La última aventura publicitaria de Cristiano Ronaldo ha convertido al delantero de la Juventus en un chiste de dimensiones planetarias. Sí, CR7 es un gran futbolista, guapo, musculoso y asquerosamente rico gracias a los goles de que anota en el terreno de juego y a la multitud de marcas que lo reclaman para protagonizar sus campañas. Pero de lo que no podrá presumir nunca es de ser un buen actor. Ni siquiera uno mediocre. Vaya, que se disputaría los Razzies con Toni Cantó, si los responsables de los antiÓscar consideraran como obra cinematográfica el esperpéntico spot del portugués promocionando una app de subasta de productos de segunda mano en Singapur.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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No hay que ser un reputado crítico audiovisual o publicitario para comprobar que cada fotograma del anuncio es más hortera que el anterior. Hay funciones de final de curso de primaria mucho más dignas. Sobre todo cuando Serresiete culmina su interpretación con un baile indescriptible del babyshark, quizás confiando en las capacidades hipnóticas del deportista para hacernos bajar la aplicación. Quizás funcione en el mercado asiático (o no), pero en Europa el ridículo es incontestable. Las redes hierven con el papelón.

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Cristiano Ronaldo spot Shopee

Sí, ya lo sabemos: Le habrán pagado unos cuantos millones por el anuncio, y bla bla bla. Pero sabiendo como de hipertrofiado tiene el ego, imaginamos la vergüenza que estará pasando viendo las redes sociales. Aunque tendremos más, ya que el portugués ha firmado un contrato publicitario de 4 años. Sólo puede mejorar.