El lentísimo avance en Catalunya de parques eólicos y fotovoltaicos que deben permitir la descarbonización de Catalunya y se refleja de manera cada vez más aguda, en lo que, al final, genera renovables sobre la demanda en la red eléctrica. Y el estancamiento es aún más grave si se compara a la evolución española. Con los datos ya cerrados de Red Eléctrica de 2023, Catalunya tan solo generó con renovables el 14,2% de la electricidad demandada, cuatro veces menos que el porcentaje de renovables que inyectó a la red eléctrica la España peninsular, que fue del 57,6% sobre los 229.526 GW demandados, y 4,7 veces menos que el porcentaje de renovables que la España peninsular ha alcanzado sin contar Catalunya, que es del 67,3% sobre el total, según los datos trabajados por Jaume Morron, investigador especializado en renovables y asociado de honor de la Associació Eòlica de Catalunya (Eoliccat). 

Estos más de 50 puntos de diferencia implican que Catalunya supone un lastre del 10% en el porcentaje de energías renovables sobre el total de electricidad de España, que está cerca de su objetivo de conseguir que el 74% de su energía eléctrica sea generada por fuentes renovables en 2030 y el 100% en 2050. Catalunya, en cambio, está muy lejos de llegar a un objetivo más conservador en 2030, del 50%, e idéntico en 2050, del 100% de generación eléctrica a partir de renovables.

Catalunya debe, por tanto, triplicar la aportación de renovables al mix total en tan solo 7 años, de cara al año 2030, y multiplicarla por 7 de cara a 2050, un objetivo del todo imposible con el ritmo de aprobación e instalación de energías renovables que sigue Catalunya en la actualidad. Más allá de la instalación de renovables, el propio Govern apunta al almacenamiento de la energía como un factor clave.

 

 

 

 

La brecha de renovables entre Catalunya y España viene creciendo desde inicios de siglo, cuando estaban a la par. Así, en el año 2000, tal y como muestra el gráfico elaborado por Morron, tan solo había 3 puntos de diferencia entre el 14,6% de renovables que aportaba Catalunya sobre la demanda total de energía y el 17,8% de España. En el año 2013, España ya rozaba el 50% de renovables sobre el total de energía, pero Catalunya estaba en el 20,5%, 30 puntos por debajo y, sin embargo, la cota mayor alcanzada nunca por la electricidad catalana. Desde entonces, Catalunya sube y baja entre el 13 y el 19%, ya que la generación de renovables no solo depende de la potencia instalada, sino también de las condiciones climáticas: a mayor sol, más fotovoltaica y cuanto más viento, mayor eólica disponible para inyectar a la red.

La mala evolución de este indicador coincide con la lenta instalación de parques renovables, aunque en los últimos años haya mejorado sobre todo e cuanto a tramitación. Tras una década de parálisis total, moratoria a la práctica, por la dificultad normativa para llevar a cabo los proyectos, en 2019 el Govern de Quim Torra aprobó un nuevo decreto que permitió la puesta en marcha de centenares de proyectos y miles de MW en renovables.

Un ritmo de instalación inferior al compromiso

En 2021, una nueva moratoria volvió a frenar la instalación de proyectos y en 2022, el Govern de Pere Aragonés retomó la gestión de las renovables y consiguió que en dos años se aprobaran o preaprobaran 3.000 MW de renovables, aunque los litigios y trámites ralentizan su instalación. En 2022, tan solo se instalaron 73 MW de eólica y 466 MW de fotovoltaica en Catalunya, ritmo muy inferior a los 1.400 MW por año que debería instalar para alcanzar los 12.000 que necesita en 2030 y los 2.200 por año precisos para la meta de 62.000 MW en 2050. 

A la espera de que el gobierno español apruebe las normas para la eólica marina que permita el inicio del trámite en la Costa Brava, Catalunya, que actualmente tan solo tiene 1.800 MW de renovable instalada (10 veces menos que Castilla y León) trabaja con 5.000 MW en alguna fase de trámite que deberán sumarse en los próximos años al parque de renovables, si bien los equilibrios políticos podrían condicionar este avance. 

Desde Renovem-nos, plataforma que defiende la aceleración del despliegue de renovables en Catalunya, el catedrático emérito de la Universitat de Girona Pere Roura, lamenta la situación, "al final, más allá de lo que se apruebe o deje de aprobar, lo importante es la cantidad de renovables que lleguen a la red eléctrica", comenta. Roura atribuye gran parte de la situación al procés independentista, "se distrajeron fuerzas que no se tenían que quitar de este aspecto tan importante para la economía catalana y para la sostenibilidad". "Sin soberanía energética, no hay soberanía", añade con el temor de que la línea de Muy Alta Tensión que debe conectar los parques de renovables aragoneses con Catalunya acaben siendo importantes en el mix. 

"Una vez se acabó el procés independentista y se ha visto que el Govern tiene que gobernar el día a día, tampoco se ha avanzado lo necesario", apunta Roura. "El decreto de Quim Torra de 2019 era para simplificar procedimientos y la cancelación posterior de este decreto ha vuelto a frenar los avances", añade, así como apunta a que "ha faltado liderazgo político para superar las fuertes oposiciones del mundo local". "Es el president Pere Aragonès y no el conseller quien debe liderar la transición energética para cumplir los compromisos". "La división del movimiento ecologista entre quienes defienden incondicionalmente el territorio y quienes ven la transición energética como algo prioritario también ha costado caro", completa Roura.