El coche eléctrico es, para muchos, una de las vías para lograr una movilidad sostenible. Sin embargo, para Lídia Montero, responsable de Smart Mobility dentro del laboratorio InLab FIB de la UPC, la solución pasa por el transporte público y una oferta “intermodal” que haga que la gente utilice el coche lo mínimo posible. “Da igual si es eléctrico o de combustión”, ha añadido. Montero ha lamentado las deficiencias del transporte público, tanto por su carencia en muchas zonas de Catalunya como por su mal funcionamiento en el área metropolitana de Barcelona.
Lídia Montero ha participado en el sexto debate FOCUS ON, titulado ‘El futuro de la movilidad: tecnología, sostenibilidad y ciudades’, en el que ha debatido con Manel Nadal, secretario de Movilidad e Infraestructuras de la Generalitat de Catalunya, Manuel Puga, CEO de Avomo, y Josep Nadal, mánager del Clúster de la Indústria de l'Automoció de Catalunya (CIAC).
“Hay que repensar globalmente y de manera sistémica lo que es la movilidad. Hay que reducir el acceso a la movilidad individual por vehículo. Y me da igual que sea de combustión o sea eléctrico. Pero creo que se debe reducir, para intentar fomentar que se utilice, en desplazamientos cortos, movilidad activa, y para algo más largos, bicicletas. Y si no, transporte público”, ha expresado Montero, que también ha recalcado que hay que “hacer más amables las ciudades de cara al ciudadano”.
Sobre cómo hacer que la ciudadanía se mueva hacia opciones más sostenibles, se mostró escéptica sobre que funcione el modelo de la zanahoria, pero sí coincidió con el resto de participantes en el debate de ON ECONOMIA en que hace falta mucha oferta, “cambiar el paradigma y que sea intermodal: cojo un transporte, llego a un destino, después cojo otro, y tener esa flexibilidad. Pero yo creo que indudablemente lo que hace falta es hacer más amables las zonas metropolitanas y caminar hacia la sostenibilidad”.

Lídia Montero también ha hablado de la colaboración público-privada, que “es absolutamente imprescindible”, así como que “todos los agentes implicados deben tener un consenso y deberían estar alineados en una cierta dirección”. Eso sí, ha mostrado un temor: “A mí lo que me preocupa mucho es que no acaben tomando el control de esta situación las empresas tecnológicas. Me preocupa muchísimo, porque son un pozo incontrolable”.
La responsable de Smart Mobility, dentro del laboratorio InLab FIB, no ha acabado de coincidir con Manel Nadal, que ha defendido la accesibilidad al transporte público gracias a las subvenciones que reducen su precio: “Yo no soy tan optimista con el hecho de que todo el mundo pueda acceder a un transporte público satisfactorio. Solo hace falta encender la televisión o la radio para escuchar las quejas que se oyen cada día”. Además, “la cobertura es muy diferente a nivel territorial, e incluso dentro del área metropolitana se ven grandes diferencias”.

Montero también ha hablado de los modelos de movilidad que están funcionando mejor a nivel internacional. “Hay diversidad. A nivel europeo, las ciudades han desarrollado políticas activas para hacer cambios sistémicos importantes. Hay ejemplos como Estocolmo, Berlín, París y, aunque a menor escala, en muchas ciudades europeas. Básicamente, lo que se busca es hacer actuaciones que lleven a un urbanismo más humano, más amable con el ciudadano y reducir el peso de la movilidad motorizada”.
La doctora por la UPC ha querido terminar con un mensaje optimista respecto a las futuras generaciones: “Yo tengo la esperanza de que sean más conscientes del entorno en el que viven, más respetuosos con el medio ambiente y que se planteen y valoren la necesidad de realizar un desplazamiento: si pueden teletrabajar una parte del tiempo, entonces reducir ese desplazamiento; si pueden consumir productos de proximidad, consumirlos, etc.”.
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