El empleado entra en el despacho de su jefe, que le entrega un lote de Navidad. Pero entre las anchoas, el champán y el lomo, el trabajador encuentra una sorpresa. Sus fotos de familia de la mesa y la carta de despido están dentro de la cesta y lo comenta sorprendido. "Qué falta de tacto y que desagradecido, fijarte en las minucias y no decir nada de las endibias", responde el jefe, que acaba echándolo del despacho y diciéndole que no hace falta que se quede nada más que la carta de despido y sus cosas. Se trata de un vídeo reciente del humorista José Mota y muestra como un lote de Navidad de poco sirve en según qué circunstancias.
En medio de un contexto de inflación acumulada, alta movilidad laboral por despidos y bajas voluntarias y ante un miedo económico a pesar del crecimiento por los efectos que pueda seguir teniendo la guerra de Ucrania, no todo el mundo recibirá lotes de Navidad ni asistirá a cenas de empresa. La primera es una práctica cada vez menos generalizada, que a veces se sustituye por un detalle, mientras que la cena, que sí que pervive, muchas veces va a cargo del trabajador.
Según recuerda un estudio de Sadival, empresa especializada en lotes de Navidad, las empresas gastan entre 40 y 60 euros por empleado en el lote. Si tomamos como ejemplo una empresa como Inditex, que tiene 40.000 trabajadores en España, esto podría suponer unos dos millones de euros de gasto.
Para autónomos y empresarios, es importante saber que tributan como gasto deducible del Impuesto de Sociedad cuando forma parte de los usos y costumbres de la empresa, o sea que el primer año no entra en este apartado. El IVA se puede deducir si el coste es inferior a 90 euros y lleva el logo de la empresa.
Desde Hays, empresa especializada en Recursos Humanos, defienden que las prácticas navideñas son positivas para la empresa y que el lote es un fenómeno que se va perdiendo. "El lote de Navidad era un complemento, pero muchas empresas lo han ido convirtiendo en dinero, sobre todo cuando crecen. Era algo que funcionaba más cuando las empresas eran aquel lugar donde estabas toda la vida, pero en general el trabajador lo recibe bien, dice Fernando Calvo, director de People & Culture de la empresa.
"Emocionalmente, es un momento importante, donde buscas orgullo de compañía. Dices, mira qué jamón me has dado, o si tienes niños llegas a casa y el momento de abrir el lote es un momento importante", añade Calvo, que cree que en empresas que lo transforman en dinero se pierde parte del valor emocional. "Nunca se me ocurrió gastar los 300 euros que me daba una empresa donde trabajaba en un lote", remata.
"Si estás mal en una empresa, es igual lo que te den. Lote, cena o incluso salario, todo se recibe mal", matiza Calvo, recogiendo en parte la paradoja de José Mota. Y diferencia entre la cena de empresa, "que sirve para reforzar el ambiente interno" y el lote, "que sobre todo es un refuerzo del sentimiento de empresa hacia fuera".
Con respecto a la cena de Navidad, Calvo explica que algunas las pierden después de un ERE, "poco sentido tiene irse a cenar en medio de despidos", y detalla que algunas pagan toda la cena y otros solo las copas. Además, surge un problema con los becarios en muchas empresas. "Legalmente, si paga la empresa los becarios no tendrían que estar incluidos porque sería una evidencia más que están siendo tratados como trabajadores. Pero desde Recursos Humanos a veces se entra en un dilema para no dejarles fuera", aporta.
"Hace falta justicia, no caridad"
Desde Comisiones Obreras, el Secretario de Trabajo y Economía, Ricard Bellera, recuerda que "la mayoría de países avanzados no dan lote de Navidad". Y relativiza mucho la importancia que pueden llegar a tener estos complementos. "Si te dan un lote de Navidad y tienes un mal salario, de poco sirve. Pero si te respetan las condiciones, pues está bien, y la cena de Navidad puede servir para socializar".
A pesar de todo, Bellera expresa que a veces detrás de los lotes de Navidad "está un poco la lógica de Ayuso, de dar propinas a los camareros en vez de pagar buenos salarios y dar buenas condiciones de trabajo." "Lo que nos hace falta es justicia, no caridad. Lo que se tiene que hacer es actualizar los salarios, como estamos consiguiendo con algunos convenios. Y garantizar que la gente pueda poner la calefacción. Eso es lo que realmente importa por Navidad".
A pesar de eso, los trabajadores y trabajadoras tienen normalmente buenos recuerdos asociados a los lotes de Navidad. María, jubilada de 67 años que trabajó como costurera y a los servicios sociales durante su carrera laboral, explica que le hizo "muchísima ilusión" la primera vez que recibió el lote. "Yo no lo veía como una limosna, sino como un detalle de la empresa. Y llevaba cosas que si no venían con el lote, yo no compraría", dice.
"La empresa fue creciendo e iban añadiendo cosas al lote. Buenos jamones, turrón, cada vez más cosas... Había gente que siempre se quejaba, pero yo lo veía como una cosa muy positiva", relata. "Pero al cabo de unos años, cuando la empresa se fusionó con otra, dijeron que aquello era limosna y que no hacía falta, primero lo redujeron y después lo acabaron sacando. A mí no me gustó nada, porque me ahorraba un dinero en compras durante las fiestas", desarrolla. "No creo que tenga nada malo, pero quizás con buenos salarios no harían falta estos lotes. Y a veces quedan unos licores en el armario que no se consumen nunca", añade.
Con respecto a las cenas de Navidad, Maria hizo pocos, "nos pagó uno la empresa y cuando lo dejaron de pagar solo nos juntábamos por iniciativa propia a las trabajadoras de la misma área geográfica". Todo el contrario que Juan, un funcionario de 37 años que no tiene lote de Navidad, pero sí que valora muy positivamente la cena de empresa de Navidad. "El lote es un buen detalle que se tendría que mantener, mejor cosas de calidad aunque sea pequeño", defensa.
"La cena hace hermandad, es un espacio en el cual puedes estar distendido con todos los compañeros, conocerlos fuera del espacio laboral y siempre surgen anécdotas para el recuerdo. Nosotros siempre hacemos un monólogo a cada uno", explica.
Evitar conflictos legales
La empresa aseguradora DAS, por su parte, detallaba en un informe reciente los posibles conflictos legales que pueden surgir a las cenas de Navidad. Según los expertos de la compañía, si tienes un accidente de camino o de vuelta a la cena, se puede considerar accidente laboral. Ahora bien, "se examinará el caso concreto para determinar los detalles", explica Natalia Mañas, abogada especialista del Centro de Atención Jurídica.
El consumo de alcohol, comenta el informe, es responsabilidad de la empresa si es quien paga y organiza la cena, por lo cual el informe recomienda poner un límite para evitar posibles contratiempos. Por otra parte, destaca que no se puede establecer como obligatoria la asistencia a la cena de empresa y sí que tiene derecho a asistir un trabajador que esté de baja pero en condiciones de ir a cenar.
Con respecto a los posibles regalos de la cena, el informe destaca que no se pueden considerar parte del salario y, por lo tanto, ni se puede considerar una obligación ni tampoco descontarlo del sueldo. Recomiendan que no sea de un valor excesivo a fin de que no se produzca una gran desigualdad entre los que han asistido a la cena y los que no. El informe, finalmente, alerta que no invitar a alguien a la cena de empresa o bien pedirle que no asista puede ser considerado acoso moral.