Dicen que el perro es el mejor amigo del ser humano. Todos aquellos que hemos compartido nuestra vida con estos animales, suscribiríamos la frase. Aunque los amantes de los cánidos también sabemos otra cosa: que son mucho más inteligentes de lo que muchos se piensan. Su sensibilidad es extraordinaria. Son intuitivos. Y fieles, sí, pero no idiotas. Como Quinta, la perra pastora alemana de Rocío Monasterio, una de las caudillos de VOX. Un animal precioso, no hay duda. Pero que sabe a quién debe fidelidad y obediencia, aunque puede que no sea por amor. Lo que le pasa a Quinta se podría llamar sumisión, miedo del carácter autoritario de su ama. Al menos, después de ver la carita de pánico del animal en la última foto de la diputada ultra madrileña.

Perra Rocío Monasterio @rociomonasteriovox

Perra Rocío Monasterio @rociomonasteriovox

Los ojos de Quinta son un poema. Un drama. Es la mirada de alguien aterrado, a pesar de las caricias de Monasterio. Al menos es como se ha interpretado en redes: como un desesperado ruego de auxilio, un S.O.S., la expresión de alguien sometido a la villana de una película de terror. En Twitter se compadecen del animal.

Perra Rocío Monasterio pánico @rociomonasteriovox

Perra Rocío Monasterio pánico @rociomonasteriovox

Liberen a Quinta, por favor, de las garras de VOX, obsesionados con la zoofilia. Ella nunca lo haría, como decía el anuncio de los 90. Votarles, claro está.