La tensión se palpa en los pasillos de RTVE. La emisión del polémico programa La familia de la tele ha desatado una tormenta interna sin precedentes. Lo que parecía una arriesgada apuesta por recuperar el universo Sálvame ha acabado convirtiéndose en una pesadilla para los directivos de la cadena pública. Trabajadores y extrabajadores claman contra la presencia de Belén Esteban y su séquito, acusando al formato de vulgarizar los contenidos de la televisión estatal.

Lejos de calmarse, el escándalo se agrava. Más de 130 ex empleados firmaron un manifiesto denunciando lo siguiente: “Este tipo de apuestas solo contribuyen a banalizar la antena y a deteriorar la imagen de la radiotelevisión pública, al no cumplir con los mínimos exigibles a un medio estatal. Entendiendo que haya que hacer apuestas variadas para atender a públicos y gustos muy diferentes, consideramos que el entretenimiento también tiene que tener un límite de rigor y respeto que, a nuestro juicio, no está cumpliendo LFDLT.”. Ahora, esta recogida de firmas impulsada por los actuales trabajadores de RTVE amenaza con convertirse en una moción de censura contra el espacio. A través de una campaña en Change.org dirigida al presidente de RTVE, José Pablo López, los firmantes exigen la retirada inmediata del programa.

El hartazgo crece: RTVE se levanta contra los rostros del corazón

El comunicado no deja espacio para interpretaciones suaves. La principal crítica apunta a que el programa, presentado por Belén Esteban, María Patiño, Inés Hernand y Aitor Albizua, no ofrece contenidos acordes al prestigio que se espera de una televisión financiada por los ciudadanos. Asimismo, las alarmas se disparan con cada punto de audiencia perdido. El sindicato USO ha vuelto a dar la voz de alarma tras los resultados catastróficos del lunes pasado, donde La familia de la tele apenas alcanzó un 5,7 % de share.

En un comunicado lapidario, el sindicato señaló: “El desgaste de audiencia refleja una desconexión con el público y genera cada vez más dudas sobre la continuidad del espacio. ¿Hasta cuánto tiene que caer para cancelar el programa? ¿Qué nivel mínimo de audiencia tienen en contrato? ¿O no tiene ese tipo de cláusula en contrato? Cuando se cancele, ¿quién asumirá y será la cabeza de turco?".

La caída libre de las audiencias deja sin argumentos a los defensores del formato

Mientras el programa continúa sin lograr conectar con el público, crecen los rumores de que la dirección de RTVE ya estaría buscando una alternativa para cubrir el hueco vespertino. El intento de competir con las cadenas privadas mediante un producto de corazón reciclado no solo ha fracasado en números, sino que ha incendiado a una plantilla que se siente avergonzada. Así que, lo que parecía una oportunidad para rejuvenecer las tardes ha terminado como un bochorno institucional. Además, la crítica también apunta a la falta de transparencia en la toma de decisiones, con especial preocupación por la utilización de recursos públicos en producciones que poco o nada aportan al interés general.

Belén Esteban, la autodenominada “princesa del pueblo”, podría estar a punto de perder su trono. La recogida de firmas no solo exige la cancelación del programa, sino que busca frenar la normalización del espectáculo mediático en espacios financiados con dinero público. A su lado, nombres como María Patiño, Inés Hernand y Aitor Albizua también podrían verse arrastrados por la debacle.