El nuevo frente en la guerra comercial: EE.UU. apunta a la industria naval china

- Mookie Tenembaum
- Cap d'Agde (França). Lunes, 5 de mayo de 2025. 05:30
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La política comercial de Estados Unidos frente a China entra en una nueva fase. A las restricciones tecnológicas de los últimos años —especialmente en el sector de los semiconductores— se suma ahora una estrategia centrada en la industria marítima y logística.
La reciente orden ejecutiva firmada por el presidente Donald Trump el 9 de abril de 2025, titulada “Restoring America’s Maritime Dominance”, marca un enfoque más estructural, que afecta la capacidad de China de dominar segmentos clave del comercio internacional.
Esta norma no implementa inmediatamente nuevos aranceles, pero abre la puerta a la imposición de tasas de entrada a puertos estadounidenses para buques construidos en China. La propuesta, elaborada por la Oficina del Representante de Comercio de los Estados Unidos (USTR), contempla:
• $1,5 millones de dólares por entrada para cualquier buque construido en China;
• $1 millón de dólares por entrada para operadores cuya flota esté compuesta en un 50% o más por buques construidos en China;
• $750.000 dólares por entrada para operadores con entre 25% y 50% de su flota construida en China.
Estas medidas afectarían tanto a empresas chinas como a navieras de otros países que dependen de astilleros chinos para renovar o ampliar sus flotas. Por eso, varias embajadas asiáticas en Washington expresaron su preocupación. En palabras de un diplomático citado por Nikkei Asia, “Trump está usando a China para recaudar dinero de compañías de otros países”.
La motivación oficial detrás de la iniciativa es revertir la pérdida de capacidades de construcción naval en Estados Unidos. Según datos del gobierno estadounidense, el país produce hoy solo el 0,2% de los barcos del mundo, frente al 74% que se construyen en China. La propuesta busca, mediante el cobro de estas penalidades, alimentar un fondo fiduciario destinado a revitalizar la industria naval nacional.
Estados Unidos no busca únicamente limitar las exportaciones chinas, sino debilitar sectores en los que Beijing construyó ventajas sistémicas
Además, se considera establecer aranceles a grúas portuarias de origen chino o fabricadas por empresas controladas por intereses chinos, y aplicar un recargo del 10% sobre carga que ingrese a través de Canadá o México para evitar el pago de estas tasas portuarias.
Con estas acciones, Estados Unidos no busca únicamente limitar las exportaciones chinas, sino debilitar sectores en los que Beijing construyó ventajas sistémicas a través de subsidios, integración vertical y control logístico global. Se trata, en efecto, de un nuevo frente en una política que ya no gira exclusivamente en torno al acceso a tecnología avanzada, como los chips, sino que ahora se extiende a las infraestructuras físicas que sostienen el comercio mundial.
Este segundo eje —el marítimo— complementa la estrategia anterior y anticipa una dinámica más amplia: Washington interviene en sectores donde la supremacía china es estratégica. En ese sentido, el caso naval sería el modelo para futuras acciones en otras áreas como transporte terrestre, minerales críticos o plataformas logísticas digitales. Más que medidas puntuales, estas iniciativas delinean un patrón coherente de confrontación estructural.
Las cosas como son.