Este lunes ha arrancado el Foro Económico Mundial de Davos, donde participarán 2.700 personas, entre empresarios, líderes de la sociedad civil y 52 jefes de estado y de gobierno. Las relaciones entre el sector público y privado viven días claves por las reuniones que tendrán lugar entre inversores y líderes políticos (Pedro Sánchez y las empresas españolas ya han dado a conocer su agenda) en unas jornadas que llevan por título 'Cooperación en un mundo fragmentado'. La guerra de Ucrania y el cambio climático (y la transición energética) marcarán la agenda de conferencias. Son unas jornadas que sirven para tomar el pulso económico del planeta, hacer un diagnóstico de su situación y anticipar las nuevas tendencias. Eso sirve tanto para los grandes retos de la economía como para el día a día de la empresa y el liderazgo, conectados hoy día por un hilo muy directo. Por eso, el presidente ejecutivo del World Economic Forum, Klaus Schwab, ha dado unas recomendaciones sobre las cinco virtudes que tiene que reunir un líder en tiempo de crisis múltiples y, sobre todo, de cambios.

La macroeconomía y la vida cotidiana de los empresarios y trabajadores están conectados por una sensación de incertidumbre multiplicada primero por la pandemia y después por la guerra de Ucrania, con la aceleración de la emergencia climática de fondo planteando todo tipo de retos para la salud del planeta y también para la economía. El estallido de una bomba en Kiev puede repercutir en pocos días en el precio del pan o de la luz y, por lo tanto, en el ambiente laboral de una empresa o sus políticas de contratación o de gasto. La llegada de una pandemia puso a prueba la resiliencia de los líderes empresariales y su capacidad de reacción para convertir una empresa presencial en una remota, redirigir un negocio para fabricar mascarillas o afrontar un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) y comunicarlo a la plantilla.

Dos tercios de los ejecutivos responsables de corporaciones y grandes firmas, según una encuesta del mismo Foro antes que empezara la cumbre, prevén que habrá recesión este año. Los empresarios pretenden recortar gastos, mientras que los economistas son más optimistas con respecto al control de la inflación y otros daños.

En este contexto contradictorio, Klaus Schwab, destaca las virtudes que tiene que tener el liderazgo clasificándolas en las dimensiones física y espiritual: alma, mente, corazón, músculos, mente y nervios. Y atribuye la cualidad que tiene que tener cada una para afrontar estos tiempos de cambio. Con respecto al alma, destaca que hacen falta propósitos claros de las compañías para no perder el norte ante las sacudidas de la economía y del planeta. "El motor de este propósito puede provenir de creencias o valores profundos en los cuales aspiran a cumplir, o puede provenir de una visión ambiciosa que pretenden cumplir. El propósito encapsula los sueños de la vida de un líder, y alcanzar este propósito los ayuda a definir su legado a la vez que deja un impacto positivo en el mundo", reflexiona Schwab.

Con respecto a la mente de un líder, el artículo destaca el profesionalismo y asegura que "el liderazgo requiere competencias y habilidades para obtener los retos globales". "La inteligencia contextual es también esencial, particularmente ahora, que estamos viviendo en un entorno de cambios rápidos. Los líderes tienen que desarrollar la capacidad sistemática de pensar para ver la imagen completa y conectar los puntos", afirma Schwab.

La "pasión y empatía" son las virtudes que destaca con respecto a los corazones de los líderes. "La fuerza emocional detrás de las acciones importa", dice Schwab. "Con pasión por tu trabajo y por el impacto potencial, así como empatía por los otros, los líderes pueden implicar individuos, comunidades e instituciones detrás de un compromiso convincente con un objetivo común".

Con respecto a los músculos de un líder, metafóricamente hablando, el World Economic Forum habla de "perseverancia para trasladar ideas a la acción". A menudo, los equipos tardan en poner en marcha las ideas que surgen tanto de la dirección como de la base y eso hace que muchas empresas dejen pasar oportunidades o vean cómo la competencia se adelanta cuando consigue ser más rápida. "Los líderes eficaces proporcionan energía para impulsar resultados y obtener impacto. El propósito, la profesionalidad y la pasión solo pueden llegar lejos si los líderes tienen el poder y la perseverancia para ejecutar sus ideas y llevarlas adelante", dice Schwab.

Finalmente, en la gestión de los nervios, el WEF destaca una "mentalidad (o mindset) positiva". "Todos los líderes se encuentran con la adversidad, la interrupción y muchas otras fuentes de estrés" destaca Schwab. La salud mental, y más concretamente la salud mental en ámbitos laborales, se ha convertido en una preocupación cada vez más en el centro de la agenda pública. La pandemia, la inestabilidad de la economía y las tensiones políticas acaban afectando a los ánimos y, por lo tanto, también a la forma de liderar. Un líder bajo presión es un líder que puede perder los nervios y contagiar sentimientos negativos a su equipo que no ayudan al mejor rendimiento. Es por eso que "la resiliencia y una mentalidad positiva son fundamentales para dominar estas situaciones y surgir todavía más fuertes", aporta Schwab. "El equilibrio entre salud mental y física", añade, es un factor clave para mantener esta mentalidad positiva en el liderazgo.

Riesgos y retos de la economía mundial

Entre los riesgos de la economía mundial que hacen que las virtudes antes comentadas cobren más importancia entre los líderes, el World Economic Fòrum destaca 20, diez de ellos que marcarán los próximos dos años y diez más que son riesgos con la vista puesta en los próximos diez años. Un 80% de los líderes encuestados esperan una volatilidad constante durante los próximos años.

A corto plazo, los diez riesgos que afrontará la sociedad son, por este orden, los costes de vida, los desastres naturales y climas extremos, la confrontación geoeconómica, al fracaso en la lucha contra el cambio climático, y, en quinto lugar, la erosión de la cohesión social y la sociedad polarizada. Los daños ambientales de gran escala, el fracaso en la adaptación al cambio climático, la generalización de los cibercrímenes y la inseguridad cibernética, la crisis de recursos naturales y las migraciones involuntarias de gran escala completan la lista de riesgos que se nos acercan.

La mitad de los riesgos son climáticos, mientras que tres son sociales, uno tecnológico y uno último geopolítico. La tendencia, sin embargo, es a que los riesgos ambientales todavía crezcan y lleguen a seis de los diez en los próximos diez años, donde los cuatro primeros retos destacados por Davos son ambientales.

El fracaso en la mitigación del cambio climático, en la adaptación al cambio climático, los desastres naturales y la pérdida de biodiversidad y colapso del ecosistema son los primeros posicionados con respecto a los riesgos de medio plazo, en un periodo de los próximos diez años. Las migraciones involuntarias masivas subirán al quinto lugar de los riesgos (en parte motivadas por problemas climáticos), mientras que la crisis de recursos naturales pasará a ser el sexto peligro. La erosión de la cohesión social, el cibercrimen, la confrontación geoeconómica y los daños a gran escala de incidentes climáticos cierran la lista.

Para afrontar todos estos riesgos, el World Economic Forum fomenta la cooperación público-privada y se ha planteado como reto acelerar la ejecución de ideas concebidas, sobre todo con respecto a la adaptación y mitigación del cambio climático. En este sentido, la transición energética acelerada por la guerra de Ucrania, que ha fomentado la inversión y producción de energías renovables como la eólica y la solar, o la inversión de hidrógeno verde que España quiere liderar, son algunos ejemplos.