La inteligencia artificial generativa está cambiando la relación con el trabajo de una manera profunda. Los trabajadores que han aprendido a convivir con esta tecnología cada día relatan cómo su trabajo se ha vuelto más eficiente, cómo han ganado confianza en sus capacidades e incluso cómo les han mejorado los salarios. Este es el reflejo que expone el informe Global Workforce Hopes & Fears 2025 de PwC, que dibuja un panorama laboral donde la tecnología actúa como acelerador de las trayectorias profesionales.

Los trabajadores que utilizan herramientas de IA de manera habitual no solo han visto mejoras en la productividad, sino que además se sienten más seguros en sus puestos de trabajo y notan un reconocimiento económico. Estas mejoras son mucho más pronunciadas que entre los compañeros que utilizan estas tecnologías de forma más esporádica. La diferencia es particularmente notable en aspectos como la productividad, los salarios y la sensación de seguridad laboral

Estos profesionales no solo disfrutan de los beneficios actuales sino que miran al futuro con optimismo. La gran mayoría cree que los avances logrados son solo el comienzo y que la inteligencia artificial continuará aportándoles ventajas en los próximos años. Sin embargo, este escenario positivo convive con una realidad más compleja.

La implantación real de la IA generativa en los puestos de trabajo todavía es limitada. Solo una minoría de empleados las utiliza a diario, cifra que, a pesar de haber crecido respecto al año pasado, sigue siendo modesta. La presencia de estas herramientas es notablemente más frecuente entre los trabajadores de oficina que entre aquellos que realizan trabajos manuales. Y cuando hablamos de los agentes de IA más avanzados, capaces de tomar decisiones autónomas, la penetración es aún menor.

El estudio revela que las empresas todavía tienen mucho camino por recorrer en la formación de sus trabajadores. La capacidad para aprender nuevas habilidades relacionadas con la inteligencia artificial no es igual para todos. Los empleados con responsabilidades directivas perciben que tienen más oportunidades de formación que los trabajadores sin cargos de responsabilidad. Y los que ya utilizan IA parecen estar ampliando esta ventaja, ya que aún más consideran que tienen los recursos necesarios para seguir aprendiendo.

La formación se revela como un elemento clave para la motivación. Los empleados que creen que sus habilidades seguirán siendo útiles en el futuro muestran un nivel de implicación muy superior a los que temen que sus conocimientos quedarán obsoletos. Del mismo modo, quienes se sienten acompañados por sus empresas en su desarrollo profesional se muestran más motivados que los que perciben poco apoyo. El sector tecnológico aparece como un ejemplo a seguir, con más profesionales señalando que han aprendido habilidades que han impulsado su carrera. En cambio, en el conjunto de todos los sectores encuestados, esta cifra es más baja.

La confianza en los líderes también emerge como un factor fundamental. Los trabajadores que confían en sus jefes directos muestran niveles de motivación mucho más altos, con más orgullo por su trabajo y más ganas de superar las expectativas. La confianza en la alta dirección también se correlaciona con una mayor motivación. Elda Benítez, socia de PwC, lo resume con una metáfora visual: adoptar la inteligencia artificial sin una estrategia clara es "como construir sobre arena". Reclama pasar del entusiasmo inicial a un enfoque más estructurado, con datos de calidad, formación para las personas y marcos de responsabilidad bien definidos.