El estallido de la brutal guerra entre Israel y Palestina es el último conflicto que se suma, en cuestión de días, a una serie de acontecimientos extremos que incrementan el riesgo en los mercados del gas y del petróleo. Pronosticar el comportamiento del suministro o la demanda energética en el corto plazo es hoy una tarea dificultosa. La guerra de Israel se suma, en el variable terreno energético, al aviso de huelga en las plantas de gas natural licuado (GNL) de Chevron en Australia y al reciente anuncio de Finlandia sobre un posible sabotaje en el gasoducto que conecta Finlandia con Estonia.

Ante todos estos acontecimientos, los precios de petróleo y gas reaccionan con gran fluctuación.

El lunes los futuros del crudo Brent, el punto de referencia mundial, aumentaron un 4,2 % hacia los 88,15 dólares el barril. El punto de referencia estadounidense, West Texas Intermediate, también aumentó un 4,3 %, superando los 86,38 dólares el barril.  En Europa, los precios del gas en el punto de referencia del Servicio de Transferencia de Títulos (TTF) en los Países Bajos se dispararon alrededor del 15% hasta un máximo de seis meses de alrededor de 15 dólares por mmBtu. Y el martes los precios del gas al por mayor en el Reino Unido aumentaron hasta un 14 por ciento el martes a más de 125p por therm.

Dado que la región de Oriente Medio produce casi un tercio del suministro de crudo mundial, existe el riesgo de una interrupción en la producción de petróleo en la región si otros países llegasen a involucrarse en este conflicto. El paso por el estrecho de Ormuz, que es crucial para las exportaciones de petróleo y gas natural licuado, podría verse interrumpido.  Este estrecho está ubicado entre Omán e Irán, conecta el paso marítimo de los países del Golfo —Irán, Kuwait, Arabia Saudita, Baréin, Qatar y Emiratos Árabes Unidos— con el Mar de Arabia y más allá.

Por otro lado, el mes pasado se cumplieron tres años desde que se formalizaran los Acuerdos de Abraham entre los Emiratos Árabes Unidos, Baréin e Israel con Marruecos y Sudán uniéndose meses después. Dichos acuerdos han facilitado las relaciones entre estos estados árabes del Golfo e Israel y han conllevado que una serie de acuerdos en varias áreas se firmaran.

Aunque Israel produce solo una pequeña cantidad de petróleo, se ha convertido en los últimos años en un importante país productor de gas gracias a los campos de Tamar, Leviatán y Karish.

Después de los ataques de Hamás contra Israel el pasado sábado 7 de octubre y como medida de precaución por seguridad, el martes Israel ordenó a Chevron que cerrase la producción de gas natural en Tamar, una de las dos principales plataformas marinas en las que opera. El mayor campo de gas offshore de Israel, Leviatán, sigue operando con normalidad.

Tamar es una fuente importante de gas para los generadores de energía y la industria de Israel, así como para los países vecinos Jordania y Egipto. Se encuentra ubicada a lo largo de la costa mediterránea sur de Israel, a unas doce millas de la Franja de Gaza.

Chevron tiene una participación del 25% en el campo de gas de Tamar. Los otros socios son Isramco, con el 28,75%; Mubadala Energy de Abu Dhabi, con el 22%; Tamar Petroleum, con el 16,75%; Dor Gas con el 4%; y Everest con el 3,5%.

Egipto importa gas israelí de los campos de gas de Tamar y Leviatán para su consumo interno, así como para exportar GNL de sus plantas de licuefacción. Dichas exportaciones podrían verse comprometidas y reducidas con la disminución en las importaciones de gas israelí. Egipto tiene dos plantas de licuefacción de GNL: Idku de 7,2 millones de toneladas/año y Damietta de 5 millones de toneladas/año.

Damietta es operada por SEGAS, que es controlada por la empresa Italiana ENI (50%), Egypt Natural Gas Holding Company (EGAS, 40%) y Egypt General Petroleum Corporation (EGPC, 10%). Idku, a su vez, es propiedad de Shell, EGAS, EGPC, Petronas y TotalEnergies. 

El paro en el campo de gas de Tamar podría afectar los envíos de GNL de Egipto hacia compradores en Europa. Sin embargo, según datos de Kpler, solo el 2% del total de las importaciones de GNL en Europa este año han procedido de Egipto (2.8 bcm).  De dicho valor, el 44% fue destinado a Turquía, el 10% a España, 10% al Reino Unido, 10% a Italia, 8% a Francia, 6% a Países Bajos, y el resto a otros países.

Chevron, al igual que otras empresas multinacionales, tienen importantes inversiones en proyectos de gas natural en el Mediterráneo oriental. Si este conflicto aumenta y continúa, estas futuras inversiones en la región podrían verse afectadas.

Además del conflicto entre Israel y Palestina, el mercado del gas mundial también recientemente sintió el efecto de la incertidumbre en el suministro a causa de la huelga planeada para el 19 de octubre en las plantas de Chevron en Australia y el posible sabotaje del gasoducto báltico.

El conjunto de todos estos acontecimientos incrementa el riesgo del mercado del gas y aumenta la volatilidad en el precio.