Tal día como hoy del año 1941, hace 81 años, en Barcelona; moría Júlia Peraire i Ricarte; que había sido la musa del pintor y cartelista Ramon Casas, uno de los principales impulsores del modernismo en Catalunya. Júlia, aparecería —directamente— en más de un centenar de dibujos, grabados y cuadros de Ramon Casas "el pintor y el cartelista más solicitado del país"; y se convertiría en uno de los rostros más populares y conocidos de la Catalunya de principios del siglo XX.

Júlia Peraire había nacido en Barcelona el año 1888 en una familia de condición social humilde y de ideología republicana y atea; formada por el matrimonio de Marc Peraire —natural de Avià (Berguedà)— y Maria Ricarte —natural de Lerín (Navarra)— y establecida a la, entonces, villa de Sant Martí de Provençals. La prematura muerte del padre obligó a trabajar fuera de casa a la madre y las cinco hijas (las cuatro hermanas de Júlia). Durante un tiempo, Júlia hizo de vendedora ambulante de flores y de lotería en la Plaza Catalunya de Barcelona.

Sería precisamente en aquel céntrico lugar de la ciudad donde se conocerían Casas y Júlia —más concretamente en la terraza de la cafetería Maison Dorée—, y donde empezaría una relación profesional que, con el transcurso del tiempo, acabaría siendo una relación sentimental. Era el año 1905, y ella tenía diecisiete años y él treinta y nueve años. Acto seguido aparecerían las primeras obras de Casas donde estaba Júlia representada: el cartel publicitario del jabón Fluid Gorgot (1905) y las pinturas al óleo Flora (1906) y La sargantain (1907).

Era el año 1905, y ella tenía diecisiete años y él treinta y nueve años. Acto seguido aparecerían las primeras obras de Casas donde estaba Júlia representada

El año 1912, Casas se fue a vivir con Júlia en una casa que el pintor había heredado en el barrio de Sant Gervasi de Cassoles. La familia y los amigos de Casas no aceptaron nunca aquella relación, y siempre menospreciaron e, incluso, ignoraron a Júlia; que los respondería de la misma forma. Sin embargo, Casas y Júlia tuvieron una relación larga y estable de más de veinte años. Se casaron en 1922, después de diez años de convivencia, y estuvieron juntos hasta la muerte del pintor.

Cuando Casas murió (1932); Júlia se apartó del mundo que había compartido con Casas, y se recluyó en su residencia. Según algunas fuentes, solo mantenía relación con una hermana suya casada con el profesor Joan Serra Hunter, presidente del Parlamento de Catalunya durante la etapa republicana. El exilio forzoso de Serra y de Lluciana (la hermana de Júlia) después la Guerra Civil (1939), sumiría Júlia en un estado de ánimo de decaimiento y abandono que precipitaría su prematura muerte (1941).