La practica deportiva es siempre buena para la salud pero cuando se habla de la espalda y concretamente de la columna vertebral la natación es el deporte señalado por los especialistas para la corrección de problemas y lesiones de esta parte del cuerpo, especialmente cuando quienes las sufren son personas sedentarias que no realizan habitualmente ejercicio físico.

De hecho, sedentarismo y dolor de espalda es un binomio recurrente, pues los músculos están muy debilitados no cumplen debidamente con su función de sujeción de la columna vertebral y, por tanto, existe un mayor riesgo de que aparezcan episodios de lumbalgia u otros síndromes dolorosos en diferentes zonas de la espalda.

Dolor Espalda
Dolor Espalda

Los beneficios de la natación

En bastantes ocasiones hemos dicho que la natación es uno de los deportes más completos, ya que todo el cuerpo interviene a la hora de desplazarse por el agua. Y cuando se tienen problemas en la columna vertebral, es una de las rutinas más aconsejadas por los especialistas médicos. Sobre todo por realizarse en un medio acuático que reduce el impacto de los movimientos.

En la natación todo el cuerpo interviene a la hora de desplazarse por el agua

Eso sí, siempre debes practicar natación guiado por un profesional, que te recomendará las técnicas que mejor se adapten a las capacidades o patologías que puedas tener. En este caso, para favorecer la flexibilidad de la columna, los estilos más adecuados son de espalda y a crol.

Practica en casa

Pero no solo en el agua puedes realizar ejercicios beneficiosos para la columna vertebral. En casa y con una simple esterilla puedes seguir rutinas para conseguirlo. Apunta los siguientes ejercicios:

  • Túmbate boca abajo en una esterilla, apoya la frente contra el suelo y estira los brazos en forma de cruz con las palmas hacia abajo. Estira las piernas y haz que las puntas de los pies toquen el suelo. Inspira y levanta suavemente los brazos y la cabeza, separando un poco el pecho del suelo. Mantén la postura unos segundos y baja lentamente para volver a la posición inicial. Haz 10 repeticiones con un par de segundos de descanso entre ellas.
  • Siéntate con las piernas estiradas, la espalda recta y los brazos en cruz. Lleva las manos a los dedos de los pies y vuelve a la posición inicial. Repite este ejercicio 10 veces seguidas, según tu nivel de esfuerzo.