La inflación y otras derivadas, como la sequía o una mala cosecha, pueden comportar la subida de precios repentinos en algunos productos de alimentación, pero también de higiene, para el hogar o cualquiera que encontramos en un supermercado. El caso más flagrante es el del aceite de oliva que de los cinco euros de media ha pasado a rozar los ocho no se descarta que puedan tocar máximos de 14 para aquellas botellas que no son prémium y se envasan en plástico en vez de vidrio.
Al fin y al cabo, el IPC de estos productos fomenta un mercado negro que, si bien siempre ha existido, ahora va al alza y se incorporan productos muy económicos. De hecho, podemos corroborarlo si nos fijamos en las estanterías de un supermercado: no necesariamente el producto más caro lleva alarma y la motivación de sus propietarios se basa más en la demanda que tiene o los condicionantes que hacen que aquel producto se convierta en un 'bien preciado'.
Alarmas, cadenas y candados
Volviendo al ejemplo más flagrante, el del aceite, Salvador Cañones, Socio Director de STC (The Source Tagging Company), empresa líder del sector antihurto afirma: "Anteriormente, el principal aceite robado era el de la categoría gourmet, pero en el último mes estamos recibiendo pedidos de protectores para las botellas de un litro e incluso las garrafas de tres y cinco. El aumento es exponencial, también lo hemos visto en otras categorías que cuando los productos aumentan de precio un 20%, los intentos de hurto se multiplican por 5. Por lo tanto, es fundamental evitar que el intento de hurto se transforme en un robo real". Las cadenas de supermercados protegen el preciado aceite utilizando los elementos que tienen disponibles, como son los collares de seguridad usados habitualmente en bebidas alcohólicas o incluso cajas protectoras. En casos de desesperación, hemos podido ver incluso el uso de cadenas y candados.
El caso excepcional del aceite y sus derivados
Por eso, desde STC aseguran que como fabricantes nacionales del aceite "no se puede olvidar de que este es un problema muy nuestro ante una magnitud enorme del caso". Cañones asegura, a modo de ejemplo: "Un único establecimiento de una importante cadena de supermercados nacionales nos ha solicitado 1.200 unidades de un collar especial para proteger los aceites. En mis 26 años en la industria no había visto nunca este incremento, y podría ser que todavía no hayamos alcanzado el pico máximo". Según el último informe de STC sobre los productos más hurtados, el aceite no se encontraba entre los 5 artículos en ninguna comunidad autónoma, y solo se mencionaba como hecho diferencial en Extremadura, Región de Murcia y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Pero la tendencia se está girando.
Ligado al aceite, los hurtos también se están disparando en aquellos productos hechos a base de este componente. Un ejemplo claro pueden ser las anchoas o el atún en conserva, pero también hay que añadir latas como los mejillones, los berberechos, las navajas e, incluso, las olivas. En este sentido, este grupo está pasando por delante del robo de pilas que, tradicionalmente, siempre han ido precintadas y ahora ya podemos ver cómo, en muchos supermercados, no tienen una caja antirrobo.
O, incluso, los desodorantes y las hojas de afeitar que siguen siendo uno de los aspectos más robados de la higiene íntima, pero ya no son una preferencia. Por delante, está especialmente la charcutería ibérica como el lomo, la longaniza o los jamones. Un caso muy comentado de este verano fue el robo de cuatro jamones en un Bonpreu de Badalona por parte de un hombre que entró a toda velocidad con un patinete. En último término, el queso también es un producto estrella que se ha encarecido y, en muchos lugares, lo podemos ver con la alarma incorporada. De hecho, en Andalucía es el producto más robado en los supermercados.

¿Qué se vende en el mercado negro?
Pero si ampliamos la mirada, lo que también ha suscitado un gran interés en los últimos tiempos en el mercado negro por su elevado precio son los frutos secos, especialmente los piñones. ON ECONOMIA ha podido comprobar en el mercado negro, como una bolsa de piñones nacionales se vende a 2,50 euros o latas de marca de berberechos por 2,20 euros, un precio a la mitad o un 70% más económico de lo que se da en los supermercados. En la lista de los productos que más dominan el mercado negro, este diario también ha podido constatar cómo hay una gran demanda por el bacalao, los chipirones en lata, el chocolate, las anguilas, el paté, el pulpo, el salmón, pero también productos muy económicos como son las sardinas, los frankfurts, el azafrán, ambientadores o el turrón, de cualquier marca y a cualquier precio.

El interés por el alcohol barato
En último término, también hay que observar el comportamiento que sufre la sección de las bebidas alcohólicas. Si nos fijamos, las alarmas no van ligadas a la botella más cara, sino a la que suscita un interés popular mayor. Por ejemplo, en un supermercado hemos podido constatar cómo no había ninguna botella de vino con alarma, pero sí los licores, aunque estos fueran más económicos. E, incluso, cómo los licores más baratos, con precios inferiores a los diez euros, llevan un sistema antirrobo por delante de whiskys más refinados, tal como se observa en la fotografía que acompaña el texto.
