Este viernes, 22 de marzo, el plenario municipal rechazará, si no cambian las cosas a última hora, la propuesta de presupuestos presentada por el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, que contará solo con los votos a favor de su propio partido, el PSC, y los de ERC, con quienes llegó a un acuerdo a mediados de febrero, mientras que el resto de grupos votará en contra. A pesar de ello, a Collboni todavía le queda el último cartucho para aprobar los presupuestos: el comodín de la cuestión de confianza, un mecanismo pensado para garantizar la estabilidad de los gobiernos municipales, dado que no tienen la potestad de convocar elecciones como sí que pasa en el Parlament de Catalunya o en las Cortes españolas. Sin embargo, ¿cómo funciona la cuestión de confianza y en qué casos se puede utilizar?

Primero de todo, hace falta tener en cuenta que el mecanismo de la cuestión de confianza en un ayuntamiento difiere de la misma figura utilizada en otros ámbitos, como el Parlament de Catalunya. En el caso de los municipios, esta está regulada por el artículo 197 bis de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG), que especifica que es potestad del alcalde presentar una cuestión de confianza vinculada a cuatro supuestos: "a) Los presupuestos anuales; b) El reglamento orgánico; c) Las ordenanzas fiscales, y d) La aprobación que ponga fin a la tramitación de los instrumentos de planteamiento general de ámbito municipal" especificando, eso sí, que "para la presentación de la cuestión de confianza es requisito previo que el acuerdo correspondiente haya sido debatido en el pleno y que este no haya obtenido la mayoría necesaria para la aprobación".

En el caso que nos ocupa, una vez Collboni haya perdido la votación de los presupuestos en el pleno de viernes, cuya aprobación figura en el orden del día, el alcalde puede convocar un pleno extraordinario para someterse a una cuestión de confianza. ¿Ahora bien, para qué le serviría esta opción si, igualmente, tiene todas las de perder también la cuestión de confianza? La respuesta vuelve a estar en el mismo artículo de la LOREG, que especifica que aunque se pierda la votación, "se entiende otorgada la confianza y aprobado el proyecto si en el plazo de un mes desde que se vote el rechazo de la cuestión de confianza no se presenta una moción de censura con un candidato alternativo a alcalde, o si esta no prospera".

Moción de censura imposible

Es decir, la cuestión de confianza es un mecanismo que asegura la aprobación de los presupuestos con una única excepción, la posibilidad de que prospere la moción de censura subsiguiente. Ahora bien, Collboni juega con la casi absoluta seguridad de que la oposición no será capaz de articular una moción de censura que, para obtener la mayoría absoluta, exige consensuar un candidato -y un programa de gobierno- entre, al menos, tres partidos si se cuenta con Trias per Barcelona, Barcelona en Comú y una tercera formación, o de cuatro partidos si se descarta en la combinación a los de TriasXBCN o a los comunes. La carta escondida de Collboni es, pues, la certeza de que no hay combinación posible que lo destrone.

En esta situación, Collboni tiene atados los presupuestos, a pesar del desgaste que le pueda suponer tener que aprobarlos por medio de este mecanismo de seguridad, ya que treinta días después de perder la cuestión de confianza, las cuentas quedarán automáticamente aprobadas si en el ínterin no se ha presentado -y aprobado- la moción de censura. Por lo tanto, con un calendario probable de convocatoria de pleno extraordinario la próxima semana, entre los días 25 y 27 de marzo, en el peor de los casos los presupuestos quedarán automáticamente aprobados a finales de abril.

Eso sí, hace falta tener en cuenta que, siempre según el artículo mencionado de la LOREG, el alcalde "no puede plantear más de una cuestión de confianza en un año, a contar desde el inicio del mandato, ni más de dos durante su duración total" y que, además, "no se puede plantear una cuestión de confianza en el último año de mandato de cada corporación". Eso quiere decir que si Collboni finalmente aprueba los presupuestos del 2024 por este sistema, solo podrá repetir la jugada una vez más, o bien en 2025, o bien en 2026, pero solo en uno de estos dos años, y en ningún caso lo podría hacer en 2027.

Trias y Colau también hicieron uso de este mecanismo

Aunque vincular los presupuestos a la cuestión de confianza es, al fin y al cabo, el último cartucho posible para sacarlos adelante, y con el añadido que solo lo podrá hacer una vez más durante el presente mandato, lo cierto es que sus predecesores, Xavier Trias y Ada Colau también hicieron uso de ello. Ahora bien, con la diferencia, como remarcó hace unos días Trias, que cuando lo hicieron estaban avalados por una victoria electoral en las urnas, tanto Trias en las elecciones de 2011 como Colau en las de 2015, una situación en que no se encuentra actualmente Collboni.

Para los presupuestos de 2014 Trias utilizó este recurso porque no fue capaz de superar el trámite de la aprobación inicial de los presupuestos en la Comisión de Economía, ya que PSC, PP e ICV-EUiA votaron en contra. En aquella ocasión, Trias optó por llevar igualmente los presupuestos al plenario municipal de noviembre de 2013 pero ya directamente vinculados a la cuestión de confianza, de manera que a finales de diciembre y pasado el plazo de treinta días, quedaron automáticamente aprobados.

Con respecto a Colau, el recurso a la cuestión de confianza fue utilizado en dos ocasiones, los años 2017 y 2018. En el primer caso, la propuesta de presupuestos no superó el trámite inicial de la comisión de Economía por los votos contrarios de los grupos de CiU, Cs, ERC, PP y CUP y se llevaron al pleno ordinario vinculados a la cuestión de confianza, con aprobación automática en treinta días. Con respecto a las cuentas de 2018, estos llegaron al pleno ordinario de enero de ese año, donde fueron rechazados. A principios de febrero, Colau perdió también la cuestión de confianza en un pleno extraordinario, pero, una vez más, la ausencia de una alternativa sólida para presentar una moción de censura comportó la aprobación automática a principios de marzo. Esta será la opción que jugará ahora Collboni.