Semana grande en la política monetaria de Occidente. Tras los movimientos al alza de los tipos de interés en el pasado diciembre, febrero se estrena con la decisión en este sentido de la Reserva Federal estadounidense (FED) el próximo miércoles y al día siguiente será el BCE el que suba los tipos interés. Todo lo que no sea que la FED suba 0,25 puntos hasta el 4,75% y que el organismo presidido por Christine Lagarde lo haga en 0,50 puntos hasta el 3% sería una sorpresa. La unanimidad de los analistas sobre los movimientos de tipos en la política monetaria es total. Así que todo lo que se salga de la previsión sí podría tener efecto en los mercados financieros y, muy especialmente, en las bolsas.

La decepción que apunta el titular de este artículo con voluntad de agenda, nace de esa misma uniformidad de los expertos y de que ésta lleve ya varias semanas incrustada en el ánimo de los grandes inversores. Por decirlo de otra manera, las bolsas llevan subiendo todo este enero confiadas en estos movimientos de los bancos centrales y también los mercados de deuda han visto reducidas sus rentabilidades con idéntico pensamiento. El Ibex-35 cerraba la pasada semana con un alza anual del 10%, idéntica a la registrada por el europeo EuroStoxx50 y en rangos similares se muestran los mercados de acciones europeos. En Estados Unidos, el índice tecnológico Nasdaq 100 ha ganado el 11% y el S&P 500 algo más del 6%. El motor ha sido esa buena evolución de la inflación y el pronóstico de las alzas de tipos antes apuntadas.

Lo lógico es que, si el pronóstico se cumple, sea el momento de realizar parte de las ganancias conseguidas en tan corto espacio de tiempo. No olvidar que hace solo un mes, cuando los analistas lanzaban en ruedas de prensa y presentaciones sus previsiones para 2023, ese 10% que ahora figura en el balance anual/mensual era el esperado para todo el ejercicio. Por tanto, aunque el fondo sea bueno y las ganas de subir intensas, puede ser un momento interesante para llevarse parte de esas plusvalías a destinos más seguros como los activos de renta fija de vida más corta.

También, despejada a corto plazo la incógnita sobre los tipos, habrá que mirar a los beneficios empresariales. En España, seguimos con los bancos muy beneficiados con el incremento de sus márgenes crediticios. Buena muestra de ello ha sido el brinco que ha dado el Banco Sabadell tras presentar sus cuentas y que le ha empujado con mucha fuerza en dos sesiones. En Estados Unidos empieza a verse una desaceleración en los resultados (no confundir con pérdidas) que los expertos ya estiman que caigan en torno a un 3%: nada de que preocuparse. El deterioro de las cuentas se prolongará también durante el primer trimestre del año. Para el caso de Europa la visión es más positiva, pero la desaceleración de la economía se sentirá más tarde en las ganancias empresariales cuya bajada de ritmo se producirá en el segundo y tercer trimestre del próximo año. En principio, así está todo de previsto, luego… Dios dirá.

Como corresponde con finales de mes y los comienzos de uno nuevo, en esta semana predominarán las cifras estacionales de los últimos 31 días. A saber, inflación, PIB y tasas de desempleo. Datos que España ofrece con un poco de adelanto y por eso esta semana pasada ha terminado con la euforia del dato del PIB creciendo en 2022 al 5,5% y con la decepción sobre la EPA que arroja una gran debilidad del empleo en el último trimestre del año. Igualmente, en términos de crecimiento el fin de año también nos avisa de esa desaceleración.

Alemania y Francia ofrecerán esos indicadores de inflación y crecimiento, también para el conjunto de la eurozona, donde se espera un cierre de año en el 9,1% de IPC. Precios aún muy elevados que se explican en que tienen su origen en la escasez de la oferta y no en la pujanza de la demanda. También estará trufada la agenda de índices manufactureros y de servicios que avisan sobre el tirón de las economías. El jueves, el Tesoro Público volverá a subastar obligaciones a 10 años que tuvieron una demanda descomunal y se pagaron tipos del 3,306%. Los inversores de bonos se enamoran de estas rentabilidades tras años de intereses insignificantes y con la creencia de que las subidas de los bancos centrales terminarán a mitad de año. El viernes se publicará la tasa de desempleo en Estados Unidos que subirá según las previsiones una décima hasta el 3,6%. ¡Qué envidia!