La reurbanización de la Rambla de Barcelona comenzará el 19 de enero de 2026 una nueva fase de obras ocupando ya de manera decidida el paseo central, un ámbito donde ya han comenzado las intervenciones, pero que ahora irán a más, ocupando buena parte del espacio disponible y tocando el nervio más sensible de la Rambla, las terrazas de los establecimientos de restauración. A medida que avancen las obras, los veladores tendrán que ser retirados para permitir la reforma, y eso hace que el Ayuntamiento ya se plantee cómo será la configuración definitiva, con una negociación con los restauradores que todavía no ha llegado a buen puerto.
En este contexto, el gobierno municipal parte de la premisa de que la futura Rambla debe tener menos mesas, pero no necesariamente menos terrazas, y sobre todo, debe tener más espacio para los peatones. Una fórmula para conseguir esta ampliación del espacio para los peatones será la de arrimar las terrazas hacia las aceras del paseo central, es decir, si ahora los veladores comienzan después de los alcorques, en el futuro se podrán ubicar entre alcorques, de manera que el retranqueo de las terrazas libere espacio para los peatones. Según los planes más optimistas, esto permitiría que en los puntos donde hay cuellos de botella de menos de 4 metros para peatones, se superen los 9 de espacio para caminar. De hecho, el Ayuntamiento estima que con todas las intervenciones en la Rambla los peatones ganarán un 33% de espacio sobre la situación previa.
Ahora bien, aunque la teniente de alcaldía Raquel Gil ha presentado estos planes con la intención de que haya una “reducción de mesas”, para el director general del Gremio de Restauración, Roger Pallarols, esta intención es solo un “principio de acuerdo” que debe hacer posible el equilibrio entre una nueva Rambla más amable para los peatones y “asegurar el futuro de los restauradores de la Rambla”. De hecho, ambos, Gil y Pallarols, que han participado en una rueda de prensa conjunta con el presidente de Amics de la Rambla, Àlex Balletbó, han coincidido en que no hay un número determinado de las “mesas y sillas” que habrá en la Rambla una vez acabadas las obras, pero Pallarols se ha mostrado confiado en llegar a un acuerdo en las próximas semanas.
El año 2026 comenzará con obras en el paseo central
En todo caso, lo que sí queda claro por todas partes es que el 19 de enero comenzará esta nueva fase de obras, que se alargará durante un año con el objetivo de tener toda la reforma terminada los primeros meses de 2027. Según el calendario previsto, durante el mes de enero comenzarán los trabajos de infraestructuras, pavimentación, alumbrado y mobiliario urbano en diferentes etapas desde Liceu hasta el Pla de l'Ós y hasta la calle Nou de la Rambla, aunque desde el mes de noviembre, la reforma ya ha entrado en el tramo central entre la plaza de Catalunya y la calle de Santa Anna y Bonsuccés, y ha comportado la retirada de las terrazas de tres locales de restauración en esta zona y la próxima reubicación provisional de tres quioscos de venta de prensa.
Con la ampliación de la zona de ejecución de obras y la llegada al grueso del tramo central, a partir de enero de 2026, el Ayuntamiento abordará la reconfiguración de la ocupación del espacio público, con nuevos criterios de ordenación territorial, orientados a ganar espacio para el paseo y mejorar la oferta comercial y de restauración principalmente. Es en este contexto que se llevará a cabo la próxima reubicación provisional de los quioscos de prensa y de las paradas de floristas por las obras. En cuanto a las terrazas, la voluntad es la de armonizar los veladores y conseguir equilibrar un aumento del espacio para los peatones con la viabilidad de los negocios.
En la actualidad, la Rambla cuenta con 62 locales de bar o restaurante, que representan el 30% de los locales comerciales activos de la vía; la mitad de estos cuentan actualmente con licencia de terraza, y hasta ahora podían ocupar con diferentes autorizaciones de licencia de terraza espacios a ambos lados del tramo central y en las aceras laterales. Con la nueva ordenación, la oferta deberá ubicarse exclusivamente en el tramo central. Como criterio general, las terrazas se ubicarán de manera que se garantice un amplio espacio libre para el paso, que con la reforma conlleva pasar de los 2,40 metros actuales en los tramos más congestionados a disponer entre 8,50 y 9,60 metros de anchura, dependiente del tramo. Esto supone que el espacio para los peatones será aproximadamente tres veces mayor, una mejora que responde a la voluntad de priorizar la comodidad, la seguridad y la accesibilidad para la ciudadanía.
