De los errores se aprende y este reportaje es, en cierta manera, un acto de resarcimiento. Hace una semana quien firma estas palabras publicó un artículo donde hacía un recorrido por cinco vías de la ciudad de Barcelona dedicadas a cinco ilustres barceloneses con un punto en común, la calle no hacía honor a los méritos de los personajes, ya que se trataba de callejones sin salida, calles sin ningún encanto o espacios más semejantes a solares para aparcar que a vías donde reside la gente. Como propina, se hacía mención de un 'olvido' del Ayuntamiento de Barcelona: la ausencia en el nomenclátor de Ramon Casas. El hecho, y es justo reconocerlo, es que Casas sí que está reconocido, aunque no con una calle con su nombre y apellido, sino haciendo referencia a su oficio.

Y es que si bien no hay una calle Ramon Casas, sí que existe la calle Pintor Casas, quizás como muestra de una cierta arbitrariedad a la hora de designar los nombres de las calles. Hay suficiente con recordar que en Barcelona también tenemos la calle del Pintor Fortuny, pero, en cambio, existe el paseo Picasso y los jardines Joan Miró. También parece caprichoso que haya calles como Nicaragua, Perú, Sevilla y Almeria y, en cambio, los haya dedicados a la República Argentina y a la Ciutat de Granada. En todo caso, como la eficiente entidad Arxiu Històric Roquetes Nou Barris alertó del error, lo más correcto es explicar la historia de esta calle, que, por otra parte, es por sí misma fascinante, porque explica la doble vinculación de Ramon Casas con el barrio de Vilapicina i la Torre Llobeta, en el distrito de Nou Barris.

Ramon Casas (Barcelona, 1866 - 1932) es una figura clave de la pintura modernista, célebre por sus cuadros del tándem y el coche con Pere Romeu, sus mujeres decadentes, el cartelismo publicitario y también por escenas costumbristas barcelonesas como 'Salida de la procesión del Corpus de la iglesia de Santa María', además de ser uno de los clientes habituales de la taberna 'Els Quatre Gats', punto cero del modernismo. Además de todo eso, estuvo vinculado por partida doble con Vilapicina, por una parte, en la parcelación de los terrenos de la masía Sabastida, donde tiene una calle dedicada, y de la otra en la zona del pasaje de Santa Eulàlia, donde todavía permanecen un conjunto de casas bajas construidas en terrenos propiedad del pintor.

Els Quatre Gats de Vilapicina

Jordi Sànchez, presidente del Arxiu Històric Roquetes Nou Barris, recibe a ElNacional.cat en la esquina entre las calles Sabastida y Pintor Casas, tocando al paseo Maragall, al límite entre Nou Barris y Horta-Guinardó. Lo hace con el afán de explicar que en esta zona del barrio hay calles dedicadas a clientes habituales de Els Quatre Gats. Se trata de unos terrenos urbanizados los años cuarenta del siglo XX en la finca ocupada por la masía de Can Bastida o Sabastida, una zona todavía rural que había quedado encajonada entre las urbanizaciones de la Font d'en Fargues y al otro lado de la calle Cartellà, por donde pasaba la riera de Horta.

Calle Pintor Casas / Foto: Irene Vilà Capafons
Jordi Sànchez, presidente del Arxiu Històric Roquetes Nou Barris en la calle del Pintor Casas, situado en los antiguos terrenos de la masía Sabastida, en el barrio de Vilapicina i la Torre Llobeta / Foto: Irene Vilà Capafons
Calle Pintor Casas / Foto: Irene Vilà Capafons
El 30 de abril de 1940 se aprobó el nombre de la calle del Pintor Casas en lo que hasta el momento era la calle C de la urbanización Sabastida. Con todo, el cambio no se oficializó hasta 1942 / Foto: Irene Vilà Capafons
Calle Pintor Casas / Foto: Irene Vilà Capafons
La calle del Pintor Casas en una imagen actual, se trata de una vía que une la confluencia de la calle Sabastida y el paseo Maragall con la calle de Cartellà, y está atravesado por la calle del Escultor Llimona / Foto: Irene Vilà Capafons

"Sabastida es el nombre de la masía que había en la calle de Santiago Rusiñol y era propiedad del barón de Albi, nacido aquí y de una familia que tenía terrenos en todas partes de Catalunya", apunta Sánchez, que relata como aquella masía aguantó de pie hasta los años ochenta, ya que a pesar de estar catalogada, el propietario consiguió que la descatalogaran y se pudo acabar de parcelar toda la zona. Antes, en los años 40, tomó forma la urbanización de buena parte de los terrenos agrícolas, y tal como puede acreditar Sánchez con documentación de la época, a principios de aquella década ya se pusieron nombres a las nuevas calles.

