En 2021 las start-ups españolas recaudaron 4.200 millones de euros y en 2022 la cifra descendió hasta los 3.300 millones de euros. La situación macroeconómica y geopolítica adversa, las subidas de tipos y la crisis bancaria en Estados Unidos, desatada tras la quiebra de Silicon Valley Bank, propiciaron un escenario de sequía financiera, pero este 2023 "todo apunta a que se están retomando las inversiones con mayor fuerza que en 2022", según Tamara Istambul, cofundadora de Grupo Autocines. Sin embargo, la directiva hace hincapié en que ahora los inversores "son mucho más cautos a la hora de seleccionar inversiones, diferenciando por sectores y evitando aquel tipo de empresas que queman mucha caja para crecer". 

En este sentido, Alberto Gómez, CEO y cofundador de MediaValue, añade que parece que se percibe más movimiento e interés. "No hay más que ver el empuje que están teniendo los eventos del ecosistema start-up e inversión", agrega. Por su parte, José Julio Becerril, CEO y cofundador de All in biking, explica a este medio que "nosotros, que estamos en plena ronda, percibimos que hay un buen apetito por proyectos con escalabilidad, pero los filtros y condiciones actuales están muy por encima de los de la etapa anterior".

"Una start-up con un modelo disruptivo y exponencial necesita un mayor periodo de posicionamiento en el mercado antes de que despeguen sus líneas de negocio. En la fase inicial es cuando estas métricas no están alineadas con lo que actualmente buscan los inversores en este país. Esto provoca que nos enfrentemos a una paradoja con difícil solución, ya que sin el apoyo financiero es muy complicado que podamos cubrir la fotografía empresarial que buscan los inversores". 

"Los inversores buscan proyectos con garantía"

Irene Chía, CEO y cofundadora de Nabbü, afirma que muchas start-ups han cerrado debido al parón de inversión de 2022. "Se quedaron sin caja y se vieron obligadas a desaparecer". Esta situación está provocando que la mayoría de inversores y fondos no inviertan en otras empresas y están usando su dinero para apoyar a las que ya tienen en su portafolio. Estamos en un momento de cambio en el que las start-ups buscan ser rentables más que crecer a base de inversión. Ya no es tan fácil y los inversores buscan proyectos con algo de garantía". 

Diego Camilleri, General Partner de Lanai, opina que "es cierto que en 2022 vimos una caída en el número de transacciones y en el tamaño de las operaciones, y aunque estamos viendo un leve repunte, no creemos haber entrado aún en una etapa de recuperación. El mayor enemigo de la inversión en venture capital es la incertidumbre y, mientras los tipos se mantengan elevados, no haya visibilidad sobre su evolución al medio plazo, no esperamos ver un incremento sustancial en el apetito inversor".

Sin embargo, aclara que "es cierto que en etapas iniciales la reducción del ritmo inversor no ha sido tan elevado como en etapas más tardías". En esta línea, Nacho Tejero, CEO y cofundador de Webel, añade que "ha bajado el número de inversiones y las valoraciones generales, aunque la sensación es más de que se dejaron de financiar proyectos que no tenían sentido". 

"El crecimiento ya no es suficiente para levantar capital"

Sobre cómo perciben dicha sequía financiera las start-ups que están buscando financiación, Tejero argumenta que "ahora van a mirar mucho más a detalle el importe invertido y la valoración de la ronda, por lo que ahora se están buscando crecimientos menos agresivos. No obstante, los buenos proyectos, sea la etapa que sea, siempre tienen interés de inversores". En esta línea, Istambul dice que "en estos momentos, en el puzzle del emprendimiento, la financiación es una de las piezas claves y más complicadas, principalmente en las fases iniciales de los proyectos en los que aún no hay un recorrido que demuestre la evolución del negocio. En estos casos, el equipo emprendedor, la ilusión y la confianza en el proyecto son vitales". 

Alberto Gómez, por su parte, aclara que "si necesitas financiación, hasta que no cierras el 100%, la ansiedad no te la quitas, forma parte de la idiosincrasia del modelo de emprendimiento. No trato de pensar en si hay más dinero o menos, porque puede ser muy frustrante estar pendiente de esos movimientos. Si a un inversor le gusta tu proyecto y le gustas tú, hará todo lo posible por estar, porque tampoco ellos desean perderse ninguna oportunidad". Para Becerril, en el momento de buscar financiación también "impera la frustración", mientras que Camilleri agrega que "el mero crecimiento ya no es suficiente para levantar capital". 

¿Se percibe igual en España que en otros países? 

La cofundadora de Grupo Autocines es rotunda y asegura que "por supuesto que no". "En otros lugares fuera de España, la financiación alternativa pesa mucho más que la financiación bancaria. En nuestro caso, la financiación bancaria copa el 80% del sector financiero, aunque la evolución en los últimos años está siendo muy positiva". Gómez, CEO y cofundador de MediaValue, matiza que "lo que se busca ahora son proyectos rentables. También veo que hay mucho interés en proyectos que han crecido muchísimo en usuarios o internacionalmente, que tienen un ingreso recurrente, una pérdida de clientes muy baja, o una innovación muy potente". 

El cofundador de All in biking explica que "por los contactos que hemos desarrollado fuera de España, la mentalidad inversora es completamente distinta a los países anglosajones. En este país se prima el resultado empresarial conseguido a corto plazo, mientras que en otros países se apuesta por la tecnología desarrollada o el modelo de negocio. Tienen bien claro que los resultados empresariales son la consecuencia de apostar por los proyectos y que puedan desarrollarse correctamente antes de la búsqueda cortoplacista de los beneficios. En España no hay menor talento o capacidad que en otros países, todo lo contrario, sino que lo que marca la diferencia es el apoyo que estas start-ups reciben en sus fases iniciales por parte de los inversores".

Tejero critica que "España siempre está un paso por detrás en cuanto a riesgo. No creamos tendencias, las seguimos. En general, el inversor español necesita muchos más números para financiar una operación, lo que, por un lado, es positivo porque limitan su riesgo, pero por otro da lugar a que muchas veces dejan escapar las grandes oportunidades porque les cuesta invertir en etapas iniciales". 

Finalmente, el General Partner de Lanai repica que "la situación es exactamente igual en España que en otros países". Pone como ejemplo Estados Unidos, donde la inversión en rondas tardías ha caído un 50% en número de transacciones y el tamaño medio de ronda también se ha desplomado un 50%. "De hecho, España suele seguir a otros mercados y cuando se empezó a reducir el ritmo inversor en EE.UU., en España empezamos a ver esa reducción de 3 a 6 meses más tarde. Creemos que la reactivación, cuando suceda, también comenzará en EE.UU., y no será hasta unos meses más tarde cuando tenga lugar en España", acaba.