Había un viejo eslogan publicitario que decía que 'al barrio hiha de tot'. Lo que pocos esperan es que en un barrio de Barcelona como el de Horta, y más en su parte más residencial, salpimentada por caserones señoriales donde los barceloneses de pro veraneaban hace más de un siglo, se esconda una colección de arte africano formada por más de 400 objetos, que supone una aportación importante al patrimonio cultural de la ciudad. Para aumentar el despropósito que supone tener escondida esta joya, hay que señalar también que la colección es visitable y la entrada gratuita. Increíble, pero cierto.

 

La calle de Feliu i Codina enlaza el centro histórico de Horta con el distrito de Nou Barris y a lo largo de su recorrido incluye equipamientos culturales como los Lluïsos d'Horta y el Centre Cívic Matas i Ramis, así como deportivos, como el Camp Municipal de Fútbol d'Horta y el Centre Esportiu Municipal d'Horta. También hay fincas que recuerdan que la zona era lugar de segunda residencia para los barceloneses adinerados. En el número 59 de esta calle, sin embargo, salta la sorpresa. En una finca que perfectamente hizo el papel de residencia veraniega ahora hace más de cien años, una placa en la calle llama la atención del pasavolante: "Museo Africà Daniel Comboni".

 

Daniel -o Daniele- Comboni es el nombre del misionero italiano que fundó a la congregación de los Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús, y la finca del número 59 de Feliu i Codina es la residencia de los misioneros retirados, muchos de los cuales pasan sus últimos años en Horta tras pasar décadas haciendo de misionero en diferentes puntos de África. La misma congregación tiene en activo más de 1500 misioneros, hombres y mujeres, sobre el terreno en buena parte de los países africanos. El padre José Rubio es uno de estos misioneros retirados y quien abre las puertas a un equipo de ElNacional.cat que quiere conocer el contenido y la razón de ser de este particular Museu Africà barcelonés.

Museu Africà Daniel Comboni de Barcelona / Foto: Irene Vilà Capafons
El padre José Rubio delante del edificio que acoge el Museu Africà Daniel Comboni, justo al lado de la residencia para misioneros retirados. El mismo padre Rubio fue misionero en el Congo durante casi 40 años / Foto: Irene Vilà Capafons
Museu Africà Daniel Comboni de Barcelona / Foto: Irene Vilà Capafons
Vista general de la colección, presidida por un mapa del África precolonial, de 1785, una de las piezas más significativas del Museu Africà Daniel Comboni de Barcelona / Foto: Irene Vilà Capafons
Museu Africà Daniel Comboni de Barcelona / Foto: Irene Vilà Capafons
Una de las vitrinas de la colección. En primer término, un espantamoscas que no solo tiene una función utilitaria, sino que también se utiliza como símbolo de autoridad / Foto: Irene Vilà Capafons

El Museu Africà -quizás sería más preciso denominarlo 'colección' - se sitúa en una construcción adyacente a la residencia de los Misioneros Combonianos, y recoge "entre 420 y 440 objetos de más de 40 países", según señala el padre Rubio. Se trata de objetos de arte, como ofrendas votivas que recuerdan a los ancestros, máscaras y tocados ceremoniales, o elementos de decoración, como collares -hechos con conchas o cáscara de huevo de avestruz-, pero también elementos de uso cotidiano, entre los cuales instrumentos musicales, prendas de ropa y utensilios para el trabajo e incluso algún arma antigua. Todo ello, una muestra de efectos de procedencia africana acumulados por los misioneros durante años, provenientes principalmente de obsequios.

No hemos comprado nada. Todo ha sido traído por los misioneros, cosas que nos regala la gente, sobre todo de su cultura, ideología y creencias"

"No hemos comprado nada", señala el padre Rubio para indicar que los objetos de esta colección -y de una mayor que hay en la sede de Madrid- "fue traído por misioneros con objetos que nos regalan allí" y que representan aspectos "de sus culturas, ideologías y creencias". En la única sala de la que se compone este museo se puede hacer un recorrido por todos estos elementos, contextualizados con mapas que ilustran al visitante sobre aspectos como la geografía, los recursos, la variedad lingüística o la multiculturalidad de un continente mucho más rico de lo que históricamente ha querido vender el reduccionismo colonial.

Un mapa de 1785, la 'joya de la corona'

En este sentido, el padre Rubio destaca como 'joya de la corona' un mapa del África precolonial que está situado justo en la entrada a la sala expositiva y que sirve para introducir la explicación de la colección: "Es un mapa de 1785 en que África es irreconocible para nosotros, porque nosotros conocemos lo que nos dejaron los que se repartieron el pastel, pero no tiene nada que ver con el África anterior", cosa que "llama mucho la atención a los que han estudiado geografía". El mismo padre Rubio, que estuvo casi cuatro décadas haciendo de misionero en el Congo -y que por él, se habría quedado-, también destaca la importancia de una donación de unos ochenta objetos por parte de un exembajador de España en aquel país.

 

La visita a la colección es gratuita y el mismo museo dispone de audioguías en catalán y castellano, aunque la mayoría de visitantes "prefieren la visita comentada de viva voz", por parte del mismo padre Rubio, que conoce al detalle todos los objetos expuestos, su historia y también la manera como se tienen que entender en el imaginario de los diferentes pueblos africanos, insistiendo, eso sí, que este continente destaca por su inmensa diversidad aunque en los ojos europeos a menudo se interpreta como un bloque monolítico y sin diferencias entre sí. Por eso, la misma exposición se complementa con paneles explicativos que inciden en este mensaje de diversidad.

 

Ahora bien, ¿cómo es que esta riqueza patrimonial de Barcelona es prácticamente desconocida? De hecho, las visitas son gratuitas, aunque hay que concertarlas previamente, especialmente para grupos -muchas escuelas lo visitan cada año-, aunque los miércoles por la tarde hay la posibilidad de efectuar visitas no concertadas entre las 17 y las 20. El padre Rubio señala algunos factores que explican el poco conocimiento de este espacio: "Con más medios de publicidad sería más conocido", apunta, para añadir que también chocan con la dificultad en estar en una calle estrecha: "cuando vienen autobuses escolares se tienen que detener en el paseo de Fabra i Puig". En todo caso, las paradas de Metro más próximas son las de Valldaura (L3) y Horta (L5).

Museu Africà Daniel Comboni de Barcelona / Foto: Irene Vilà Capafons
Espectacular tocado ceremonial del Museu Africà Daniel Comboni de Barcelona / Foto: Irene Vilà Capafons
Museu Africà Daniel Comboni de Barcelona / Foto: Irene Vilà Capafons
Varios instrumentos musicales tradicionales de África. El museo incorporará pronto pantallas digitales donde se puedan reproducir los sonidos de estos instrumentos / Foto: Irene Vilà Capafons
Museu Africà Daniel Comboni de Barcelona / Foto: Irene Vilà Capafons
Máscaras de la colección del Museo Africà Daniel Comboni de Barcelona / Foto: Irene Vilà Capafons

Teniendo en cuenta que el museo está custodiado por misioneros retirados y que en Madrid hay una congregación mayor, la colección barcelonesa ha apostado por una "modernización" que pronto contará con pantallas digitales que sirvan, por ejemplo, para poder escuchar los sonidos de los diferentes instrumentos musicales expuestos. También recientemente el museo ha actualizado su web, con versiones en catalán, castellano, inglés, francés e italiano, que permiten tener una visión, de lo que ofrece una colección única en su género en Barcelona y en Catalunya y sentir África mucho más cerca. En el corazón de Horta, para ser precisos.