Hay que recordar que en las nuevas urbanizaciones, como es el caso de buena parte de Vilapicina, inicialmente se otorgaban letras para identificar las calles, hasta que finalmente el Ayuntamiento les ponía nombre. De hecho, en este barrio queda un vestigio, la calle de la Jota, que inicialmente era, simplemente, la calle J. En todo caso, y para el tema que nos ocupa, el 30 de abril del 40 fue aprobado el nombre del Pintor Casas para la calle C, que no se haría efectivo hasta 1942, y se colocó en un conjunto de calles que, aparte de Sabastida en honor en la masía, se dedicaron al entorno artístico de Els Quatre Gats.

"No sabemos si fue buscado o casual, pero lo cierto es que bautizaron cuatro de las calles con los nombres de clientes habituales de Els Quatre Gats", apunta Sánchez. Forman estos Quatre Gats de Vilapicina Santiago Rusiñol, Ramon Casas, Joaquim Mir y Josep Llimona, pero mientras que el primero se identifica con nombre y apellido, el resto reciben el nombre del oficio, es decir, Pintor Casas, Pintor Mir y Escultor Llimona. "Rusiñol era polifacético y debió ser más difícil identificarlo con una dedicación, mientras que el resto sí que tenían un oficio claro", señala Sànchez. En todo caso, el de Ramon Casas cuenta con tres placas, una de las cuales hace mención que está dedicado al 'Pintor Casas Barcelona 1866 1932 Pintor i dibuixant'. Por lo tanto, fuera de toda duda, se trata de una calle en homenaje a Ramon Casas.

Las casitas del pasaje de Santa Eulàlia

La segunda vinculación de Casas con Vilapicina está situada en el otro extremo del barrio, ya junto a la Meridiana. Entre las calles Riera d'Horta, Pardo, Escòcia y Antoni Costa se encuentra el pasaje de Santa Eulàlia, donde todavía se conservan un conjunto de casas unifamiliares de planta baja y piso, que contrastan con los bloques residenciales del entorno. Sánchez, que es vecino de esta calle y precisamente eso lo motivó a investigar, apunta que se trata de una finca propiedad, precisamente de Ramon Casas. De hecho, buena parte de estos terrenos eran de Maria dels Àngels Puig i España, prima segunda de Ramon Casas y empresaria y propietaria de la fábrica textil y colonia de Sant Benet, en el Bages, donde también tenían participación los primos Casas. De hecho, el mismo Ramon la retrató a ella y a Antònia Puig i España en uno de sus cuadros, Retrato de las señoritas N.N.. Conviene tener en cuenta que pese a la coincidencia en los dos apellidos, Maria dels Àngels i Antònia no eran hermanas, sino primas, puesto que los hermanos Puig se casaron con las hermanas España.

Retrato de las señoritas NN ramon casas dominio public
Ramon Casas i Carbó pintó a sus primas segundas Antònia y Maria dels Àngels Puig i España, en el cuadro 'Retrato de las señoritas N.N.', con este extraño apelativo utilizado, supuestamente, para mantenerlas en el anonimato / Ramon Casas - Dominio Público
Pasaje de Santa Eulàlia foto jordi sanchez ruiz
El pasaje de Santa Eulàlia, situado entre las calles Riera d'Horta, Pardo, Escòcia y Antoni Costa, contiene una serie de casas bajas edificadas en una finca que fue propiedad de Ramon Casas y sus hermanas / Foto: Jordi Sánchez Ruiz
Placa del centenario pasaje santa eulalia jordi sanchez ruiz
Placa situada en el pasaje de Santa Eulàlia con motivo del centenario del día que la finca pasó a ser propiedad de Ramon Casas i Carbó y sus hermanas Montserrat y Elisa / Foto: Jordi Sánchez Ruiz

El caso es que Puig i España era la propietaria de la finca de can Garrigó, cuyo epicentro sería la actual plaza Garrigó, y los Casas se convirtieron en propietarios de una parte, que en 1912 se repartió entre los hermanos Montserrat, Ramon y Elisa Casas i Carbó. Un sobrino del pintor, Santiago Codina i Casas, decidió edificar con las casitas bajas que todavía se conservan. La actuación se tenía que hacer en varias fases a partir de 1928, pero "en 1932 con la muerte de Ramon Casas, se paralizó el proyecto", según explica el presidente del Arxiu Històric Roquetes Nou Barris. Eso explica que no se acabara la construcción de todas las casas previstas inicialmente.

En todo caso, el mismo Sánchez recuerda que durante décadas existió el peligro de que el pasaje y sus casitas desaparecieran, ya que el Plan General Metropolitano de 1976 preveía su derribo para construir edificios. No fue hasta el final de una larga lucha vecinal que se cerró en 2017 que se consiguió la desafectación y, por lo tanto, salvaguardia de estas construcciones, edificadas todavía en vida de Ramon Casas. Los mismos vecinos pusieron una placa de recordatorio en el 2012, un elemento más que certifica esta doble vinculación del Pintor Casas con el barrio de Vilapicina y que permite cerrar este reportaje-resarcimiento.