No ha pasado ni una semana desde que el jueves pasado y de manera conjunta, los dos socios de gobierno en el Ayuntamiento de Barcelona, Barcelona en Comú y el PSC, presentaron el proyecto de nuevo plan de usos del Eixample, que principalmente, marcaba una limitación de la restauración en el distrito a dos niveles, de un lado, las calles pacificadas o en vías de pacificación, y del otro, el resto de calles. Este martes, sin embargo, poco antes de debatir el plan de usos en la Comisión de Ecología, Urbanismo, Infraestructuras y Movilidad, el PSC se ha plantado y ha anunciado que votaría en contra del plan de usos, pese a haber participado de manera activa en su presentación el jueves pasado.

A menos de cinco meses de las elecciones municipales, las divergencias entre los dos socios de gobierno afloran con más evidencia, y, de hecho, ya aparecieron en la presentación del plan de usos, cuando las explicaciones que en su momento dieron las tenientes de alcaldía Janet Sanz (BComú) y Laia Bonet (PSC) contenían varios puntos de controversia, como el número máximo de establecimientos de restauración, degustación, autoservicio, discotecas y tiendas de conveniencia que se podrían llegar a crear con el nuevo plan de usos, donde Sanz apuntó que serían un millar, y Bonet habló de más de dos mil.

¿Once calles o una cuarentena?

Hay que recordar, asimismo, que el PSC ya se desmarcó del plan de usos en su proyecto inicial presentado en marzo del 2022, pero el jueves pasado parecía que se habían limado los puntos de desavenencia, pero a la hora de la verdad, no ha estado así, y el PSC se desmarca de BComú en esta cuestión. Según ha explicado Laia Bonet minutos antes del inicio de la comisión, el acuerdo que había desencallado el plan de usos hacía referencia a restricciones más estrictas "en once calles", entre los cuales los Ejes Verdes en construcción en estos momentos. "Pudimos llegar a un acuerdo con una doble regulación, más estricto en las calles con riesgo de generar monocultivo, y más laxa en el resto".

El hecho, según el PSC, es que este "acuerdo de once calles no se ha trasladado a la documentación del acuerdo final", y apunta que la voluntad de BComú es hacer extensivas las restricciones "a una cuarentena de calles", entre las cuales habría vías como Sepúlveda, Bailén y Roger de Llúria. "Nosotros hemos hablado de calles, no de ámbitos de regulación", ha añadido Bonet, porque precisamente, según ha defendido acto seguido Janet Sanz, el desacuerdo básico se encuentra en el hecho de que BComú defiende que las restricciones más estrictas se extiendan a los ámbitos de la supermanzana de Sant Antoni y de la calle Girona, que incluye calles como Bailén y el Paseo de Sant Joan.

"Llamadas de última hora"

De hecho, según Sanz, la presentación del plan de usos de la semana pasada se hizo "con términos muy claros" y ha defendido que siempre estuvieron incluidos los "ámbitos de Sant Antoni y Girona" y ha reprochado a los socialistas el "giro repentino" de los socialistas, que ahora "plantean cambios en los términos del acuerdo". Sanz ha ido todavía más allá y ha apuntado que, a cinco meses de las elecciones, "ha habido llamadas de última hora", por parte de "lobbies" que han comportado el cambio de posicionamiento socialista, y los ha instado a dar explicaciones.

Poco después, y ya en comisión, el debate se ha mantenido en los mismos términos pero con una importante vertiente preelectoral. En todo caso, el proyecto de plan de usos del Eixample llegará al plenario de fin de mes, pero en este trámite previo sólo ha contado con el voto a favor de Barcelona en Comú, mientras que PSC, Junts per Catalunya, Ciudadanos, Partido Popular, Valents y la concejala no adscrita han votado en contra y ERC ha hecho reserva de voto, es decir, se pronunciará en el pleno del viernes 27.