En una apuesta decidida por el contenido prémium como eje de su negocio, Telefónica ha anunciado la adjudicación provisional en exclusiva de todos los derechos audiovisuales de las competiciones de la Champions League para España. Se trata de una operación de dimensiones colosales, con un desembolso total de 1.464 millones de euros que cubre las cuatro temporadas del ciclo comprendido entre los años 2027 y 2031. Este acuerdo, comunicado formalmente a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, representa mucho más que una simple transacción comercial.
Supone el aseguramiento de lo que sin duda se considera el activo más valioso para la fidelización de clientes en el sector de las telecomunicaciones: el fútbol de élite europeo. La compañía dirigida por Marc Murtra se ha asegurado un catálogo completo que abarca desde el máximo exponente del fútbol de clubes hasta las competiciones con mayor proyección de futuro. El paquete incluye la Liga de Campeones, sin lugar a dudas la competición más prestigiosa y seguida a escala global; la Europa League, la segunda competición continental; la reciente, pero ya consolidada Conference League; la Youth League, donde se vislumbran las futuras promesas del fútbol; y la Supercopa de Europa, el enfrentamiento estelar que cierra la temporada continental.
Una inversión sin precedentes
La cifra global de 1.464 millones de euros se desglosa en un compromiso de 366 millones por cada temporada del ciclo. Este desembolso refleja no solo el valor creciente de los derechos deportivos, sino la voluntad explícita de Telefónica por blindarse ante la encarecida competencia en el sector. La adjudicación, aún provisional, está sujeta únicamente a la firma definitiva del contrato con la UEFA, un trámite que la compañía confía en cerrar en los próximos días.
La decisión de Telefónica tiene implicaciones que trascienden el terreno deportivo para adentrarse en la estrategia de negocio. En un mercado audiovisual cada vez más fragmentado, la posesión de esta exclusividad sitúa a Movistar+ en una posición de privilegio imposible de superar por sus competidores. El fútbol europeo se convierte así en el argumento definitivo para la captación y retención de clientes.
Por otro lado, este movimiento produce un desequilibrio competitivo notable, dejando fuera de juego al resto de operadores y plataformas de streaming que hubieran podido aspirar a estos derechos. La jugada consolida Movistar+ como destino único e insustituible para los millones de aficionados al fútbol en España. Como señala la propia compañía en su comunicado, "la adquisición directa de este contenido prémium permitirá a Telefónica continuar diseñando y comercializando sus canales y contenidos con el mejor fútbol europeo".
Esta libertad absoluta para crear ofertas y paquetes alrededor de un activo tan valioso representa una ventaja estratégica difícil de contrarrestar. El verdadero impacto de esta operación se empezará a percibir a medida que Telefónica defina sus modelos de comercialización, en un contexto en el que las elevadas inversiones en derechos suelen acabar reflejándose en las tarifas finales para los consumidores. Lo que hoy es una noticia corporativa, mañana será un elemento clave en la guerra por los hogares de los ciudadanos de España.
