Siemens Energy podría hacer desaparecer a la histórica marca española Gamesa, fundida como fabricante de aerogeneradores eólicos en Siemens Gamesa desde 2017, y despedir a los 5.000 trabajadores que tiene en España por los errores técnicos de su última máquina, que han costado a la empresa al menos 1.600 millones de euros, según reconoció la misma compañía. Fuentes de Comisiones Obreras y UGT-FICA alertan del riesgo de cierre en España y acusan a la dirección de la alemana de tomar "malas decisiones" para llegar a esta situación que precipitará las pérdidas a unos 4.000 millones de euros, según les comunicó la empresa recientemente. 

El próximo 15 de noviembre, Siemens Energy publica sus resultados anuales y el día 21 es el Capital Markets Day en el que anunciará los planes de la empresa. El plan de rescate europeo al sector eólico, presentado este lunes a la Comisión Europea, da algo de esperanza, aunque desde UGT apuntan que "no es suficiente". 

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Concentración de trabajadores. Fotografía: Europa Press

Este día, el 21 de noviembre, es el día marcado a fuego por los trabajadores españoles para conocer su futuro, sobre todo después de que el CEO de la empresa, Christian Bruch, pospusiera la reunión con los sindicatos que tenía prevista para el pasado 16 de octubre, según denuncian desde UGT-FICA, que creen que más bien es una cancelación del encuentro y que les transmite "unas malísimas sensaciones" acerca del futuro de la empresa.  

La empresa, consultada por ON ECONOMIA, se ha negado a hacer declaraciones con perspectivas de futura alegando que se encuentran en el "silent period" (sic) refiriéndose al periodo de silencio previo a la información a los mercados, con tal de no influir en su posición en la Bolsa. En agosto, empresa y sindicatos sortearon los primeros despidos con un ERE que se saldó con recolocaciones, bajas voluntarias y prejubilaciones. 

Europa, al rescate

En cualquiera de los escenarios posibles, los despidos serán masivos en España. "El escenario más duro sería que la empresa decida dejar el onshore (eólica terrestre) y se centre en el offshore (marina), que supondría el cierre y el despido de 5.000 trabajadores", explican desde Comisiones Obreras, teniendo en cuenta que la eólica marina está por arrancar en España, con el mapa ya aprobado pero pendiente de las normas de la subasta para empezar a construir, y que la construcción arrancaría aproximadamente en 5 años. "Otro escenario, que sería reparar los errores de todas las máquinas e iniciar otro modelo, también costaría centenares o miles de empleos, porque habría que parar al menos dos años", añaden las mismas fuentes. 

Bruch, CEO de la empresa, reaccionó este lunes positivamente al plan de rescate eólico anunciado por la Comisión Europea, que prevé duplicar hasta 1.400 millones de euros el presupuesto para tecnologías limpias y acelerar la burocracia para los permisos con el propósito de alcanzar el 42,5% del mix de 2030 en renovables. Para alcanzarlo, espera pasar de los 204 GW ya disponibles en 2022 a los 500 en 2030 (España tiene 8,3). "Se están sentando las bases necesarias para construir una industria eólica europea que sea resiliente y competitiva a nivel mundial, algo que necesitamos urgentemente para afrontar la tormenta perfecta que actualmente afecta a la industria eólica", dijo Bruch, dando algo de aliento a la empresa española. 

En plan de acción busca competir con los estímulos chinos y estadounidenses e incluye criterios cualitativos y compensaciones por la inflación, así como financiación en toda la cadena de suministro,  pero no contempla la prioridad hacia participantes locales en las subastas o un porcentaje mínimo de parques construidos en suelo europeo. "Cuando hablamos de renovables y de descarbonización, también habría que tener en cuenta que el producto que viene de fuera también contamina más por el transporte", apuntan fuentes de UGT-FICA a favor de mejorar unas subastas que ya han perjudicado a otras empresas del sector como General Energy Renovables. 

Pese al auge de las renovables, el sector eólico acumula miles de millones en pérdidas en Europa y en España y varios procesos de despidos, en parte por la competencia china (con mucho mejor acceso a las materias primas) y por los precios de las subastas públicas, que muchas veces no resultan rentables para los fabricantes europeos.

Posible fin de la marca

Mientras que desde CC.OO tienen algo de esperanza en que el impulso de Europa ayude a salvar a la compañía y los puestos de trabajo en España, desde UGT creen que "hace tiempo que planean eliminar la marca Gamesa" y aseguran que la empresa desoyó los ofrecimientos sindicales para hacer de intermediarios con el Gobierno español en los PERTE de renovables. 

Siemens Gamesa tiene oficinas y plantas de producción en diversas ciudades de España, la más importante de ellas en Sarriguren, Navarra, con 1.800 trabajadores. El resto cuentan con entre 500 y 600 trabajadores en ciudades como Valencia, Lerma o Burgos, así como oficinas corporativas de Investigación en Madrid y Zamudio con 600 trabajadores en cada una de ellas.

Gamesa nació en 1976 como empresa metalúrgica y en 1995, ya con Iberdrola como inversora de la empresa, construyó su primer parque eólico en España, modelo que después exportaría a diferentes países de Europa, así como a Estados Unidos, China y México. En 2001 empezó a cotizar en el IBEX 35 y en 2006 cerró su parte aeroespacial para centrarse en el entonces lucrativo negocio de las renovables. Mientras tanto, Siemens Wind Europe crecía a pasos agigantados y en 2017 compró la mayor parte de Gamesa. Completó la compra en mayo de 2022 haciéndose con el 98% de las acciones en febrero de 2023. 

Fuentes de UGT acusan a Siemens de "eliminar" premeditadamente Gamesa y recuerdan que "antes de la compra, la empresa casi siempre cerró con beneficios". "Desde que entró en Gamesa, Siemens ha prescindido de directivos y técnicos con conocimiento de la compañía y ha tomado decisiones erróneas que han derivado en el fallo técnico", abundan las mismas fuentes.   

El fallo técnico en el rotor de los aerogeneradores de Gamesa propició la mayor crisis de la historia de ambas compañías (Siemens Energy y Gamesa), con una caída en la Bolsa alemana del 37% y unas pérdidas esperadas asociadas a estos problemas de unos 1.600 millones, principal "lastre" según fuentes empresariales de los resultados que presentará.