Lo que comenzó como una inversión minoritaria del 10%, terminó en la compra total de Electronic Arts por el fondo soberano saudí, el Public Investment Fund (PIF). Cabe destacar que los fondos soberanos no compran empresas enteras, solamente acumulan porcentajes, diversifican y gestionan el riesgo.
Un ejemplo clásico es el fondo noruego, este tiene un poco de todo, pero nunca compra todo de algo. Que el PIF se haya quedado con EA no es un gesto normal del mercado. Mandaron un mensaje: encontraron el gran negocio del futuro.
Y ese futuro se llama ocio. La inteligencia artificial (IA) no mejorará el trabajo, lo suprimirá. La eficiencia que ofrecen los nuevos modelos de IA implica el reemplazo sistemático de tareas humanas.
No solo tareas manuales o repetitivas, sinó también actividades creativas, técnicas y logísticas. La consecuencia es que habrá millones de personas con tiempo libre no elegido, desplazadas de su rol productivo y sin nada que hacer. Y con eso, emerge el aburrimiento como el nuevo problema.
Lo interesante es que Arabia Saudí conoce ese aburrimiento de primera mano. Su élite lleva generaciones sin trabajar, ya que viven del petróleo. Administran renta, no esfuerzo, dentro de las restricciones religiosas del islam, incluyendo límites al acceso a muchos entretenimientos globales como el juego, el alcohol, o ciertos espectáculos.
Así, aprendieron a convivir con una forma muy particular de aburrimiento: el del tiempo que sobra, pero no se puede usar en cualquier cosa. Por eso entendieron antes que otros lo que viene después del reemplazo laboral, no lo leyeron en un paper, lo vieron en sus hijos.
Los jóvenes saudíes, como los de todo el mundo, llenan sus horas con videojuegos. Estos distraen, ordenan el tiempo, simulan progreso y dan estructura a días que ya no tienen función económica. Es esa la lectura que hace el fondo saudí. El diagnóstico es lúcido, pero la solución que eligieron es errónea.
Compraron una empresa con pasado, no con ventaja futura. Electronic Arts tiene franquicias fuertes, tiene know-how; pero no tiene capacidad de liderazgo frente a la reconcentración en ciernes. Google, Microsoft, Amazon y hasta Apple integran el ocio digital a sus ecosistemas de IA como entornos completos. Experiencias con agentes, con personalización radical e integración de modelos generativos. Lo que viene no son juegos de fútbol ni shooters, son mundos sintéticos moldeados por IA. Y ahí, EA no tiene ventaja.
La compra saudí no toma en cuenta la curva real del desarrollo tecnológico. Asume que el juego como lo conocemos hoy, escala hacia el futuro. Sin embargo, lo más probable es que se disuelva en otra cosa con agentes conversacionales, entornos inmersivos, videojuegos que se escriben y se redibujan en tiempo real, personajes que recuerdan y adaptan sus diálogos al historial; y cambian el juego según el estado emocional, y todo esto, sin guiones predefinidos. Ninguna de estas líneas apunta hoy hacia EA.
Además, el timing estratégico es confuso. En un momento donde los grandes actores tecnológicos absorben startups, construyen desde cero o integran ocio en sus propios ecosistemas de hardware, Arabia Saudí optó por comprar el paquete completo de una empresa tradicional. Es una jugada táctica, no estratégica. Un reflejo, no una arquitectura de largo plazo. Compraron lo que entienden, no lo que viene.
¿Y qué viene? Una nueva economía donde el tiempo libre no será lujo, sino condena. Donde el aburrimiento será masivo y estructural. Donde millones de personas buscarán no tanto divertirse, sino pasar el tiempo. En ese sentido, sí, la lectura saudí es certera.
Pero confundir el síntoma con el canal es un error. No todo el tiempo libre se llena con videojuegos. Y no todos los videojuegos van a sobrevivir a la IA. De hecho, muchos serán reemplazados por experiencias que ni siquiera llamaremos juegos.
La decisión saudí es, entonces, una apuesta comprensible, pero limitada porque es una lectura incompleta. Vieron el problema e intuyeron la magnitud. Pero eligieron la solución equivocada, ya que EA no será el refugio del tiempo libre mundial. EA será, si no cambia radicalmente, una de las muchas empresas que quedarán superadas por un cambio que ni siquiera fue pensado para ellas.
La IA reemplaza tanto a trabajadores como a creadores. Y en el mundo del entretenimiento, eso implica reconfigurar la industria desde adentro. Arabia Saudí apostó por la estructura vieja de ese ocio porque el aburrimiento que viene es más grande, más complejo y más maleable, y requerirá respuestas más audaces; EA, por ahora, no las tiene.
Las cosas como son
            TECNOLOGIA
        
                
        Electronic Arts: la apuesta saudí ante la inminente epidemia de aburrimiento
Los fondos soberanos no compran empresas enteras, solamente acumulan porcentajes, diversifican y gestionan el riesgo
    - Mookie Tenembaum
 - Phuket (Tailandia). Martes, 4 de noviembre de 2025. 05:30
 - Tiempo de lectura: 2 minutos