Este agosto el organismo regulador del servicio de taxi de California dio permiso en Waymo y Cruise para ofrecer desplazamientos de pago en San Francisco utilizando vehículos sin conductor. Waymo es una filial de Alphabet, la matriz de Google. Cruise es una subsidiaria de General Motors. Durante este tiempo, Waymo y Cruise han operado unos trescientos vehículos a cada una.

El término innovación disruptiva fue acuñado y formalizado en 1995 por el profesor Clayton Christensen, de Harvard. Consiste en vender un producto más sencillo, no tan bueno, y más barato, a un consumidor menos exigente o a un público que actualmente no consume el producto porque no lo entiende o porque no lo puede pagar. Por lo tanto, ofrecemos menos prestaciones a cambio de menos dinero. La innovación disruptiva se contrapone a la innovación incremental, que consiste en proporcionar más prestaciones a cambio de más precio, y que es la que practican los fabricantes de móviles: cada año sale un modelo mejor que el del año anterior, pero más caro. La estrategia de Nintendo es un buen ejemplo de innovación disruptiva: vendemos una consola de videojuegos más sencilla para aquellos jugadores que no necesitan tantas funcionalidades y para aquellas personas que nunca han jugado a videojuegos porque las otras consolas son demasiado sofisticadas.

La prensa económica también se refiere a la innovación disruptiva como aquella que cambia sectores económicos enteros, como la fotografía digital. Emergen nuevos actores (Adobe con su Photoshop) y desaparecen los actores que habían dominado la industria de manera incontestable hasta el momento (Kodak).

Los vehículos autónomos serán la próxima innovación disruptiva, y podemos hacer el ejercicio de prever cómo afectarán a la industria del automóvil y el mundo en que vivimos. Estos vehículos serán eléctricos y podrán circular solos. Los pasajeros solo tendrán que acceder a una aplicación e indicar los puntos de origen y de destino de su viaje. Quizás a la larga serán más seguros. Y muy probablemente serán vehículos compartidos. Que sean compartidos significa que quizás se producirán y venderán menos unidades, y que los pasajeros se organizarán en comunidades de usuarios —por edificios, calles o barrios, o por puestos de trabajo— para asumir el coste. Atributos como potencia, superioridad técnica, diseño o marca serán menos relevantes, porque el principal atributo será la capacidad del vehículo de desplazarnos de un punto a otro sin intervención humana. En este sentido, los vehículos serán más indiferenciados. El mismo vehículo sufrirá una transformación radical: el centro de gravedad ya no será el motor de combustión interna, ni la batería y los motores eléctricos, sino el hardware y el software que permitirá que el vehículo circule solo. Eso hará que algunos fabricantes de vehículos que han dominado la industria a lo largo de los últimos años desaparezcan, especialmente aquellos que no puedan transitar del vehículo de combustión interna al vehículo eléctrico y aquellos que no puedan incorporar la tecnología para que el vehículo pueda circular solo. En paralelo, surgirán nuevos actores que no habían tenido presencia en el sector: de otros gigantes tecnológicos, fabricantes de componentes de automoción, compañías de taxis, empresas de vehículos de alquiler y plataformas.

Podemos hacer una lista de industrias que se verán afectadas por una adopción generalizada del vehículo autónomo: fabricantes de coches y de componentes, proveedores de materias primas como el acero, fabricantes de hardware y software, concesionarios, talleres de reparación, estaciones de servicio, compañías de seguros, hospitales, entidades financieras, propietarios de parkings, autoescuelas, hoteles y restaurantes, empresas de reparto a domicilio, etc. En algunos casos —las compañías de seguros, los hospitales y los talleres de reparación— es difícil prever si tendrán más trabajo o menos trabajo...

Como en todas las innovaciones disruptivas, una adopción generalizada requiere superar algunas barreras por parte de los consumidores: los obstáculos de los vehículos eléctricos son el precio y la autonomía. La principal barrera de los vehículos autónomos es la seguridad. ¿Subiríais si os dijeran que lo primero que sientes cuando eres dentro es una voz que te dice que no toques ni el volante ni los pedales durante el trayecto? Mientras escribía este artículo, he sabido que el día 14 de agosto dos taxis de Cruise mantuvieron bloqueada durante un rato una ambulancia que llevaba a un hospital a un herido de un accidente que finalmente murió.