Ametller Origen ha puesto en marcha un proyecto innovador para incorporar la inteligencia artificial (IA) y la tecnología de sensores avanzados en la producción agroalimentaria, con el objetivo de mejorar la calidad y la trazabilidad de uno de sus productos estrella: el gazpacho.
El proyecto, bautizado como AOSensor, se desarrolla conjuntamente con el Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries (IRTA) y la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), y forma parte del programa PERTE Agroalimentario AGROSMED, financiado con más de 9 millones de euros. La iniciativa busca un doble hito: incorporar tecnologías digitales a la industria agroalimentaria y garantizar la estabilidad y calidad óptima del producto final, respetando la receta tradicional.
Tecnología al servicio del sabor
Hasta ahora, los investigadores han analizado más de 2.000 tomates y 300 pimientos, midiendo parámetros como el pH, la firmeza, la acidez y el color. Los datos recogidos alimentan un modelo de inteligencia artificial desarrollado por la UPC, capaz de predecir el punto óptimo de maduración de los ingredientes y anticipar las características fisicoquímicas del producto final.
Según explica Oscar Casas, investigador de la UPC, "se han diseñado sensores de bajo coste capaces de medir los principales parámetros de manera cómoda y poco invasiva. La transmisión de datos se hace sin hilos, y el procesamiento se realiza en la nube mediante IA". Este sistema permite aplicar los mismos principios de control de calidad a cualquier fase del proceso de producción, e incluso adaptarlos en otros alimentos.
Uno de los puntos clave del proyecto es su capacidad para predecir variaciones en la materia prima y ajustar de forma automática los procesos de producción. Eso permite una elaboración más eficiente y una importante reducción del despilfarro alimentario, ya que se minimizan las desviaciones entre lotes y se evita el rechazo de productos.
"Con esta tecnología pionera podremos tomar decisiones en tiempo real tanto al campo como a la fábrica", destaca Joan Simó, director general de Innovación y Sostenibilidad de Ametller Origen. "Nuestra meta es que, a pesar de la variabilidad natural de los ingredientes, el consumidor perciba siempre el mismo sabor y calidad".
El futuro de la alimentación
El equipo del IRTA ha vinculado los datos obtenidos de los tomates con más de 200 lotes de gazpacho elaborados en el obrador de Olèrdola (Alt Penedès). El resultado: una fórmula uniforme y avalada por un panel sensorial, capaz de mantener el carácter artesanal del producto con el apoyo de la tecnología.
"Es un paso adelante en la transformación digital del sector agroalimentario", apunta Ingrid Aguiló, investigadora del IRTA. Los ensayos se han llevado a cabo en el Fruitcentre del IRTA en un entorno piloto que simula las condiciones reales de producción.
Ametller Origen hace tiempo que apuesta por integrar soluciones digitales en su cadena de valor, desde los campos hasta las tiendas. AOSensor es el ejemplo más reciente: una combinación de conocimiento científico, innovación tecnológica y compromiso con la calidad. "Innovamos para transferir conocimiento y aportar valor en cada eslabón del proceso", concluye Simó. "Y lo hacemos con tecnología, pero también con personas con talento. Esta es la fórmula para ofrecer el mejor producto de manera eficiente y sostenible", describe al directivo.