Lamine Yamal es, sencillamente, la persona más querida de Catalunya. Muchos preferirían que en la cima hubiera un científico, un artista o un gobernante, pero es un futbolista. Y es catalán, de Mataró, carismático, muy profesional y joven. El chaval ha tenido mala suerte con una cosa, es el símbolo del Barça de Joan Laporta, como lo son Hansi Flick y el nuevo Camp Nou. Son tres ases que resultarán determinantes para ganar las elecciones al club que se celebrarán entre marzo y junio. La presidencia del Barça es, después de la Generalitat y la alcaldía de Barcelona, la silla más codiciada del país y todos mueven sus intereses. A medida que se acerque la fecha electoral habrá nuevas voces que atacarán a Hansi Flick, ya escriben que está harto, el nuevo Estadio, ya dicen que va con retraso, y a Lamine, cuestionando su vida privada.
Hay una manera muy fácil de comprobar las intenciones de cada periodista: ¿ha hecho artículos sobre las fiestas de cumpleaños de otros futbolistas o solo de Lamine? Emilio Pérez de Rozas tiene 73 años pero ya viene de lejos que en la COPE o en El Periódico tan pronto desbarra contra Luis Enrique como escribe contra la junta de Laporta. Ahora da detalles de la salida con amigos de Lamine Yamal la madrugada del jueves 13 de noviembre al reservado de la sala Luz de gas. En estos días sin partidos del Barça el delantero no tenía compromisos deportivos y se relajó con la música y el ambiente de Shark, la fiesta de moda entre los jóvenes, que tuvo lugar en la mítica discoteca de la calle Muntaner, recientemente reformada. Lamine pagó el reservado para sus amigos, incluyéndole a su primo Moha, y en el reservado solo dejaba pasar a chicas, que eso sí tenían las copas pagadas, barra libre.
Los nuevos policías de la moral aúllan que un futbolista que se cura de la pubalgia no puede salir de casa y mucho menos sentarse en el reservado de una disco a escuchar música. En realidad no existe ni un solo detalle de la fiesta que afecte a la lesión de Lamine, pero el relato sirve para crear una imagen de jugador de fiesta permanente, irresponsable con la lesión y frívolo. Los detalles son del todo normales y nada escandalosos, para desgracia de los antilaportistas, madridistas o anti-Lamine, que los hay a montones: "A las personas que entraban a la fiesta Shark se les dijo, con toda la naturalidad y amabilidad del mundo que, por favor, debían dejar sus móviles. "Perdonad, chicos, esta vez tenéis que dejar vuestros móviles en la entrada, ya lo sabéis, se os dará un resguardo y no tendréis problemas para recuperarlo cuando salgáis". Con la misma corrección, les dijo: "Es que hay una persona en uno de los reservados que quiere discreción y, sobre todo, ha pedido que no se puedan hacer fotos". En el piso de arriba está El club, un reservado donde se sirven cócteles. Uno tiene un nombre muy especial para aquella discoteca: el cóctel Joan Laporta.
El relato de cómo fue la noche de Lamine y sus amigos sigue siendo del todo correcto, sin estridencias: "Uno de los empleados de la sala dijo que quien estaba en aquel reservado era la estrella azulgrana Lamine Yamal, en compañía de cuatro o cinco amigos entre los que se encontraba su primo del alma, inseparable, Mohamed Abde. El empleado dijo que solo pueden subir chicas. Si suben pueden tomar lo que quieran, está todo pagado". Un grupo de chicas subió a El club y se encontraron a Lamine Yamal recibiendo, conversando, sonriendo, pasándoselo bien "en un ambiente sano, divertido", explicó una de las chicas, que se marcharon a las 3:30 mientras el grupo y Lamine seguían allí". La fiesta Shark era de 12 a 5 de la madrugada. Lamine educado, sin ingerir alcohol, sentado cómodamente sin molestar a nadie e invitando solo a chicas. Lamine es adorable, educado y muy buen chico. Esto es lo que les da tanta rabia.