Los accionistas de Talgo han dado un apoyo masivo al complejo acuerdo de reestructuración que trazará el futuro del fabricante de trenes. En una junta general extraordinaria celebrada este viernes con un quórum del 58,4%, las propuestas han recibido el apoyo de más del 97% de los votos emitidos, según han confirmado fuentes de la compañía. Esta aprobación pone fin a dos años de incertidumbre y negociaciones intensivas, y permitirá la salida del fondo de inversión británico Trilantic del capital y la entrada del grupo siderúrgico vasco Sidenor, junto con el Estado y el gobierno vasco como nuevos socios de referencia.

El plan, definitivo tras el visto bueno judicial obtenido la semana pasada, descansa sobre cuatro pilares financieros principales, todos ellos aprobados en la junta. Incluye un aumento de capital por valor de 45 millones de euros, una emisión de hasta 1.050 millones en bonos convertibles en acciones y el acuerdo de un crédito sindicado de hasta 770 millones de euros, además de una línea de avales de 500 millones con garantía parcial de CESCE. Esta inyección de liquidez es considerada vital para la viabilidad operativa y competitiva de la empresa, que arrastraba las consecuencias de un largo periodo de inestabilidad

En su intervención, el presidente de Talgo, Carlos Palacio, que dejará el cargo en el próximo traspaso, ha defendido que estos acuerdos han sido "indispensables" para preservar el futuro de la compañía y proteger los intereses de todos los colectivos implicados: accionistas, trabajadores, clientes y acreedores. "Durante este tiempo, el desarrollo de la actividad ordinaria de la sociedad y del grupo Talgo se ha visto afectada de forma muy negativa", ha reconocido la compañía en un comunicado posterior, donde han lamentado explícitamente las largas negociaciones.

La empresa atribuye la situación a una pérdida significativa de posición competitiva, así como problemas en la gestión y un deterioro de su situación económica y financiera. El proceso se inició cuando Trilantic manifestó su intención de desinvertir, y se complicó con la frustrada Oferta Pública de Adquisición (OPA) por parte de la empresa húngara Ganz-MaVag, alrededor del año 2022. El Gobierno bloqueó aquella operación por considerar que ponía en riesgo los intereses estratégicos, una decisión que el consorcio Pegaso, entonces accionistas de referencia, intentó tumbar sin éxito en los tribunales.

Aquella oferta húngara estaba valorada en 5 euros por acción, una cifra superior a los 4,25 euros por acción pactados ahora para la venta de la participación de Trilantic a Sidenor. La diferencia refleja, según analistas, el impacto del tiempo transcurrido y las condiciones actuales del mercado, pero asegura una transición hacia un accionariado industrial y estable.

Paralelamente a la aprobación del plan financiero, la junta también ha ratificado la reducción del consejo de administración de doce a ocho miembros, una medida orientada a agilizar la toma de decisiones. En este nuevo órgano, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), como futura accionista, ya ha avanzado su primera propuesta: nombrar a Juan Antonio Sánchez Corchero, actual presidente de la patronal alavesa (SEA), como nuevo consejero dominical. Se espera que en las próximas semanas se complete la designación de la nueva cúpula directiva, que deberá liderar la reactivación de la empresa.