El Ayuntamiento de Barcelona se ha puesto las pilas y ya ha revocado las licencias de las terrazas de los nueve bares afectados por la ordenación singular de terrazas de la Sagrada Familia. En pleno verano y sin dar ningún tipo de opción a los restauradores de los alrededores del templo, ayer al mediodía se plantaron dos funcionarios del Consistorio acompañados de dos agentes de la Guardia Urbana para entregarles la resolución que rechazaba el recurso presentado el pasado 23 de mayo para todos estos restaurantes. Otros locales recibieron la visita de Agentes Cívicos, que también hacían la función de testigos, y que son bautizados por muchos como "los chivatos de Colau". Y no les dieron ningún tipo de margen.

Como ya adelantó la semana pasada El Nacional, la amenaza era inminente y, después de que los propietarios de los locales rechazaran el miércoles pasado firmar la resolución que hacía efectiva la extinción de la licencia —pagadas para todo el año en febrero—, el Ayuntamiento podía enviarles en cualquier momento el documento a su establecimiento. Lo que no pensaban, sin embargo, es que vendrían acompañados de dos agentes municipales que tenían como objetivo hacer de testigos y certificar que se había recibido la resolución, aunque ningún propietario la firmara.

"Lo han hecho muy bien", se lamenta uno de los afectados, al mismo tiempo que explica —aunque los trabajadores de los nueve locales se negaron a firmar el documento porque no son ellos los responsables— que "la realidad de ahora es que si hoy abrimos las terrazas, el Ayuntamiento nos puede multar porque ya no tenemos licencia". De hecho, la extinción de la licencia de las terrazas se hizo efectiva en el momento en que los funcionarios hicieron la entrega de la resolución, es decir, desde este jueves al mediodía.

"No entendemos porque Ada Colau está haciendo todo eso, no tiene sentido y, además, no tienen argumentos para hacerlo", relata otro restaurador, mientras añade que "los manteros son los que más perjudican a la Sagrada Familia y ahora ni hacen el gesto de levantarse cuando viene la policía".

¿Qué pasa ahora?

Hoy estos restaurantes seguirán abriendo sus terrazas. Unos con más miedo, otros con menos; pero todos tienen claro que prefieren esperar y pagar la multa en caso de que les llegue, que no dejar las calles (y clientes) de la Sagrada Familia sin terrazas.

"Ahora —según han explicado los restauradores a este diario— ya es decisión del Ayuntamiento si actúa contra la retirada de licencias o te tolera mientras se resuelve el recurso", que puede tardar entre un mes y un mes y medio. Este recurso ya será un contencioso-administrativo, es decir, ya irá por la vía de los juzgados contra la normativa singular, pero puede pasar mucho tiempo hasta que el juez dicte sentencia. Si ayer recibieron la resolución, hoy ya pueden presentar el recurso de alzada y tienen hasta un mes para hacerlo.

Eso no quiere decir, sin embargo, que ahora tengan ningún tipo de margen para poder poner las terrazas porque, como ya se ha dicho, desde ayer no tienen licencia. Ahora centrarán todas sus fuerzas en probar qué pasa con la vía administrativa. Aunque en la resolución se puede leer que "en el caso de desestimación presunta del recurso de alzada, el plazo será de seis meses desde el día siguiente del día en el que el referido recurso se entienda desestimado", y eso, aseguran, les animó en un primer momento, al haber desestimado las alegaciones; la licencia ya queda revocada desde el momento en que recibieron el documento.

"Está claro que nos volverán a decir que no", se lamenta uno de ellos, mientras otro pone de manifiesto que "el próximo año será más complicadas la normativa" y el primero le replica: "Déjate estar del próximo año, a ver qué pasa mañana".

¿Qué dice la ley?

Según el abogado que lleva el caso, Joan Carles Valverde, les ha sorprendido "el mecanismo que han utilizado en el sentido jurídico" porque "no es la forma habitual contemplada en la ley".

El artículo 42 de la Ley 39/2015, de 1 de octubre, del procedimiento administrativo común de las administraciones públicas sobre la "práctica de las notificaciones en papel" pone sobre la mesa que si la notificación se practica en el domicilio del interesado, él no está y nadie se hace cargo, "se hará constar esta circunstancia en el expediente, junto con el día y la hora en que se intentó la notificación, intento que se repetir por una sola vez y en una hora distinta dentro de los tres días siguientes [...]. Si el segundo intento también es infructuoso, se procederá tal como prevé el artículo 44".

El artículo 44 prevé que en caso de que no se haya podido llevar a cabo la notificación —en este caso, si se hubieran hecho los dos intentos de entrega y no se hubiera firmado— deberá publicar el anuncio en el Boletín Oficial del Estado y también decreta que "las administraciones públicas podrán establecer otras formas de notificación complementarias a través del resto de medios de difusión.

De hecho, en caso de que el Consistorio tire por el derecho y decida utilizar la vía de ejecución forzosa y enviar camiones para llevarse todos los elementos que conforman la terraza, debería enviar una nueva notificación, según Valverde.

¿Ordenación equivocada?

