Santiago Abascal, Ortega Smith, Rocío Monasterio y el resto de troupe ultra se encargaron hasta la saciedad de hacer saber a la ciudadanía todo lo que hacía referencia a la casa de Pablo Iglesias e Irene Montero en Galapagar, colgando cartelitos y todo. Ahora, sin embargo, a la que no gusta que se hable de su vivienda es a la portavoz de Vox en el Congreso. Monasterio ha clausurado el despacho que tiene en el sótano de su chalet antes de que el ayuntamiento de Madrid ejecute una orden de clausura en el conjunto del inmueble por una cuestión de licencias mal tramitadas. Algunos medios como El Mundo o El País prestaron atención a estas irregularidades.

rocio monasterio desayunar

@rociomonasteriovox

El chalet, hogar de Monasterio e Iván Espinosa de los Monteros, cuenta con un estudio de arquitectura de la portavoz, sin que exista una licencia de funcionamiento de esta actividad, ni licencia de primera ocupación. Ahora, la política de Vox ha publicado una imagen y un texto en las redes sociales que han indignado a más de uno. Aunque algunos se solidarizan con ella, la mayoría la tildan de victimista que ahora está probando de su propia medicina. En una foto se la ve abrazada a su hija, curiosamente, a cara descubierta, teniendo en cuenta que en las numerosas fotos anteriores con ella le ha pixelado la cara. Una imagen que le ha servido para atacar a ciertos medios: "Hoy mi hija más pequeña me ha preguntado, 'Mamá ¿por qué tiene que venir un señor con pistola con nosotros al cole? ¿Por qué ya no puedo salir delante de casa en patinete? Pues porque periódicos como El Mundo, El País o El Confidencial publican fotos de dónde vivimos...​".

¿Qué le reprochan? Que ahora hable de intimidad familiar sin habérselo pensado cuando criticaba a los líderes de Podemos. Que hable de salvaguardar la intimidad de sus hijos subiendo esta fotografía. Que hable de hombres armados que han de acompañarlas a la escuela cuando el primero que habla de pistolas es el líder de su partido: