¿Cómo? Consumiendo unas cinco raciones de frutas y verduras cada 24 horas y tomando cereales integrales. Las frutas que puedes consumir para aligerar tu tránsito intestinal son la piña, la uva, la naranja, la manzana o el pomelo, entre otras, y las verduras que no han de faltar en tu dieta depurativa son las de hoja verde, las alcachofas, los puerros, los espárragos trigueros, las cebollas o el apio. Todas ellas te ayudarán a hidratarte y a limpiar tu organismo.

dieta depurativa
 

La ingesta de un único alimento durante muchas horas (o días) puede poner en peligro tu salud

 

Falsos mitos sobre la dieta depurativa

 
Aléjate y desconfía de esas supuestas dietas depurativas que apuestan por una sola fruta u hortaliza para lograr tu reto. La ingesta de un único alimento durante muchas horas (o días) puede poner en peligro tu salud. ¡Cuidado!
 

Adiós al azúcar

 
Ojo también con la ingesta de azúcar. Si quieres que tu dieta depurativa sea un éxito, olvídate del azúcar en sobre o en terrones y de los productos que lo llevan añadido. De lo contrario estarás frenando la pérdida de peso, aportando toxinas a tu cuerpo y dificultando el trabajo de tu hígado y tus riñones. Parece difícil pero no lo es. Evita para empezar la bollería y la panadería industrial y echarte esa cucharada o cucharadas de azúcar que echas al té o al café.
 

Fuera las grasas trans y las saturadas

 
Si lo haces estarás restringiendo además tu consumo de las grasas trans y saturadas. Grasas que también están presentes en las carnes rojas, los embutidos, la mantequilla, los aceites vegetales como el de palma o los lácteos enteros. Evita su ingesta y también la de los alimentos procesados. Eso sí, acuérdate de que una buena dieta depurativa es aquella que sí contiene ácidos grasos esenciales omega 3, presentes en el pescado, en frutos secos y en el aceite de oliva virgen.
 

Proteínas ligeras

 
Opta también por las carnes blancas (pavo, conejo o pollo), por los huevos y las legumbres para garantizarte el nivel de proteínas que necesitas. No olvides que éste es pequeño por lo que en tu dieta depurativa bastará con que alguno de esos alimentos esté presente en el desayuno, la comida o la cena.
 

Guerra a los fritos

 
Recuerda que no freír los alimentos es fundamental para digerirlos mejor y eliminar toxinas. Apuesta, sin embargo, por cocinar tus alimentos al vapor, hervirlos o hacerlos a la plancha para que así sean más saludables -con esas preparaciones no les añades calorías- y conserven mejor sus nutrientes.
 

Reduce el consumo de sal

 
Dos cosas más y terminamos. Si quieres seguir una dieta depurativa es importante que reduzcas el consumo de sal, tanto la que echas en las comidas como la que se encuentran en algunos alimentos que te aconsejamos trates de no ingerir. El objetivo, como ocurría unas líneas más arriba con el agua, es ayudar a tus riñones a depurar bien para que además no retengas líquidos. ¿Quieres un truco? Tira de hierbas aromáticas para dar sabor a tus platos, de especias, de ajo o de zumo de limón, pero acorrala a la sal todo lo que puedas.
 

Infusiones y limón: dos buenos aliados

 
Y ya que estamos hablando de tus riñones, permítenos aconsejarte incluir en tu dieta depurativa infusiones como la manzanilla o la cola de caballo para que puedan ejercer bien su función depurativa y excretora. ¿Cuándo? En el desayuno o después de comer y/o cenar. Prueba a echar unas gotitas de zumo de limón para facilitar la eliminación de líquidos.