El anuncio de la fusión (es una compra encubierta) del Sabadell por parte del BBVA ha sacudido al sector financiero. Si bien no es la primera ocasión en que esta operación se plantea, parece que esta vez va en serio, a tenor de una oferta que supera en un 17% el valor del primero en bolsa.

Ninguno de los dos bancos es lo que era cuando en el pasado se habló de unir las dos entidades. BBVA está mucho más expandido internacionalmente, tiene más cuota de mercado y el Sabadell es mucho mayor en tamaño y robustez. 

La gran pregunta es: ¿a qué obedece esta operación? La respuesta requiere varias aproximaciones porque una operación de este calibre difícilmente responde a una sola razón o motivación.

La primera es económica, por supuesto. Cualquier fusión, absorción o compra de empresas se explica primero desde el punto de vista económico. Sin una razón de ser referida al balance o la cuenta de explotación, las operaciones de compraventa no suelen tener lugar. La compra del Sabadell por parte del BBVA, bien gestionada, desembocaría en un balance más sólido, especialmente para el Sabadell, y una cuenta de resultados algo más abultada, esto en favor del BBVA. Los mercados, tras conocerse la noticia, como suele ser habitual en estos casos, movieron al alza el valor del Sabadell y a la baja el de BBVA. A corto plazo, gana el más pequeño. Esto suele pasar siempre.

BBVA logra varias cosas. La primera, recomponer el origen de sus beneficios, que actualmente se obtienen principalmente fuera de España. Los ingresos nacionales del BBVA aumentarían en más de un 25%.

Ambas entidades han asegurado que se preservará empleo y número de oficinas. Pero esto siempre se afirma para calmar al personal y nunca acaba siendo así. Si bien el solape geográfico no es enorme y la complementariedad territorial es evidente, no significa que no vaya a haber grandes ahorros por reestructuraciones que se llevan a cabo pasados los dos años de la operación. Es obvio que las economías de escala producirán mejoras en la cuenta de resultados y que solamente esta parte puede justificar la operación.

Nos quedamos con tres bancos porque necesitamos ser alguien en Europa. Y necesitamos ser alguien en Europa porque cada vez está más cerca la banca europea común

Pero quizás lo más importante sea la mirada estratégica. Esta operación acabaría de consolidar el que es un verdadero oligopolio financiero en España. Cuando tres competidores copan más de tres cuartas partes del mercado, podemos hablar de situación oligopolística. No en vano, España es el país de Europa donde más han tardado en trasladarse las subidas de tipos a las remuneraciones de los depósitos y donde más prácticas abusivas se denuncian tanto por parte de asociaciones de consumidores como por los reguladores.

España se queda con tres grandes bancos porque Europa va a dar un salto adelante. La armonización financiera, de mercado de capitales y de seguros de depósitos tiene que llevarse a cabo en los próximos cinco años si queremos que la Unión Europea avance. Los conflictos geopolíticos más recientes y el progresivo desentendimiento de Estados Unidos por Europa, tanto en lo comercial como geopolítico, Ucrania mediante, da una orden muy clara a los países europeos. O nos hacemos más fuertes, más sólidos y nos integramos más o lo vamos a tener difícil para competir en este mundo global con bloques cada vez más fuertes. La globalización está trayendo bloques, es decir, grandes jugadores: China, Estados Unidos, Europa, Rusia, India, Brasil, México.

Para competir en el mundo se precisan dos cosas: dimensión y finanzas. Si algo hemos aprendido este siglo es que las finanzas van primero y la economía real va después. La operación BBVA-Sabadell es un paso más en España para poder mirar a Europa. Nos quedamos con tres bancos porque necesitamos ser alguien en Europa. Y necesitamos ser alguien en Europa porque la Unión Europea va a mover ficha en el mercado financiero. Cada vez está más cerca la banca europea común.

Y a esa banca europea común hay que llegar con volumen suficiente para seguir absorbiendo y comprando, pues, que nadie lo dude. La unión de sistemas financieros traerá la unión de bancos extranjeros, que es la asignatura pendiente en Europa, para la cual cada país está redefiniendo su puesto de salida.