La oposición a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, es un hecho palpable en todos los barrios de la ciudad. Con todo, se trata de una oposición poliédrica porque hay decenas de motivos para criticar la gestión del actual gobierno municipal, una coalición entre los comunes de Colau y los socialistas de Jaume Collboni que incluso genera disensiones internas. Toda esta oposición se ha articulado en torno a diferentes colectivos, plataformas y partidos políticos, a los cuales hay que sumar ahora Barcelona es Imparable, un movimiento generado desde las entidades sociales que si bien pretendía aglutinar los movimientos de protesta, más bien se ha convertido en un actor más.

Así se vio en la manifestación que tuvo lugar el jueves, cuando un millar largo de ciudadanos respondieron a su convocatoria de manifestarse delante del ayuntamiento en la plaza de Sant Jaume, en una concentración que no contó con el apoyo explícito de ningún partido político. Más allá de los rumores, negados por Barcelona es Imparable, de la suposición de que detrás del movimiento hay la voluntad de promocionar una candidatura electoral de cara a las municipales de mayo del 2023 que podría recoger votos del llamado catalanismo conservador, el hecho es que la convocatoria fue un éxito parcial, por dos motivos.

Éxito parcial

El primero, a pesar de la buena afluencia, la plaza de Sant Jaume quedó lejos de llenarse, ni mucho menos quedar desbordada, aunque la afluencia fue muy superior a la conseguida durante el abucheo del 23 de septiembre, aunque aquello fue una autoconvocatoria sin responsables.

Y el segundo, las dudas de que la motivación de los convocados fuera exactamente la misma que la de los convocantes. En este mismo medio, Barcelona es Imparable había asegurado que en la concentración no se pediría la dimisión de Colau y es bien cierto que en los parlamentos se evitó entrar en este extremo, pero es igualmente cierto que buena parte del público se desgañitó a fuerza de gritar a favor de la dimisión de la alcaldesa.

En el aspecto visual, y la foto de Montse Giralt que ilustra este artículo lo demuestra sobradamente, había una disparidad evidente entre los carteles oficiales, distribuidos por la organización, con mensajes como 'Prou inseguretat' y 'Prou dir no' y los caseros que llevaron muchos manifestantes, como el que se refleja en la imagen: 'Barcelona és bruta i la bossa no sona. Ada - Adeu' y que estuvieron más en sintonía con los gritos que se oyeron en la plaza.

Al fondo dos carteles completan el cuadro, al primero dice 'Sí a la ampliación del aeropuerto del Prat', más en sintonía con el ideario de Barcelona es Imparable y, al fondo de todo, la pancarta a favor de la libertad de opinión y expresión que cuelga del balcón principal de la Generalitat. Todo ello, una realidad poliédrica que para muchos de los manifestantes se resumía en un solo grito: 'Fora Colau!'.

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El jueves pasado se concentraron en la plaza de Sant Jaume un millar largo de personas en protesta por el rumbo actual de Barcelona por culpa del gobierno municipal / Foto: Montse Giralt