La fábrica de papel LC Paper fue creada el año 1881, dos años antes que Charles Fritts creara el primer panel solar fotovoltaico. El 'boom' de esta energía, sin embargo, ha llegado en los últimos años, con la necesidad de descarbonizar la electricidad para luchar contra el cambio climático y también de ganar soberanía energética y depender menos de los combustibles fósiles, que no abundan en Europa.

 

 

Esta energía que transforma la luz del sol en electricidad se puede conectar a la red en parcos fotovoltaicos o bien es adecuada para hacer instalaciones de autoconsumo. Es decir, permite que domicilios o empresas tengan su propia electricidad directamente del sol de forma que no tienen que pagar a la comercializadora de luz, excepto a las noches o si necesitan más electricidad de la que generan. Con las baterías de almacenaje, además, las instalaciones de autoconsumo pueden ser totalmente independientes de la red, porque pueden utilizar la electricidad almacenada durante el día por la noche, y por lo tanto reducir todavía más la factura de la luz.

Sin embargo, hoy por hoy, el autoconsumo de LC Papel, con 4,3 MW y que permite generar un 17% de la energía que consume la fábrica, que consume mucha, todavía no cuenta con baterías. No es el único autoconsumo que tienen, porque cuentan también con un generador propio de ciclo combinado, que les permite generar electricidad con gas y aprovechar el gas para los procesos de alta temperatura de la producción de papel.

Paneles solares, subestación y torre eléctrica del autoconsumo de LC Paper/ Foto: Montse Giralt

A pesar del potencial que tiene la fotovoltaica para descarbonizar en Catalunya, avanza lenta, demasiado lenta, como la eólica, en comparación con el resto de España y teniendo en cuenta el tamaño y el gran consumo, por la elevada población, del territorio. La fotovoltaica tan solo representa el 0,95% de la electricidad que se consume en Catalunya y eso incluye también el autoconsumo. La historia de LC Papel, con 9 años de procesos legales y uno solo de construcción, demuestra por qué está así. Las renovables suman a Catalunya un 16% de la demanda, más de tres veces menos que el 56% que ya tiene en España.

Los proyectos fotovoltaicos se enfrentan a menudo o casi siempre a resistencia del territorio, donde entidades de varios tipos se oponen, especialmente los campesinos que ven amenazado su trabajo en el campo cuando al propietario le conviene venderse los terrenos para hacer un parque. Y también a las dificultades legales y administrativas.

Interior del transformador. / Foto: Montse Giralt

Este último caso fue el problema para LC Papel. Lo explica desde la fábrica de Besalú y suyo Joan Vila, empresario jubilado e ingeniero experto en energía que cedió hace unos años el testigo a su hijo Pau Vila, hoy CEO de la empresa. En 2015, registraron su proyecto, que estuvo durando 4 años en plena moratoria pendiente de la aprobación de una nueva ley de renovables. Cuando esta llegó, el año 2020, el proyecto de LC Papel fue el primero a entrar. Pero entonces Agricultura señaló que los terrenos no eran los adecuados y el proceso se alargó un poco más hasta que, después de una queja al  Síndic de Greuges, se le otorgó el permiso a la empresa.

Superados los problemas legales, llegan los problemas con las empresas, primero con Solarprofit que se preparaba para salir a bolsa, hinchada por un gran crecimiento a raíz de la crisis energética por la guerra de Rusia, y quiso utilizar el proyecto para instalar un parque fotovoltaico de espalda en LC Papel, con quien tenía un compromiso. Cambiaron de empresa y la siguiente también dio problemas, hasta que Sur Renovables se hizo cargo. Y así, fue el pasado 21 de julio cuando se inauguró por fin esta instalación, con la presencia de la consellera de Territori Sílvia Paneque.

Interior de la fábrica de LC PAper / Foto: Montse Giralt

El funcionamiento de la fotovoltaica es sencillo, en comparación con otras tecnologías como la eólica o la hidráulica, que como lo que transforman en electricidad es el movimiento necesitan turbinas.

Los 7.000 paneles fotovoltaicos sobre un terreno de 5 hectáreas de LC Papel transforman directamente con la capacidad del silicio la luz en electricidad. No el calor, que de hecho puede restar eficiencia a partir de los 25 grados. Las placas de silicio absorben los fotones de luz solar y liberan electrones generando una corriente eléctrica. Los paneles cuentan también con hilos plateados que hacen de conductores y que consiguen transportar esta electricidad por todas las placas.

Interior de la planta de ciclo combinado de LC Papel. / Foto: Montse Giralt

Por debajo de los paneles, hay unos cables y unos conectores que transportan esta electricidad hasta un primer transformador, situado entre los paneles y que convierte la electricidad continua en corriente alterna. Esta corriente alterna de baja tensión se va a través de cables soterrados en una subestación eléctrica donde pasa a ser de alta tensión, que es la que necesita la instalación. Y llega a través de torres eléctricas de alta tensión y cables que alimentan una parte del proceso de la fábrica de papel.

El papel, que se consigue triturando trocitos de madera o papel reciclado, añadiendo agua y prensando la mezcla hasta formar las hojas, que se secan si se alisan, tiene una alta necesidad energética que hoy por hoy no se puede cubrir 100% con electricidad. La descarbonización de la industria, que consume un 37% de la electricidad en Catalunya, es de hecho una de las grandes cuestiones, junto con el transporte aéreo, marítimo y terrestre, todavía abiertas al mundo. La alta necesidad de temperaturas requerirá que biometano o hidrógeno verde jueguen un papel importante.