La reina Letizia, como cada verano, se ha dejado caer por Marivent, por Palma, para disfrutar de unas aburridísimas vacaciones donde hacen lo mismo que cada año: saludar al personal y a las autoridades baleares en la recepción en palacio, ir de tiendas con sus dos hijas, ir pelando la pava mientras su marido se va a navegar y ver pasar las horas de manera poco trepidante. Después, viaje a un destino secreto, como siempre, para estar alejada de los focos y las cámaras. Y a partir de septiembre, volverán las actividades y la agenda real volverá a llenarse con actividades y viajes institucionales. Es por este motivo por el cual Letizia, como su marido Felipe, tienen que viajar mucho y coger muchos trenes, aviones y coches oficiales.
¿Qué lleva en la maleta estos días la asturiana?: probablemente, muda para los diferentes días (a pesar de que su servicio estilístico seguro que le tiene preparados diferentes modelitos en el lugar de destino antes de que ella llegue, para que no tenga que cargar demasiado), diferentes libros, ella que es lectora voraz, el móvil y algún complemento que otro o cualquier objeto personal. Lo que poco nos pensábamos es que nunca falta en la maleta de la reina un objeto bien curioso, una prenda de ropa que poco nos imaginábamos. Lo explica en Lecturas María José Gómez Verdú, experta en protocolo. Qué hay siempre en la maleta de Letizia, como también en las de Felipe y sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía.
La experta apunta que “cuando imaginamos el equipaje de la reina Letizia, la princesa Leonor o el propio rey Felipe VI, lo primero que pensamos es en estilismos impecables, maletas organizadas al milímetro y quizá hasta alguna excentricidad”. Con una legión de gente detrás que vela por su comodidad y su seguridad, los Borbones lo tienen muy controlado hasta el más mínimo detalle. Pero lo que “poca gente sabe es que en sus maletas también viaja algo mucho más simbólico que una joya o un vestido de gala: la previsión ante la tragedia”. Con estas palabras tan alarmistas explica el curioso objeto que nunca falta cuándo viajan... por lo que pueda pasar. Y lo que podría pasar es que hubiera alguna desgracia, que hubiera una muerte inesperada, y los reyes tuvieran que hacer acto de presencia de manera urgente.
"Los miembros de la realeza española, como ocurre también con la familia real británica, deben incluir siempre en su equipaje un conjunto de luto”. Es decir, aunque el motivo de sus respectivos viajes no sea exclusivamente un funeral o una misa después de algún fallecimiento, los miembros de la familia real tienen que estar preparados por si pasa alguna cosa imprevista y tienen que volver a España y vestir de luto, de riguroso negro, desde que bajan del avión: "un atuendo negro, sobrio y adecuado para enfrentarse a una situación de pérdida nacional o familiar, incluso si ocurre estando fuera del país. Esta regla no escrita proviene de décadas pasadas, cuando la imagen del monarca debía mantenerse en todo momento acorde a la situación del Estado. La apariencia, incluso en duelo, forma parte del lenguaje institucional".
Aquí vemos a Felipe y Letizia en el funeral por la reina Isabel II. Justamente fue la emblemática reina británica la que hizo cambiar las cosas y que se adoptara esta medida en adelante. Y es que cuando era joven, "la reina Isabel II, que se encontraba en Kenia en 1952 cuando falleció su padre, el rey Jorge VI, como no llevaba ropa de luto en su equipaje, tuvo que esperar dentro del avión a su llegada a Londres hasta que le hicieron llegar un conjunto negro adecuado antes de bajar. Aquello marcó un antes y un después en la logística del protocolo real. Desde entonces, el luto viaja con la Corona”.