La ordenación singular de terrazas de la Sagrada Familia cuelga directamente de la ordenanza de terrazas aprobada por el pleno municipal en el gobierno de Xavier Trias, el 20 de diciembre de 2013. El problema, sin embargo, es que el texto original ha sido modificado y aprobado desde abril de 2016, ya cuando BComú llevaba casi un año de gobierno.

Bajo el argumento que "la aplicación de la ordenanza ha planteado numerosas dificultades, particularmente con respecto al proceso de adaptación de las terrazas a las condiciones de las distancias mínimas exigibles y su ubicación, lo cual ha llevado al gobierno de la ciudad a aprobar el inicio de un proceso de revisión y modificación de la ordenanza actual", el Consistorio tomó la directa y modificó el texto promovido por el gobierno de Trias.

Los restauradores tienen muy presente esta modificación y, precisamente por eso, muchos de ellos se quejan de que "los del Ayuntamiento culpan a Trias por eso, cuando fueron ellos quienes modificaron el texto". De hecho, primero se modificó el texto en abril y en julio se aprobó la resolución que establecía una ordenación singular para las terrazas del entorno del templo.

Salvar el McDonald's

La "curiosa" normativa singular no afecta de la misma forma a la terraza del McDonald's y tampoco a la del Costa Coffee ni de la Farggi, tres establecimientos que forman parte de cadenas mundiales y que, además, tienen las terrazas situadas justo delante del templo; la acera tiene el mismo ancho que el resto y no dan trabajo extra a los trabajadores, que no salen a las terrazas a servir. Estos tres locales, que tienen las terrazas seguidas, sólo perderán una de las dos filas de mesas de estas. Pero ellos aún no han recibido la resolución que les corresponde, según ha podido saber El Nacional.

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La terraza del McDonald's de la Sagrada Familia. / MEM

El tamaño de las aceras, sin embargo, es el mismo, y tanto las terrazas de la calle Provença del lado de montaña, como las de los chaflanes de la calle Mallorca, disfrutan de los, como mínimo, 4,5 metros reglamentarios. De hecho, las esquinas de los alrededores de la basílica ya se ampliaron en 2012, cuando se eliminó un carril de circulación de vehículos para hacerlas crecer de los 5 metros que hacían, a los 7,5 metros como mínimo. Aquel mismo año, el gobierno de Trias prohibió el acceso de los autocares a la isla del templo y desvió sus rutas dos calles más abajo para evitar colapsos de personas delante de la basílica.

Precisamente será delante del templo, en el tramo de la calle Provença entre Marina y Cerdeña, donde el Ayuntamiento ha decidido no sacar las terrazas, sólo reducirlas a una fila. Y el espacio, como se puede ver, por ejemplo con la terraza de la Farggi queda bastante más reducido que el del resto de terrazas.

Terrassa de la Farggi delante de la Sagrada Familia. / MEM

Incluso, el Costa Coffee no tiene su terraza montada delante de su local, sino del Lactuca.

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La terraza del Costa Coffee, en el fondo. / MEM

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Terraza del Costa Coffee delante del Lactuca. / MEM

Mientras tanto, el Ayuntamiento ha reprochado a los nueve pequeños autónomos que se quejen ahora por quedarse sin terrazas porque, según han explicado algunos de estos propietarios en este diario, "tendrían que estar agradecidos que todo este tiempo les hemos dejado hacer negocio con el espacio público". Hay que recordar que estos bares no disfrutan del espacio de manera gratuita, sino que cada año pagan religiosamente la licencia. Una licencia que, a pesar de las intenciones del Consistorio, este año también concedieron.

Aparte de eso, la familia de las hermanas Giralt se ha lamentado a El Nacional de que, mientras que otros bares han tenido la opción de instalar plataformas desmontables y mantener así en gran parte la terraza, a ellos no les han dado ninguna opción. "Que me cobren el doble de la licencia, si quieren, pero que no me saquen la terraza", ponen de manifiesto, a la vez que cargan contra el Consistorio por quererles dejar sin parte de un negocio familiar con 37 años de historia. Y es que, recuerdan, allí no sólo va el turismo a tomar algo, sino también los trabajadores del templo y de los alrededores que les gusta hacer la pausa con un café y un cigarrillo.

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Terrazas desmontables de la calle Sardenya. / MEM

El miedo de los trabajadores

Esta decisión, que se aprobó en una comisión de gobierno —y, por lo tanto, no hizo falta recibir ningún tipo de apoyo del resto de grupos municipales—, ha dejado a los trabajadores de estos establecimientos con el miedo en el cuerpo. "Ya sabíamos que pasaría, pero no esperábamos que fuera tan pronto", han confesado, y han añadido: "Tenemos miedo porque no sabemos quién irá a la calle y se quedará sin trabajo".

Y es que algunos locales de restauración ya aseguraron a este diario que es probable que tengan que despedir entorno de un 50% y un 70% de la plantilla, siempre dependiendo del local y de la cantidad de mesas que tengan. De hecho, el presidente del Gremio de Restauradores, Roger Pallarols, ya puso de relieve que todo ello "pone en peligro la viabilidad profesional" y "amenaza la viabilidad de aquel negocio" porque, aparte de que "las aceras tienen espacio para todo", el conflicto, aseguraba, "no es tan grande como parece".