Indra ha cerrado definitivamente la adquisición de la participación dominante de Redeia en Hispasat, concretamente el 89,6% del capital social del operador de satélites. La transacción, valorada en la sustancial cifra de 725 millones de euros, ha sido satisfecha íntegramente, según ha hecho público la misma multinacional tecnológica mediante una comunicación ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Esta operación corporativa de gran envergadura, la cual fue anunciada a la opinión pública y a los mercados hace casi un año, llega ahora a su punto culminante tras haberse verificado y cumplido la totalidad de las llamadas condiciones suspensivas previstas.

Estos requisitos, inherentes a los acuerdos de esta naturaleza, suelen incluir la obtención de las autorizaciones regulatorias necesarias, la ausencia de vetos por parte de las autoridades de competencia tanto nacionales como internacionales, y la confirmación, tras una exhaustiva diligencia debida, del estado real de los activos y del negocio adquirido.

La incorporación de Hispasat, el único operador español de telecomunicaciones por satélite y una de las compañías de referencia a escala europea en su sector, supone para Indra el logro de un objetivo estratégico primordial. La multinacional, con sede en Madrid y una presencia internacional consolidada, perseguía desde hacía años consolidarse como referente indiscutible y soberano de la industria de satélites en el Estado.

La integración vertical que ahora consigue es casi completa: Indra ya era un líder en el diseño, desarrollo y fabricación de sistemas electrónicos, software crítico, sensores y componentes para el aeroespacio y la defensa. Ahora, con la propiedad y gestión directa de la constelación de satélites de Hispasat, controla todo el ciclo, desde la investigación y desarrollo hasta el usuario final de los servicios de comunicación, televisión, banda ancha y conectividad segura.

Este plan de verticalización responde a una lógica de mercado clara y a una apuesta decidida y ambiciosa por los segmentos de defensa, seguridad nacional y espacio. En un contexto geopolítico marcado por la incertidumbre y la renovada importancia de los activos estratégicos, los satélites se han erigido en infraestructuras críticas. Son esenciales para las comunicaciones militares seguras y amplias, la inteligencia, vigilancia y reconocimiento, la guía de misiles, la navegación alternativa o complementaria al GPS, y la ciberseguridad de las propias redes espaciales. Controlando tanto la tecnología que va a bordo de los satélites como los satélites en sí mismos, Indra se posiciona como un proveedor único e integral para los ejércitos, los ministerios de defensa y las agencias de inteligencia, no solo en España sino también en el mercado internacional.

La decisión de Redeia de desprenderse de su paquete accionarial mayoritario en Hispasat se inscribe, por su parte, en una estrategia de concentración en su negocio nuclear regulado: la transmisión y gestión del sistema eléctrico nacional e internacional. La venta le permite destinar recursos a este ámbito principal, simplificar su estructura corporativa y obtener una importante inyección de liquidez para sus propias inversiones estratégicas.

Las implicaciones de esta fusión son profundas, ya que da lugar a la creación de un gigante, capaz de competir en licitaciones mayores y complejas, especialmente las ligadas a los fondos de recuperación europeos y a los planes de proyectos estratégicos para la recuperación y transformación económica relacionados con la digitalización, la defensa y el espacio. La operación se alinea con las políticas de la Unión Europea y del gobierno español para reforzar la autonomía estratégica y la capacidad industrial propia en sectores considerados críticos, fomentando la soberanía tecnológica.

Además, se consolida un actor muy fuerte en un sector en rápida evolución, como es el New Space, donde compiten startups, grandes corporaciones y naciones. La nueva Indra-Hispasat tendrá una posición privilegiada para liderar alianzas y proyectos. En cuanto al futuro del operador satelital, se espera que Hispasat mantenga su marca y operativa, pero con un fuerte sinergismo tecnológico y comercial con las divisiones de defensa, transporte, aeronáutica y tecnologías de la información de su nueva empresa matriz.

En definitiva, esta adquisición de 725 millones de euros no es una simple transacción financiera, sino un punto de inflexión histórico que sitúa a Indra en una órbita de liderazgo completamente nueva, transformándola de un proveedor de alta tecnología en un operador integral de infraestructuras espaciales y un pilar de la seguridad y la conectividad del siglo XXI.