Europa se encuentra ante un desafío que podría sacudir los cimientos de su industria automovilística. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea que vela por los intereses de la industria europea, ha anunciado recientemente una investigación sobre posibles ayudas estatales por parte del gobierno chino a los fabricantes de su país para producir vehículos eléctricos (VE) más económicos y exportarlos al mercado europeo. Las exportaciones de vehículos chinos han crecido durante el primer semestre de este año un 62% llegando a los 3 millones de vehículos en todo el mundo, siendo Europa el principal demandante de vehículos de bajas emisiones.

Se abre un escenario, por tanto, en el que los fabricantes chinos podrían inundar las carreteras europeas con sus coches de nueva generación híbridos y eléctricos (NVE). Pero examinemos ventajas e inconvenientes de esta posible entrada.

Los fabricantes chinos han demostrado su capacidad para producir vehículos eléctricos a precios más competitivos. Esto podría estimular la adopción de VE en Europa, acelerando la transición hacia una movilidad más sostenible. Asimismo, China ha realizado inversiones significativas en tecnología de baterías y sistemas de propulsión eléctrica, lo que podría llevar a la disponibilidad de VE con baterías de mayor autonomía y cargas más rápidas en Europa.

Y finalmente, el crecimiento de ventas y la adopción de marcas chinas en el mercado europeo puede llevar asociada la inversión directa de estos fabricantes en territorio europeo para localizar sus fábricas y localizar producción de componentes y mano de obra en el futuro.

Pero como no, también existen inconvenientes a la hora de analizar la entrada de vehículos chinos eléctricos en Europa. En primer lugar, si se confirma que China está otorgando ayudas estatales, esto podría socavar la competencia en el mercado europeo. En cuanto a la seguridad y calidad, la percepción de los coches chinos todavía se encuentra en un proceso de consolidación. Por otro lado, algunos fabricantes chinos están teniendo gran éxito introduciéndose con marcas europeas como es el caso de Volvo-Geely y MG-SAIC.

La inminente entrada de competidores asiáticos con tecnologías de conectividad y sistemas HMI (Human Machine Interface) más avanzados puede conllevar asociada una pérdida de competitividad de los fabricantes europeos en sus propios mercados de origen ralentizando las ventas de sus vehículos de nueva generación.

Sin embargo, Europa representa para China la mayor oportunidad de crecimiento. En primer lugar, el viejo continente representa el mercado más grande junto a los Estados Unidos, que lanzó recientemente bajo la administración Biden el programa IRA (Inflation Reduction Act) para alcanzar los objetivos de cambio climático protegiendo a su vez a los fabricantes nacionales. Europa por su lado ha respondido con el programa The Green Deal Industrial Plan para ayudar a la industria europea a alcanzar la neutralidad climática con tecnologías cero emisiones.

Por otro, el mercado de vehículos eléctricos es un segmento de rápido crecimiento con una penetración actual cercana al 20% en Europa y la perspectiva de convertirse en 100% eléctrico para 2035.

En contraposición a Asia, en Europa hay pocas empresas disruptoras a nivel local y persiste la predominancia de los fabricantes tradicionales (alemanes y franceses) que debido a su liderazgo histórico en los motores de combustión (ICE) no han sabido responder a una transición rápida en la era de la electrificación, planificando un cambio moderado o incremental.  Además, en Europa existe una alta superposición de la demanda de producto con China donde los vehículos más vendidos pertenecen a las mismas categorías (crossovers pequeños y compactos y los SUV que ya representan más del 50% de las ventas europeas).

Por último, los fabricantes chinos disfrutan de una ventaja competitiva en costes que será muy difícil (si no imposible) para los europeos de replicar. Para los viejos fabricantes europeos, el riesgo de verse “desplazados” en su propio terreno de juego es muy alto.

La amenaza planteada por los coches chinos eléctricos en Europa obliga a los fabricantes europeos a reconsiderar su estrategia y acelerar su transición hacia la movilidad eléctrica. Esto podría ser un catalizador positivo para la innovación y el desarrollo de VE de alta calidad en Europa como demuestra la apuesta por el desarrollo de las baterías de Ion-litio de química ternaria NCM (niquel, magneso y cobalto) de mayor coste pero rendimiento superior, gracias a su mayor potencia y densidad energética frente a las celdas LFP (Lithium Ferrum Phosphate), más económicas, pero de más bajo rendimiento.

Por otro lado, Europa deberá enfrentarse una competencia feroz. Si no puede igualar la propuesta de valor de los coches chinos eléctricos a nivel de asequibilidad y experiencia tecnológica, podría perder cuota de mercado y enfrentarse a serias dificultades económicas como ya han adelantado los CEO de varios grupos europeos.

La entrada de los coches chinos eléctricos en Europa representa una amenaza real, pero al mismo tiempo puede suponer un verdadero revulsivo para acabar de impulsar la adopción de vehículos eléctricos y la innovación en Europa. La apuesta por nuevos desarrollos en tecnología de baterías o de propulsión como el Hidrógeno son también un claro ejemplo. Esta competencia también plantea preocupaciones sobre la competencia justa y la calidad de los productos comercializados, lo que podría impulsar la adopción de rápidas medidas proteccionistas por parte de Europa más orientadas a la neutralidad tecnológica en los procesos de fabricación y bajas emisiones. La respuesta de la industria europea y las decisiones políticas que se tomen en este sentido serán cruciales para determinar el futuro de la movilidad en Europa.